Inicialmente había sido condenado a 25 años de cárcel. Sin embargo, su delicado estado de salud hizo que fuera indultado por el presidente. En silla de ruedas, serio pero tranquilo, y saludando a quienes lo esperaban, salió Alberto Fujimori de una clínica en Lima. Era su primer día de libertad.
Fue la tarde del jueves 4 de enero. Antes de subir a un automóvil que lo levaría a su residencia en un lujoso barrio de la ciudad, el expresidente saludó a los periodistas. Iba junto a su hijo Kenji Fujimori.
Pedro Pablo Kuczynski, indultó a Fujimori la noche de navidad. Argumentó que se debía al estado de salud del expresidente, duramente criticado por los delitos cometidos en su gobierno (1990-2000). En ese sentido, se dice en Perú que detrás de la medida está un arreglo que habría hecho Kuczynski para salvarse de la destitución.
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El hecho generó unas duras protestas en Lima. La figura de Fujimori es de extremos: por un lado está la dura crítica que despierta su gestión, y por el otro el apoyo por le rehabilitación de la economía y por su dura lucha contra la insurgencia del Sendero Luminoso. Así, defensores de derechos humanos han dicho que acudirán a la Corte Penal Internacional para que se reverse la decisión de Kuczynski.
Ahora la pregunta que circula es ¿Qué papel tendrá Fujimori en la política local? No es un secreto para nadie que aún tiene mucha influencia, especialmente desde sus dos hijos, Keiko y Kenji, líderes del más importante partido de oposición.
Otra de las cosas que llama la atención es si podrá recibir los beneficios de su cargo, pensión, por ejemplo. Sin embargo, la ley peruana explica que ese salario es sólo para exmandatarios que no hayan sido juzgados, o que, en su defecto, hayan sido declarados inocentes después del juicio. La figura del indulto es diferente. Sin embargo, Fujimori ya está en una lujosa casa de uno de los barrios más exclusivos de Lima.
