El cuerpo del representante Octavio de Jesús Zapata sigue desaparecido. Las autoridades del Valle del Cauca, en cabeza del comandante Jorge Iván Toro han iniciado la búsqueda en las cercanías del departamento de Risaralda, pues si las cuentas no fallan, lleva días en las aguas del río Cauca y encontrarlo sería algo extraordinario.
Todo comenzó después que una hermosa mujer abordará al ex diputado en las cercanías del centro comercial Chipichape, en el norte de la ciudad. Luego de un rato con la mujer se dirigieron a un motel del sector y estando allí se unieron al paseo millonario los demás integrantes de la banda.
Según la policía del Valle, fue en el motel donde le suministraron la fuerte y fatídica dosis de escopolamina, excesiva para un hombre de 76 años que sufría fallas cardíacas. El vestigio de los delincuentes quedó registrado en un cajero automático de Cali, pues intentaron retirar dinero de las cuentas bancarias de la víctima.
El crimen hubiese quedado en la impunidad de no haber sido por un hecho fortuito que desencadenó toda la historia: una fuente los delató y detalló a la policía el sitio exacto donde se escondía la banda, en una finca aledaña a Cali. Según la revista Semana, “ya capturados, una de las mujeres implicadas confesó a las autoridades todo lo que pasó con el excongresista”.
Una vez que le aplicaron la dosis de escopolamina lo lanzaron al río Cauca, explicó el general José Roberto León Riaño.
Tras su paso por el Congreso se apartó de la política y se dedicó a sus negocios particulares en el sector transportador, a través del cual logró ser socio de una de las empresas operadoras del Sistema de Transporte Masivo de Cali, más conocido como MIO.
