(21 de febrero de 2013)
Andan agobiados -en Cambio Radical- con Rodrigo Lara Restrepo, candidato a la cámara por Bogotá, gallito fino que pelea con su propia sombra.
En menos de 24 horas, se enfrentó con su partido, que le pidió cambiar su publicidad, montada sobre las casas gratuitas que ofrece el gobierno.
Y ante alguna referencia amigable que hizo Luis Felipe Henao (del mismo grupo político y cercano a Vargas Lleras), Lara escribió un trino (que horas después retiró), para delatar “los negocios” del padre del ministro. También levantó sospechas sobre las asiduas visitas de un concejal de Bogotá al despacho ministerial.
Aurelio Suárez, excandidato presidencial, dijo que si a Lara no lo mandan a la comisión de ética de Cambio Radical queda claro que la politiquería con casas gratis es línea partidaria.
En el mismo lapso, el director del periódico El Espectador, Fidel Cano, se vio obligado a precisar: “No, doctor Lara. No avalamos los contenidos de la publicidad política pagada. Defiéndase solito”.
El mismo Suárez escribió: “Alerta electores, cuidado, hay un candidato a la cámara por Bogotá fuera de control. Tiene antecedentes de boxeador callejero”.
Obviamente el país lo recuerda retando a puños a un pobre celador de la registraduría, que no le permitía la entrada al recinto donde contaban los votos. Era evidente que “Larita”, como le dicen en el Huila, estaba borracho.
En Neiva le dicen “carroloco”, por su estilo pendenciero, agresivo, irritable y fanfarrón. En la capital opita casi todo el mundo tiene sobrenombre: chamizo, merengo, el chulo, alicate, carenalga, chivo, sencillito (a un señor muy vanidoso de la ciudad) y María Bonita, a un personaje que se toma unos tragos y se le moja la canoa.
En mis tiempo de senador, también fui víctima de “carroloco”, quien borracho pretendía agredirme en plenas ferias de Pitalito.
Al parecer, resulta tan insoportable que su esposa sólo pudo aguantarlo unos meses.
Larita hará historia en el congreso si llega, como parece, a la cámara, en las siguientes elecciones.
@ARTUNDUAGA_
Versión novelesca sobre crisis militar
A riesgo de que algunos lo consideren perverso, hay quienes encuentran “sospechoso” que la revista Semana –que dirige Alejandro Santos, sobrino del Presidente de la República- sea el medio que, con sus denuncias, condujo al remezón en las Fuerzas Armadas. “Algún chistoso” –decía el expresidente López Michelsen, en casos similares- está circulando la versión de que el Jefe del Estado necesitaba “limpiar” el alto mando militar de oficiales uribistas, avinagrados defensores del exmandatario. La repetida filtración de información a Uribe produjo una larga lista de militares “no fiables”, pero resultó imposible señalar concretamente a uno solo. Se requería, entonces, armar un escenario creíble ante el país para consumar la hoguera. Y ahora que están ardiendo en la hoguera de la opinión algunos cuerpos de varios generales, “el chistoso” defiende su tesis: que con la ayuda de Semana, la obra teatral ha salido perfecta. Un elemento más, para estudio de los investigadores: la gerente de la revista es hermana de Juan Mesa, uno de los alfiles de la campaña santista. Obviamente los hechos de corrupción no se pueden “armar”, pero sí guardar las grabaciones para publicar en el momento “necesario”. Es posible que se trate de una ficción más en este país de novelistas. ¿O tiene usted una mejor interpretación de lo sucedido? @Artunduaga_Gazapera liberal en Bogotá
(19 de febrero de 2014)
El Partido Liberal fue liderado, en los pasados comicios (cámara por Bogotá), por un elector formidable. Simón Gaviria aportó 72 mil sufragios y arrastró la elección de Pablo Salamanca y Orlando Velandia, cada uno con menos de 20 mil votos.
Lo de hoy es una gazapera. No hay una gran figura pero todos aportarán su esfuerzo para repetir tres curules. Y de pronto cuatro, si funciona la abundante mermelada que los rojos han recibido del Palacio de Nariño.
Clara Rojas encabeza la lista, como cuota de Juan Manuel Galán (una forma de compensar el que no le dieran el número 1 en el senado). Difícil venderla, aunque haya padecido las penurias del secuestro. Clara Leticia es adusta, arisca, áspera, distante.
Luz Marina Gordillo. La esposa del concejal Darío Fernando Cepeda, de Cambio Radical, se vio involucrada en un escándalo en 2010 por ofrecer puestos por votos. Su sede se convirtió en una descarada agencia de empleo. Los organismos electorales anunciaron investigaciones y sanciones, pero nada pasó. Hoy lo vuelve a intentar, en la misma sede, seguramente perfeccionando la mecánica.
Juan Carlos Lozada (34 años), otro de los aspirantes, es hijo del exsenador Ricaurte Lozada, sobrino del concejal Jorge Lozada y también de la concejal María Victoria Vargas. Sobrino político del general Luis Eduardo Gilibert, exdirector nacional de la policía. Lozada es llave de Guillermo Rivera, quien pasaría de la cámara al senado. Profesor de yoga y meditación. Filósofo.
Daniel Quintero podría ser la sorpresa. Es el candidato “del tomate”, movimiento que conforman jóvenes indignados que se hicieron conocer poniéndole tomatazos a varios personajes nacionales. Parece que Daniel –tipo simpático y bien preparado académicamente- viene combinando bien la opinión y los votos amarrados.
Ya van cuatro, ninguno totalmente seguro. Y siguen en la lista Bonner Mosquera, Gale Mallol Agudelo, Héctor Javier Galindo (llave de Luis Fernando Velasco), Jonnatha Ivonne González, Abelardo León, Olga Lucía Velásquez, la candidata de Juan Fernando y Andrés Cristo (también de un grupo de españoles). Andrés Villamizar.
Nada fácil para nadie. Casi todos en el pelotón.