
La salida de Ángela María Buitrago del Ministerio de Justicia sacudió el escenario político nacional este viernes. Según la exministra, su decisión fue motivada por presiones indebidas ejercidas desde el propio Gobierno, en particular por el ministro del Interior, Armando Benedetti, y la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Angie Rodríguez. En este contexto, el presidente Gustavo Petro anunció desde China que designó a Augusto Ocampo como ministro encargado, mientras se define quién asumirá el cargo de forma definitiva.
La controversia comenzó cuando Buitrago denunció que su autonomía como ministra fue vulnerada. En su testimonio, afirmó que recibió presiones para nombramientos desde altos funcionarios del Ejecutivo. Además, calificó como el punto de quiebre una llamada de Angie Rodríguez en la que se le comunicó que Ocampo sería designado como su reemplazo provisional mientras ella se encontraba en misión oficial en Washington.
Frente a las acusaciones, el presidente Petro fue enfático: “Fui yo quien le pidió la renuncia. No tiene que ver con presiones externas, sino con diferencias profundas en la visión de la política de Paz Total”, afirmó desde su gira por Asia. Aun así, las tensiones internas del Gobierno quedaron en evidencia con el episodio.
¿Quién es Augusto Ocampo?
El hombre que asume temporalmente una de las carteras más sensibles del Gobierno no es ajeno al poder presidencial. Augusto Ocampo se desempeña desde el inicio del mandato de Petro como secretario jurídico de la Presidencia, una figura clave en la estructura legal del Ejecutivo.
Abogado de profesión y con una sólida trayectoria en derecho constitucional y administrativo, Ocampo ha estado al frente de temas de alto perfil como la revisión de decretos presidenciales, el análisis jurídico de las reformas legislativas y la defensa del Gobierno ante la Corte Constitucional. Aunque no es una figura mediática, su influencia en la toma de decisiones ha sido reconocida por varios sectores del oficialismo.
Antes de asumir como secretario jurídico, Ocampo fue asesor legal del movimiento Colombia Humana y participó activamente en la estructuración jurídica de la campaña presidencial de Petro. Ha sido profesor universitario y consultor en temas de gobernabilidad, derecho público y justicia transicional, lo que le otorga una base técnica sólida para asumir de manera interina el Ministerio de Justicia.
Un nombramiento estratégico
Aunque su designación es temporal, la llegada de Ocampo al Ministerio de Justicia no es un movimiento menor. En medio de las tensiones internas y las críticas por presunta injerencia en decisiones ministeriales, el nombramiento de una figura de absoluta confianza para Petro podría ser interpretado como un intento de mantener el control político sobre la cartera, sin abrir espacio a nuevas fisuras dentro del gabinete.
Expertos señalan que esta transición ocurre en un momento delicado para el Gobierno, que enfrenta no solo retos legislativos en el Congreso, sino también una creciente percepción de fracturas internas que podrían afectar la ejecución de sus políticas bandera, como la Paz Total, la reforma a la justicia y la lucha contra el narcotráfico.
¿Qué viene para el Ministerio de Justicia?
Aunque la renuncia de Ángela María Buitrago será efectiva a partir del 1 de junio, el Gobierno ya se encuentra en la búsqueda de un reemplazo definitivo. Según fuentes cercanas a la Casa de Nariño, se evalúan perfiles con experiencia en derechos humanos y justicia transicional, coherentes con la línea ideológica del actual Gobierno.
Mientras tanto, Ocampo tendrá la tarea de mantener la continuidad de los programas en curso, garantizar la estabilidad institucional del ministerio y preparar el terreno para la llegada del próximo titular en propiedad.
La polémica salida de Buitrago y la sorpresiva designación de Ocampo reafirman que, en el gobierno Petro, las decisiones estratégicas se toman en los círculos más estrechos del poder. La expectativa ahora gira en torno a si esta crisis abrirá el camino hacia una mayor cohesión interna o si, por el contrario, es el síntoma de una fragmentación que podría profundizarse en los próximos meses.