Misa del papa Francisco: oración por los países más afectados con el Covid-19

Dom, 07/06/2020 - 09:30
El sumo pontífice se asomó desde la ventana del Palacio Apostólico después del final del confinamiento debido a la pandemia.

La fe es "acoger a Dios-Amor, acoger este Dios-Amor que se entrega en Cristo", "dejarnos encontrar por Él y confiar en Él". "Esta es la vida cristiana". Fueron las palabras del Papa Francisco en el segundo domingo de junio, fiesta de la Santísima Trinidad, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico por segunda vez desde que terminó el confinamiento debido a la pandemia de coronavirus.

Tras rezar a la Madre de Dios la oración del Ángelus y brindar su catequesis a los fieles congregados en la plaza de San Pedro, el Papa, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico después del final del confinamiento debido a la pandemia de Covid-19, dirige como de costumbre su saludo a los “fieles romanos y peregrinos, a las familias y comunidades religiosas”.

“Vuestra presencia en la plaza – les dice – es un signo de que la fase aguda de la epidemia ha pasado en Italia, aunque la necesidad de seguir con las normas vigentes sea aún necesaria”. De aquí la invitación a no cantar "victoria antes de tiempo” y a respetar las prescripciones.

Seguidamente, Francisco dirige su pensamiento a las poblaciones que en estos días atraviesan la fase aguda de la epidemia por el coronavirus y dice:

“Pero, lamentablemente, en otros países, pienso en algunos, el virus sigue cobrándose muchas víctimas. El viernes pasado, en un país, ¡hubo un muerto cada minuto! Terrible. Deseo expresar mi cercanía a esas poblaciones, a los enfermos y sus familias, y a todos los que los cuidan. Acerquémonos a ellos con nuestra oración”.

La Trinidad es amor al servicio del mundo

El Obispo de Roma recuerda que Dios ha creado el mundo bueno, bello, pero después del pecado el mundo está “marcado por la maldad y la corrupción” y, sin embargo, lo ama “a pesar de sus pecados”; ama “a cada uno de nosotros incluso cuando cometemos errores y nos distanciamos de Él”:

Dios Padre ama tanto al mundo que, para salvarlo, da lo más precioso que tiene: su único Hijo, que da su vida por la humanidad, resucita, vuelve al Padre y, junto con Él, envía el Espíritu Santo. La Trinidad es por lo tanto Amor, amor completamente al servicio del mundo, al que quiere salvar y reconstruir.

La medida sin medida del amor de Dios

En la fiesta de la Santísima Trinidad, el Pontífice exhorta a dejarnos fascinar por la “belleza” y la “bondad” de Dios:

Queridos hermanos y hermanas, la fiesta de hoy nos invita a dejarnos fascinar una vez más por la belleza de Dios; belleza, bondad e inagotable verdad. Pero también belleza, bondad y verdad humilde, cercana, que se hizo carne para entrar en nuestra vida, en nuestra historia, en mi historia, en la historia de cada uno de nosotros, para que cada hombre y mujer pueda encontrarla y obtener la vida eterna.

Que María nos ayude a acoger con el corazón abierto el amor de Dios

Finalmente, el Santo Padre eleva su oración a la Madre de Dios, para que Ella, “morada de la Trinidad”, “nos ayude a acoger con un corazón abierto el amor de Dios, que nos llena de alegría y da sentido a nuestro camino en este mundo, orientándolo siempre hacia la meta que es el Cielo”.

Con la información de Vatican News. 

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