
La renuncia de Laura Sarabia como canciller de Colombia ha generado un terremoto político en el Gobierno de Gustavo Petro, al tratarse no solo de una figura central en el Ejecutivo sino de la mano derecha del propio presidente durante los últimos años. La dimisión, presentada este jueves, ocurre en medio de crecientes tensiones internas y fuertes discrepancias en torno al polémico contrato para la fabricación de pasaportes, una controversia que ya había afectado a sus predecesores en el cargo.
Aunque Sarabia no mencionó explícitamente este tema en su carta de renuncia, su salida coincide con una decisión tomada por el nuevo jefe de gabinete, Alfredo Saade, quien anunció que el Gobierno firmará un contrato con una empresa portuguesa para la emisión de los pasaportes, desautorizando de manera frontal la decisión previa de Sarabia de prorrogar el contrato con la firma Thomas Greg & Sons.
Un conflicto que se convirtió en fractura interna
La controversia en torno a la producción de pasaportes ha sido uno de los temas más álgidos del Ministerio de Relaciones Exteriores durante la administración Petro. La decisión de Sarabia de extender el contrato con Thomas Greg & Sons se basó en que la Imprenta Nacional, aliado local en el proceso, aún no tiene la capacidad técnica para asumir completamente esta tarea a partir del 1 de septiembre.
Sin embargo, el giro radical ordenado por Saade, sin un pronunciamiento claro de Petro en defensa de Sarabia, dejó a la entonces canciller políticamente expuesta. Este acto se suma a una serie de desautorizaciones previas, que según sus críticos, fueron mermando su capacidad de gestión y su autoridad dentro del gabinete.
Oposición exige explicaciones
La reacción desde diversos sectores políticos no se hizo esperar. Una de las primeras voces fue la periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila, quien afirmó que Sarabia se marcha tras recibir un "rosario de desautorizaciones públicas". En un mensaje contundente a través de su cuenta de X, Dávila instó: “Ahora, Laura Sarabia cuente todo lo que sabe. El país se lo agradecería”.
En la misma línea, la senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, fue aún más directa: “El silencio no es cuidar a nadie, es traicionar la Constitución y la ley”, sentenció, al considerar que el llamado "acto de responsabilidad" al que Sarabia alude en su renuncia es, en realidad, una forma de encubrir disputas internas y posibles irregularidades.
Por su parte, la exvicepresidenta y excanciller Marta Lucía Ramírez también se pronunció, exigiendo que la exfuncionaria revele lo que sabe sobre el funcionamiento interno del Gobierno y el camino que llevó a Petro a la Presidencia: “La verdad no puede esperar”, afirmó.
Tensiones personales y estilo de liderazgo
El precandidato presidencial Mauricio Lizcano, exministro TIC y exjefe del Dapre durante el actual Gobierno, celebró la salida de Sarabia, a quien acusó de tener una gestión “utilitarista” y “ambiciones personales”. Para Lizcano, su presencia en el Ejecutivo representaba un daño constante para el país.
El propio Gustavo Petro ha guardado silencio frente al tema hasta el momento, aunque en el pasado ya había desautorizado públicamente a Sarabia, generando dudas sobre la cohesión y gobernabilidad dentro de su círculo más cercano.
¿Qué sigue para Sarabia?
Tras dejar uno de los cargos más estratégicos del gabinete, crecen las expectativas sobre el futuro político y público de Laura Sarabia. ¿Optará por el silencio, como sugirió en su renuncia, o decidirá hablar y contar lo que realmente ocurre dentro del corazón del Gobierno Petro?
Con múltiples frentes de investigación abiertos, una oposición en campaña y un clima político cada vez más polarizado, su testimonio podría convertirse en un punto de inflexión para el Ejecutivo y para el escenario político de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
Por ahora, su salida marca un nuevo capítulo en las luchas de poder dentro del Gobierno y agudiza las fracturas que ya venían acumulándose entre figuras clave del petrismo. En una Colombia donde cada renuncia de alto nivel suele anticipar un escándalo mayor, muchos se preguntan si este es solo el comienzo de una tormenta más profunda.