El papa Francisco criticó en su primera misa del año la violencia de género, asegurando que herir a una mujer es ultrajar a Dios. También pidió a los gobiernos más garantías y protección para las mujeres en este nuevo año.
"Cuánta violencia hay contra las mujeres. Basta. Herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer", fueron las palabras de Francisco en la Basílica de San Pedro del Vaticano. El papa destacó el papel de las madres porque "saben mantener unidos los hilos de la vida y son capaces de tejer hilos de comunión, que contrarresten los alambres espinados de las divisiones, que son demasiados".
Comparó a la Santa Iglesia Católica con el papel de la mujer en el mundo: "La Iglesia es madre, es mujer, por eso no se puede encontrar un puesto a la mujer en la Iglesia sin reflejarla en este corazón de madre. Este es el gran lugar de la mujer en la Iglesia, del que derivan otros secundarios".
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En la Basílica de San Pedro, Santa Misa presidida por el Papa Francisco en la festividad de María Santísima, Madre de Dios, con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz.
El papa enfatizó en que las mujeres y a las madres tienen una mirada inclusiva, que supera las tensiones conservando y meditando en el corazón. "Es la mirada con la que muchas madres abrazan las situaciones de los hijos. Es una mirada concreta, que no se desanima, que no se paraliza ante los problemas, sino que los coloca en un horizonte más amplio", mencionó en la celebración litúrgica.
Mencionó también que las madres "asisten al hijo enfermo o en dificultad que, mientras lloran, saben comunicar motivos para seguir esperando". También añadió que "no miran el mundo para explotarlo, sino para que tenga vida y logran mantener unidos los sueños y lo concreto, evitando las desviaciones del pragmatismo aséptico y de la abstracción".
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Desde la Plaza de San Pedro, el rezo de la Oración del Ángelus, dirigido por el Papa Francisco.
El papa también aconsejó a las personas a que enfrenten los problemas de la vida con paciencia, conservando la fe y la meditación: "algunas veces tenemos la esperanza de que todo va a salir bien, pero de repente cae, como un rayo de la nada, un problema inesperado. Y se crea un conflicto doloroso entre las expectativas y la realidad. Pasa también con la fe, cuando la alegría del Evangelio es puesta a prueba por una situación difícil que nos toca atravesar".
Finalizada la misa, el papa rezó el Ángelus con los fieles de la plaza y pidió por la paz mundial: "Se necesita la paz. He estado viendo imágenes en un programa de televisión, de guerra, de miseria. Esto ocurre hoy en el mundo. Queremos paz".
