Finalmente Coltejer anunció que dio por terminado los últimos contratos de trabajo que mantenía vigente, por lo que empezará con la venta de sus predios y el arriendo de algunas de sus bodegas para finalmente llegar a su liquidación total.
“En cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 5.2.4.3.1 del Decreto 151 de 2021, nos permitimos informar que Coltejer S.A. dio por terminado de manera unilateral los últimos contratos de trabajo que se encontraban vigentes”, dice un comunicado publicado por la Superfinanciera.
Y es que la compleja situación de la compañía textilera, se remonta a diciembre de 2020 cuando dejó de operar en la fábrica de Itagüí y centró su producción en Rionegro. En 2021 paró sus actividades operacionales debido al golpe tanto de la pandemia de covid-19 y el paro nacional, registró pérdidas por $120.923 millones.
Aunque en octubre del año pasado, Coltejer por medio de un escrito comunicó que “no ha tomado la decisión de liquidarse o disolverse”, lo cierto es que sus ingresos no lograron solventar la producción y la nómina de empleados. El 2021, fue el año del golpe económico más difícil, ya que tuvo una contracción del 77% de sus ingresos operacionales, pues reconoció ventas por tan solo $16.911 millones, cuando en 2020, transó $74.815 millones.
El primer hilo confeccionado en Latinoamérica: Así nació Coltejer
Con todo y el delicado panorama de la empresa, Coltejer se convirtió en la primera compañía textil de América Latina. Su fundación data del año 1907, cuando el empresario Alejandro Echevarría, su hijo y cinco familiares más, le dieron vida a la organización; en aquella época la inversión fue de mil oros de capital (moneda que se manejaba en ese entonces) y tuvo 12 trabajadores y 10 telares.
Para 1910, tres años después de su creación, Coltejer avanzaba a pasos agigantados contando con 100 máquinas y 150 trabajadores de planta. En 1930, la compañía importó 200 telares desde Inglaterra y realizó la primera tela estampada en Colombia.
33 años después de su fundación, Coltejer aumenta su fuerza laboral teniendo contratados a mil trescientos veinte trabajadores. En 1950, la organización da un vuelco a lo ambiental y empieza a generar actividades de reforestación, protección del agua, purificación del medio ambiente y control de la erosión; además que incentivar la producción del algodón.
En los 60 's, Coltejer se convirtió en la primera empresa textil de América Latina en implementar los telares sin lanzadera. Ocho años después, se inicia la construcción del Edificio Coltejer, quien para la inauguración en el año 1972, se convertiría en el edificio más grande del país.
En 1974, debido a la crisis mundial del textil, el contrabando y la liberación de importaciones, desde la presidencia de Coltejer, se luchó para que la difícil situación económica, no afectara los salarios de los trabajadores.
Para 1977, cumpliéndose los 70 años de su nacimiento, Coltejer adquiere la mayoría de acciones de Industrial Forestales Doña María, Productora de Celulosa colombiana S.A, Procecolsa y Cipres de Colombia. Un año después, Carlos Ardila Lülle se hace con el control absoluto de las acciones de la compañía.
Para la década de los noventa, la empresa aumenta su expansión procesando 50 mil toneladas de fibra y produciendo más de 170 millones de metros cuadrados de tela. En el nuevo milenio, Coltejer decide unirse al grupo Kaltex con el objetivo de seguir innovando en el mercado.
En el 2014, la organización funda Coltejerschool, una iniciativa que tiene como objetivo vincular la empresa con la academia, con el objetivo de estar al día sobre lo último del mercado textil.
