Judith Pinedo, conocida como Maria Mulata, es una de las candidatas que en estas elecciones se la juega por la Alcaldía de Cartagena. Un cargo que ya ocupó en el pasado y que asegura, en caso de ganar otra vez, utilizaría para conducir a Cartagena hacia una ciudad tecnológica, verde, libre de violencia contra la mujer, entre otras apuestas.
En entrevista con Kienyke.com, la candidata, quien vuelve al ruedo de la política tras dos años en la cárcel por un proceso que la justicia ya determinó fue completamente injusto, expuso su plan de gobierno para Cartagena y explicó de dónde le sale la fuerza para querer regresar. Acá sus respuestas.
Periodista (P): Usted ya fue alcaldesa de Cartagena pero vuelve a apostarle al máximo cargo de la ciudad, ¿por qué volver a dar esa pelea?
Judith Pinedo (JP): Porque muchas de las cosas que dejamos en camino se pararon de manera definitiva, porque yo no me conformo con la ciudad que tengo, que es una ciudad que lo tiene todo pero que tiene a una gran parte de su población inmensamente pobre. Porque sacamos de la pobreza a 65 mil personas y 17 mil personas de pobreza extrema y al año siguiente, por no seguir los procesos, entraron otra vez 11 mil personas en pobreza.
Porque dejamos a 16 mil estudiantes en universidades en los barrios o las mejores universidades de Cartagena y hoy hay 65 mil chicos que salieron de los colegios públicos y no han podido ingresar en la educación superior. Yo había dicho que había pagado ya el servicio militar, lo voy a repagar por mi ciudad.
P: ¿Qué tema puntual diría usted que tiene pendiente la ciudad en este momento?
JP: Hay muchos, pero creo que hay que concentrarse en lo fundamental y eso es que la ciudad tiene que ser menos desigual, una ciudad sin pobreza extrema, una ciudad que afronte los temas graves que tiene en el momento como la inseguridad, el desempleo de jóvenes y mujeres, la falta de inversiones que vayan dirigidas tanto al desarrollo como a la superación de la marginalidad.
No debemos perder de vista que lo fundamental es que Cartagena, con todas las potencialidades que tiene, con toda las fortalezas que tiene, no se puede dar el lujo de estar desperdiciando el talento, no se puede dar el lujo de tener tanta gente en pobreza.
P: Cartagena siempre se ha distinguido por ser una ciudad donde se podía estar afuera en el andén disfrutando de una cerveza. Pero la inseguridad ha sido especialmente fuerte últimamente, ¿cuál es su principal propuesta para enfrentar eso?
JP: Es verdad, la seguridad en Cartagena es la posibilidad de volvernos a sentir tranquilos sentados en la puerta de la casa o en los andenes, como acostumbramos a reunirnos en la ciudad. Es un tema que hay que abordar de inmediato. Cartagena viene invirtiendo en seguridad en los últimos años un promedio de 20 mil millones de pesos al año y yo creo que a un problema como el que tenemos en este momento hay que responderle de igual manera: tenemos que quintuplicar el presupuesto de seguridad para el año entrante para poder hacer las intervenciones que tenemos que hacer.
Parte de los recursos van dirigidos a que tengamos la capacidad de tener una tecnología al servicio de la seguridad que nos permita avanzar en respuestas rápidas. Pero también tenemos que tener mayor pie de fuerza y sobre todo mayor inteligencia, porque finalmente lo que está pasando es la lucha por el territorio en materia de narcotráfico y narcomenudeo.
También creo que tenemos que tener unas intervenciones muy fuertes a nivel de la recuperación de los jóvenes en riesgo y que alimentan la violencia en Cartagena como víctimas y victimarios. El tema tiene que ver con que utilicemos la tecnología a nuestro favor. En este momento la Central de Monitoreo del delito de Cartagena, la que tiene la Policía en sus oficinas y eso no es suficiente, porque la responsabilidad del orden público es del Gobierno, por ende la Central de Monitoreo del Delito tiene que estar en la Alcaldía de Cartagena.
Creemos también que Cartagena debe ser la sede de la Policía Nacional de Turismo, porque es una policía especializada en delitos que están atados al turismo en Cartagena, por ejemplo el tema de la trata, de la prostitución marcada por la trata.
P: Frente al tema de la explotación, la prostitución y la trata de personas, casi siempre ligadas a las economías ilegales, ¿cómo se planea enfrentar esta problemática que incentiva el mal llamado ‘turismo sexual’?
JP: Es explotación sexual siempre. Hemos establecido en nuestro programa de gobierno que en cuatro años nos comprometimos a acabar la prostitución atada a la trata. Ahora yo estoy yendo más allá, porque en el momento que hicimos la propuesta no tenía el conocimiento que tengo ahora por percepción directa, por caminar el centro de la ciudad y lo que encuentro es un tema mucho más complicado: prostitución a cielo abierto de chicas que en un 35% son vulnerables inmigrantes.
Aquí hay dos cosas. La primera es que creo que tenemos que abordar a nivel del país la discusión sobre la legalidad de la prostitución. En este momento, metería a la ciudad en la discusión de la ilegalidad de la prostitución, porque no es cierto que sea una manifestación de libre voluntad de las mujeres. Aquí la mujer es la víctima.
Hay que aumentar el tema de inteligencia frente a lo que está sucediendo, porque es evidente que hay trata y explotación. Los proxenetas y los tratantes no son los que nos van a imponer la agenda del turismo en Cartagena. Así como están haciendo publicidad en redes y llamando a gente para que venga a Cartagena, como si fuera la ciudad fácil de todo, se van a enterar antes de que lleguen que no se la vamos a poner fácil.
P: Otro tema en esto de la seguridad es que al final los jóvenes son una gran parte de los que alimentan estas economías ilegales y los fenómenos de criminalidad, pasando también por un tema de empleo y oportunidades ¿Cuáles son sus apuestas en ese sentido?
JP: Nosotros tenemos que tener a nuestros jóvenes escolarizados en las edades que tienen que estar escolarizados y tenemos que garantizar que nuestros jóvenes del colegio público puedan acceder a buena educación técnica o superior. Si no invertimos en eso, condenamos a la gente a que esté en las esquinas, a que esté en trabajos precarios.
Desde el año 2012, la ciudad tuvo en ocho años once alcaldes y eso creo que afectó gravemente a la gobernabilidad y los procesos que se venían adelantando. Fue un error haber abandonado la inversión de universidades en los barrios que decidían completamente la posibilidad de que los jóvenes puedan estudiar.
Tenemos que retomar nuevamente los procesos de acompañamiento, pero también tenemos que resolver el tema de los 65 mil chicos que no trabajan ni estudian, que quedaron en ese período sin acompañamiento y sin protección. Vamos, por ejemplo, a fortalecer el tema del empleo juvenil, vamos a tener también trabajo directo, porque ya cuando tú tienes un problema de jóvenes atados a los temas delincuenciales, te toca intervenir mucho más como ciudad en la recuperación y la resocialización.
P: Usted estuvo en la cárcel por un proceso que ya se demostró que fue injusto. Estando allá usted adelantó un programa con las presas para ayudarlas a leer y demás, que al final hace parte de esos trabajos de resocialización ¿Cómo vamos a trabajar con la población carcelaria para romper ese círculo de volver a la cárcel?
JP: Efectivamente yo fui víctima de una gran injusticia y esa injusticia me tuvo no solamente dos años en una cárcel, sino 12 años en el paredón con el denunciante, que es un aspirante a la alcaldía de Cartagena que perdió una cuota política y nunca se pudo recuperar de eso. Es decir, por defender a mi ciudad de la corrupción me pusieron a mí presa.
Pero llegar a la cárcel fue llevarme a conocer un mundo que conocía desde afuera, que había tenido que trabajar por él, pero no había entendido suficientemente. Lo primero que tengo que decirte es que si me preguntas si la cárcel sirve para algo, te tengo que decir que no.
La persona que entra por esa puerta, ustedes tienen que saber que tienen que ayudar a transformarla para que cuando salga lo haga convertida en una persona diferente con nuevas oportunidades para la vida. Lo que se hizo estando en la cárcel fue obra de nosotros, inventamos los procesos, hicimos una biblioteca, una ludoteca, inventamos los temas de formación, trabajo, etc.
P: Es un tema de voluntad política, como bien usted lo menciona. Usted pasa por ese proceso de dos años, que no es sencillo, y se vuelve a lanzar por una ciudad que tiene esos mismos actores políticos ¿De dónde saca esa esa fuerza?
JP: Sé que me voy a enfrentar a temas difíciles otra vez. Claro que me da miedo, pero me da mucho más miedo que la ciudad quede en sus manos. De ahí saco la fuerza. Yo tengo mi corazón en esta ciudad, no me conformo con una ciudad que lo puede tener todo y no puedo quedarme callada frente a que la ciudad quede en manos de gente que quiere utilizar los recursos públicos para otra cosa menos que para el desarrollo de la ciudad.
P: Cerremos con el tema de movilidad, candidata, ¿cuáles van a ser sus apuestas en ese sentido?
JP: Nosotros estamos siendo muy ambiciosos en nuestro programa de gobierno, porque tenemos una ciudad que es una ciudad del agua y tenemos que aprender que el agua puede comunicarnos, transportarnos y generar desarrollo económico a gran escala. Y no es eso lo que tenemos hoy.
Cuando nosotros salimos del primer gobierno dejamos listo el sistema de transporte acuático, que tiene que unirse al sistema de transporte terrestre para que la ciudad pueda tener una buena movilidad, porque tenemos mucho más agua que tierra en Cartagena.
Como la ciudad debe ser verde y del agua, también tiene que tener muchos corredores verdes, porque es una ciudad del peatón. En este momento el 67% de la ciudad está construida para el automóvil, nosotros tenemos que tener una ciudad verde para el peatón y del agua. Eso implica el transporte multimodal, terrestre, acuático, bici rutas y transporte eléctrico. Se tiene que reemplazar la tracción animal por chivas eléctricas en el centro histórico.
P: ¿Osea que si le va a meter mano al tema de las carrozas?
JP: Totalmente. Tenemos que meterle mano, primero a que los señores que han trabajado históricamente con ese trabajo tengan un trabajo asegurado, diferente, se formalicen y puedan seguir viviendo adecuadamente protegidos por el proyecto económico. Pero al mismo tiempo tenemos que proteger a los animales.
Los animales no pueden seguir siendo quienes hacen la carga en el Centro histórico, tenemos que buscar una alternativa diferente y nosotros creemos que son chivas pequeñas, eléctricas, que la gente pueda usar, que no contaminan y que van a contribuir con la ciudad verde que queremos tener.
P: ¿Usted apoya la idea de una gran línea ferroviaria, el proyecto que se conoce como el “Gran Caribe”?
JP: Desde cuando fui alcaldesa ya estábamos trabajando el tema, que tiene que ver con que el Caribe colombiano no tiene comparación. Cuando uno tiene una Sierra Nevada con el pico más alto al borde del mar, un centro histórico como el de Santa Marta, una ciudad pujante, industrial, comercial y moderna como Barranquilla, y una ciudad patrimonio como Cartagena, vender eso como una marca de país no compite con nadie.
En el Caribe nadie compite hoy con Cartagena solamente, imagínense un Caribe que pueda competir con esa apuesta de Caribe completa. Creo que es una gran oportunidad y creo que tenemos que seguir trabajando para la región.
P: ¿Qué les diría a los cartageneros que están decidiendo su voto?
JP: Yo les diría miren los indicadores. La ventaja es que hay candidatos que ya gobernaron y ustedes pueden ver qué fue lo que hicieron, pueden ver cuáles fueron sus resultados. Nosotros tenemos unos resultados que son los mejores en los últimos 50 años de la ciudad, porque nos comprometimos, porque dejamos la ciudad muy bien ubicada a nivel del ranking de desempeño fiscal, porque hicimos las mayores inversiones en vivienda, porque bajamos un 7% la pobreza en Cartagena, porque cerramos la brecha de calidad que había entre colegios públicos y privados.
Nosotros lo hicimos, ustedes saben que lo hicimos y ahora lo vamos a hacer con más conocimiento, más experiencia y más amor por la ciudad.
