Sondra Macollins Garvin decidió entrar a la contienda política para llegar a ocupar una silla en la Cámara de Representantes y ser la voz de los colombianos en el exterior.
Reside en Estados Unidos desde hace varios años, allí se formó como abogada y comenzó a ver la realidad que viven los inmigrantes colombianos. Es por eso que su apuesta más grande es reformar los consulados alrededor del mundo para que atiendan de manera oportuna las necesidades de los connacionales.
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En entrevista con KienyKe.com, Macollins asegura que las claves para dicha reforma son la educación, la inversión y la asesoría jurídica.
“Tengo mucho conocimiento, mucha experiencia y mucha voluntad para mejorar la vida de los que estamos afuera”, asegura.
La candidata es abogada de profesión y especialista en derecho penal con amplia experiencia en el sector privado. Sin embargo, señala que ha llegado su hora de involucrarse en política para solucionar los problemas más urgentes de los colombianos en el exterior.
“Por gente como yo, que siempre hemos estado en las sombras, sin opinar y sin hacer nada, solo quejándose, es que el país está como está”.
Quiere atender las necesidades de los colombianos en el exterior en temas clave como los derechos humanos y la regularidad de los indocumentados.
“Tenemos que mejorar las condiciones en Colombia y tenemos que encontrar la forma de legalizar los que ya están afuera”, indica.
“Hay que empezar a hacer diálogos en Estados Unidos, España, Panamá y Chile para tratar de conseguir a través de la diplomacia, alguna amnistía o algún tipo de gestión de legalidad para nuestros colombianos”, agrega.
Lanzó su candidatura con el Partido Conservador, según ella, porque fue el único partido que decidió darle el aval, aunque advierte que trabajará por todos y para todos son importar el color político.
“He defendido gente de extra izquierda, extrema derecha y gente de centro, y así voy a trabajar en el Congreso”, resalta.
Asímismo, se compromete a presionar a los consulados y embajadas para que trabajen en beneficio de los inmigrantes colombianos, y al mismo tiempo apunta contra la clase política.
“Nadie se pone la camiseta porque todos los políticos tienen ese sistema consular diplomático para pagar favores y a nadie le gusta pisarle los talones a los amigos”, afirma.
