Habría una tendencia en el Consejo Nacional Electoral de descabezarla como candidata del Partido Conservador. ¿Qué sabe al respecto?
Estoy aterrada oyendo esas versiones. A estas alturas el Consejo Electoral no me ha notificado nada. Los procesos jurídicos se notifican formalmente. Tampoco han sido notificados los convencionistas, tantas personas que votaron a favor de mi candidatura.
Si me despojan de la candidatura sería una aberración contra la democracia de tamaño muy grande y muy grave.
Hay unos magistrados que están en el proceso de reelegirse y están buscando apoyo en el congreso. Es totalmente grave que decisiones tan importantes para la democracia se tomen por unos intereses particulares.
Por un lado unos congresistas que participan en el carrusel de la reelección. Y por otro, unos magistrados del Consejo Electoral que quieren tener contentos a unos congresistas que los van a reelegir. Esta es una democracia que se nos está enredando, poniendo en riesgo nuestro sistema democrático.
¿Usted cree que el gobierno puede o podría estar ejerciendo alguna influencia sobre la decisión del Consejo Electoral?
No tengo la más mínima duda. El gobierno mueve muchas cosas detrás de bambalinas. Acuérdese que trataron de frenar la convención durante mucho tiempo. El senador Efraín Cepeda, que es uno de los protagonistas de la reelección, tenía la obligación de citar la convención, es una obligación constitucional, y nunca lo hizo. Después se fijó una fecha, la aplazaron. El proceso estuvo lleno de mañitas, de argucias, para evitar que el partido conservador tuviera un candidato propio.
No quieren que haya nadie que se enfrente al Presidente de la República, sacando del camino a todos los competidores. Eso no es democrático, no es sano.
Tengo la solvencia para enfrentar al presidente en todos los temas. Seguramente por eso pretenden sacarme a través de triquiñuelas. La democracia necesita partidos fuertes, partidos que salgan a competir por el poder. Esto que está haciendo el gobierno para reelegirse es totalmente inaceptable y antidemocrático.
Hay quienes ven cercano un acuerdo suyo con el uribismo…
No he tenido ninguna conversación distinta a la de recibir una felicitación. Espero pasar a la segunda vuelta, por la acogida impresionante que he tenido en todo el país.
El doctor Óscar Iván Zuluaga tiene su campaña, su candidatura, que es válida y está haciendo las propuestas que el país necesita.
¿Hay perversidad política en su contra?
No podemos seguir tragando entero. Sería importante pedirle a los magistrados del Consejo Electoral que le aclaren al país sus intenciones de ser reelegidos. El país debe obtener la confianza de que esa autoridad electoral no tiene agenda marcada para sacar del camino a todos los competidores del presidente Santos.
La reelección debe ganarse en franca lid, compitiendo, no sacando del camino a todos los competidores como hicieron por ejemplo con Luis Alfredo Ramos. Es que la democracia necesita contrastar ideas, posiciones, talantes, personalidades, carácter, autonomía, frente a tantos círculos del poder en Colombia.
¿Cree que hay injusticia en el caso de Luis Alfredo Ramos?
Me impresiona mucho el contraste de que a los cabecillas de los Urabeños les dan la casa por cárcel y a una persona como Luis Alfredo Ramos lo lleven a la cárcel.
Si yo soy presidenta acabo con la sinvergüencería de la casa por cárcel. Son muchas las consideraciones que se tienen a favor de los hampones y asesinos. Los niveles de impunidad ya rebasan todos los límites de la paciencia y de la decencia.
¿Qué tiene que ver el gobierno del presidente Santos con una decisión de la justicia contra Luis Alfredo Ramos?
Tenemos una justicia que no está funcionando como debería ser. El presidente Santos tuvo la oportunidad de hacer una reforma a la justicia, como también tuvo la oportunidad de hacer una reforma a la educación y una reforma a las pensiones y una reforma integral a la salud, y ninguna de esas reformas se ha hecho.
¿Qué pasa en el escenario de que el Consejo Electoral decida retirar su nombre como candidata del conservatismo?
Sería un prevaricato monumental. Mi candidatura es viable, solvente, que rescata al Partido Conservador y rescata su vocación de poder. Y si a esta candidatura la sacan del camino, seguramente van a lograr la reelección que es lo que están queriendo a toda costa, pero le van a hacer un daño muy grande a la democracia de Colombia.
¿Terminaría usted en el uribismo en caso de que se caiga su candidatura?
Si hubiera querido estar allá estaría, porque tuve la gentil invitación del presidente Uribe desde hace mucho tiempo. Creo en la necesidad de fortalecer los partidos. En este caso el mío, el conservador, donde seguiré dando la batalla.
Esperemos que los magistrados del Consejo Electoral no vayan a cometer un despropósito. Los comentarios que uno oye son realmente deplorables sobre la objetividad que debe haber en un fallo que tiene tanta trascendencia para el futuro de la democracia.
¿Qué opinión tiene sobre los escándalos que han estremecido a las fuerzas militares?
Realmente veo el asunto de manera muy sospechosa, coincidencialmente después del escándalo del carrusel de la reelección. Los cimientos de esta democracia se resquebrajan cuando un gobierno utiliza toda esa cantidad de mermelada para poder ganar su reelección. Había que tapar con algo tanto abuso.
Lo que estamos viendo es cómo se desploma la confianza en una institución tan importante, al igual que ya se desplomó la confianza en el congreso, en los partidos políticos, en el Gobierno Nacional, en la justicia.
El presidente Santos está buscando la reelección con el muy dudoso honor de haber sido el presidente al que se le desplomó la confianza de todas las instituciones durante su mandato. Hoy las encuestas contratadas por ellos mismos muestra que la confianza está por debajo del 30% en cada una de las instituciones.
¿Sabe qué hace un estadista, sabe qué hace un gobierno que trata de cuidar la confianza institucional? Toma medidas internas de control como las que tomé yo siendo ministra de Defensa. Centralicé las compras militares en el ministerio. ¿Por qué echaron eso para atrás?
El presidente Santos ha estado cuatro años en el Ministerio de Defensa y cuatro años como Presidente de la República. Esto no puede estarle sucediendo a una persona y lavarse las manos diciendo que se enteró a través de la revista Semana. Esto muestra negligencia o muestra que perdió el control de las Fuerzas Militares desde hace tiempo y no puede estar en el poder.
¿Sugiere usted que estas publicaciones pretenden ocultar el escándalo sobre la mermelada que ha repartido el gobierno Santos buscando su reelección?
Francamente sí lo creo. Es increíble cómo el país entero pasó la página del carrusel de la reelección. ¿Cómo al país se le olvidó una cosa tan aberrante?
Y nosotros que estábamos elogiando a la revista Semana por su independencia y por su unidad investigativa...
No entiendo por qué no le hicieron el mismo ruido al carrusel de la reelección. Yo creo que eso nos daría mucha más confianza a los colombianos en la objetividad.
Los casos de corrupción se tienen que denunciar pero la gente debe tener el derecho de defenderse. Siendo ministra de la Defensa me di una pela dura, monté sistemas de control interno, centralizamos las compras en el Ministerio de Defensa, establecí una especie de junta del sector privado, monté unos sistemas de audiencias públicas para los prepliegos de las licitaciones. Soy convencida de que hay que evitar cualquier riesgo de corrupción o de violación de los derechos humanos al interior de la fuerza pública.
¿Ese presidente que se viste de paz y democracia, no es tan limpio en sus actuaciones?
No me gusta calificar a la gente por su bondad, ni por sus maneras, ni por sus modales. Hay gente que se exhalta y que se equivoca, y hay gente que tiene unas buenas maneras en apariencias. Yo creo que lo importante es que los colombianos exijan más para fortalecer la institucionalidad, porque Colombia se merece más, porque nosotros tenemos un ejemplo muy doloroso al lado, Venezuela, porque estamos viendo el desplome de una democracia y realmente se siente uno muy angustiado al pensar que Colombia podría llegar a tener una situación parecida. Aquí se sigue derrumbando la confianza en las instituciones.
¿Qué pasa en el escenario de que el Consejo Electoral decida retirar su nombre como candidata del conservatismo?
Sería un prevaricato monumental. Mi candidatura es viable, solvente, que rescata al Partido Conservador y rescata su vocación de poder. Y si a esta candidatura la sacan del camino, seguramente van a lograr la reelección que es lo que están queriendo a toda costa, pero le van a hacer un daño muy grande a la democracia de Colombia.
¿Terminaría usted en el uribismo en caso de que se caiga su candidatura?
Si hubiera querido estar allá estaría, porque tuve la gentil invitación del presidente Uribe desde hace mucho tiempo. Creo en la necesidad de fortalecer los partidos. En este caso el mío, el conservador, donde seguiré dando la batalla.
Esperemos que los magistrados del Consejo Electoral no vayan a cometer un despropósito. Los comentarios que uno oye son realmente deplorables sobre la objetividad que debe haber en un fallo que tiene tanta trascendencia para el futuro de la democracia.
¿Qué opinión tiene sobre los escándalos que han estremecido a las fuerzas militares?
Realmente veo el asunto de manera muy sospechosa, coincidencialmente después del escándalo del carrusel de la reelección. Los cimientos de esta democracia se resquebrajan cuando un gobierno utiliza toda esa cantidad de mermelada para poder ganar su reelección. Había que tapar con algo tanto abuso.
Lo que estamos viendo es cómo se desploma la confianza en una institución tan importante, al igual que ya se desplomó la confianza en el congreso, en los partidos políticos, en el Gobierno Nacional, en la justicia.
El presidente Santos está buscando la reelección con el muy dudoso honor de haber sido el presidente al que se le desplomó la confianza de todas las instituciones durante su mandato. Hoy las encuestas contratadas por ellos mismos muestra que la confianza está por debajo del 30% en cada una de las instituciones.
¿Sabe qué hace un estadista, sabe qué hace un gobierno que trata de cuidar la confianza institucional? Toma medidas internas de control como las que tomé yo siendo ministra de Defensa. Centralicé las compras militares en el ministerio. ¿Por qué echaron eso para atrás?
El presidente Santos ha estado cuatro años en el Ministerio de Defensa y cuatro años como Presidente de la República. Esto no puede estarle sucediendo a una persona y lavarse las manos diciendo que se enteró a través de la revista Semana. Esto muestra negligencia o muestra que perdió el control de las Fuerzas Militares desde hace tiempo y no puede estar en el poder.
¿Sugiere usted que estas publicaciones pretenden ocultar el escándalo sobre la mermelada que ha repartido el gobierno Santos buscando su reelección?
Francamente sí lo creo. Es increíble cómo el país entero pasó la página del carrusel de la reelección. ¿Cómo al país se le olvidó una cosa tan aberrante?
Y nosotros que estábamos elogiando a la revista Semana por su independencia y por su unidad investigativa...
No entiendo por qué no le hicieron el mismo ruido al carrusel de la reelección. Yo creo que eso nos daría mucha más confianza a los colombianos en la objetividad.
Los casos de corrupción se tienen que denunciar pero la gente debe tener el derecho de defenderse. Siendo ministra de la Defensa me di una pela dura, monté sistemas de control interno, centralizamos las compras en el Ministerio de Defensa, establecí una especie de junta del sector privado, monté unos sistemas de audiencias públicas para los prepliegos de las licitaciones. Soy convencida de que hay que evitar cualquier riesgo de corrupción o de violación de los derechos humanos al interior de la fuerza pública.
¿Ese presidente que se viste de paz y democracia, no es tan limpio en sus actuaciones?
No me gusta calificar a la gente por su bondad, ni por sus maneras, ni por sus modales. Hay gente que se exhalta y que se equivoca, y hay gente que tiene unas buenas maneras en apariencias. Yo creo que lo importante es que los colombianos exijan más para fortalecer la institucionalidad, porque Colombia se merece más, porque nosotros tenemos un ejemplo muy doloroso al lado, Venezuela, porque estamos viendo el desplome de una democracia y realmente se siente uno muy angustiado al pensar que Colombia podría llegar a tener una situación parecida. Aquí se sigue derrumbando la confianza en las instituciones.
