El campeón está vivo y más vigente que nunca. No fue una de las funciones más esplendidas que Bayern Munich ha mostrado esta temporada pero cuando tuvo que aparecer, apareció. En frente un Manchester United que más que un resultado épico, fue a Alemania a limpiar su honor y en gran parte del partido enalteció su laureada historia.
Cierto que el equipo inglés salió solo a defenderse dejando a Danny Welbeck y a Wayne Rooney dispuestos a la contra. Sin embargo, con su esquema táctico minimizó a Bayern que pareció sentirse cómodo con el 0-0, que por el gol de visitante conseguido en Old Trafford, accedía sin mucho apuro a la próxima ronda.
La pelota fue monopolizada en todo momento por los locales, aunque no encontraban claridad. El letargo acabó en el segundo tiempo, cuando tras excelente jugada del ecuatoriano Antonio Valencia por derecha, el lateral izquierdo Patrice Evra recogió el envío y metió un zapatazo que se incrustó en el ángulo superior izquierdo de Neuer al minuto 58, marcando así uno de los mejores goles de la Champions League en su actual edición.
El cachetazo al campeón simbolizaba una situación hasta ahora desconocida para los dirigidos por Guardiola ¿Qué hacer en desventaja? La respuesta no se hizo esperar y un minuto después del tanto del United, un centro desde la izquierda encontró la cabeza del croata Mario Mandzukic que venció al arquero De Gea y firmó el empate.
Los Bávaros parecieron reaccionar con el gol británico, porque enseguida con furia buscaron la ventaja con el fin de no pasar más apuros. Fue así como en el minuto 68, luego de cambios de frente de un lado a otro, Arjen Robben encaró y envió n buscapiés que lo encontró a Thomas Muller como centro delantero y ahora el triunfo se quedaba en Alemania.
Manchester United estaba obligado en 20 minutos a hacer lo que no hizo en toda la serie: atacar a Bayern Munich. El 2-2 hubiera posibilitado una hazaña en el Allianz Arena, hogar del campeón. Sin embargo, los de Pep Guardiola no se dejaron mojar la oreja y más que frenar, aceleraron en pos del tercer gol que llegó luego de una jugada maradoniana de Robben que sepultó las ilusiones inglesas.
Con 3-1 en el marcador, el equipo comandado por David Moyes bajó los brazos y los minutos finales estuvieron de más. Cuando Jonas Eriksson pitó el final del juego se desató la euforia y ahora el campeón espera por el Chelsea de Mourinho, el Real Madrid de Cristiano Ronaldo, o por la gran sorpresa de la temporada, Atlético Madrid. (Lea: Atlético dejó sin Champions League a Barcelona)
