El ministro de Defensa, Diego Molano, ha causado una verdadera conmoción luego de asegurar públicamente desde Israel que declaraba “enemigo” a Irán en el marco de la gira presidencial que pasó también por Escocia, Francia y Dubái. Un pronunciamiento que tuvo que ser revertido rápidamente por el propio presidente Iván Duque y que es considerado como una muestra de ausencia de política exterior por varios analistas internacionales.
Cabe recordar que todo empezó tras una afirmación del presidente israelí Isaac Herzog, en la que aseguró que en Venezuela al parecer se refugian células de Hezbolá e Irán, apoyados por el régimen de Maduro y que esto podría representar un riesgo para Colombia.
Por esa razón, Molano terminó declarando públicamente la enemistad con Irán: “Aquí tenemos un enemigo común y es el caso de Irán y Hezbolá, que ópera en contra de Israel, pero también apoya el régimen de Venezuela y por lo tanto es un esfuerzo importante de intercambio de información e inteligencia que desarrollamos con las fuerzas militares y el Ministerio de Defensa en Israel”.
No obstante, sus palabras cayeron bastante mal entre analistas internacionales, que ven esto como una ausencia de política exterior en la medida de que es a la canciller, y no al ministro de Defensa, a la que le corresponde manejar todos los temas relacionados con la diplomacia. La polémica fue tal que incluso mereció la intervención del presidente Duque, quien dijo que “Colombia no usa la palabra enemigo para referirse a ningún país”.
Sobre esta materia, Kienyke.com consultó a dos analistas internacionales a los que se les extendió la pregunta de este artículo y aunque parece sencilla de responder, tiene ciertas dificultades en su abordaje sobre todo con episodios como estos que devuelven la “retórica del enemigo” al campo de las relaciones diplomáticas. Una política ya extinta a nivel global según el internacionalista de la Universidad del Rosario y doctor en Ciencia Política, Mauricio Jaramillo Jassir.
“Colombia no tiene enemigos, esa es una retórica a mi juicio anacrónica muy peligrosa basada en un nacionalismo que hoy no tiene sentido. Obviamente Colombia tiene países con los que tiene impases, litigios diplomáticos. Con Nicaragua tenemos un litigio ante la CIJ, con Venezuela tenemos una diferencia profunda, pero en términos generales la costumbre es no identificar amigos y enemigos”, asegura.
Por su parte, el historiador y docente de la Universidad de Medellín Juan Carlos Herrera, se va por la misma línea asegurando que “Colombia no tiene enemigos declarados en ninguna parte del mundo, ni siquiera Venezuela” y que la declaración de Molano obedece a un discurso que “se subordina a la agenda del departamento de EEUU en contra de países contrarios o no afines a sus intereses como potencia hegemónica”.
Ambos, también coinciden en que a Colombia le conviene mantener relaciones “amistosas con todos los países del mundo”, especialmente con un país como Irán, con un programa nuclear bastante activo, que incluso requirió del Tratado Nuclear de 2015 para ser limitado. Dicho documento, cabe recordar, buscaba impedir que el terrorismo islámico se hiciera con armas nucleares y desde entonces el desarrollo nuclear iraní se mantiene bajo ciertos parámetros a cambio de incentivos. Eso, incluso a pesar de que Estados Unidos, seguido de Rusia, hayan abandonado el tratado.
Pero no solo eso, sino que en general parece que la posición de Molano pudo haber estado completamente fuera lugar, partiendo del hecho de que Colombia goza de relaciones diplomáticas, políticas y comerciales desde 1975 con Irán y este país cuenta incluso con una embajada en Bogotá.
“Colombia ha reconocido al Estado Iraní, tienen relaciones de manera ininterrumpida. Algunos países como Estados Unidos o Irán, con el triunfo de la revolución islámica en el 79, no tienen relaciones diplomáticas pero, insisto, con Estados Unidos esto es básicamente por el incidente de la embajada en Teherán (que se tomaron los revolucionarios y que terminó muy mal para Estados Unidos”, aseguró Jassir.
Contrario a esto, “Colombia ha mantenido una relación cordial, una relación obviamente mínima. Irán hace parte de los países importantes para Colombia en el Oriente medio, Colombia tiene una relación con el mundo musulmán cada vez más relevante en términos de cooperación”, agrega.
No obstante, Jassir recuerda que no es la única vez que un funcionario de tal grado hace una aseveración como esta, recordando el episodio de 2006 en el que el exministro de Defensa y exembajador de Colombia ante la OEA, Camilo Ospina, aseguró en la Universidad del Rosario que Irán estaba accediendo a material nuclear por medio de Venezuela (que supuestamente tenía dos minas de Uranio cerca de Arauca).
En ese sentido, con este episodio de Molano, ya son dos las ocasiones en las que Colombia comete esta clase de errores y le toca retractarse, un síntoma de una forma de llevar la política exterior en la que casi cualquier funcionario del Gobierno, sin importar el cargo que ocupe, opina sin temor sobre temas que no le competen.
“Uno ve la ausencia total de Cancillería como ha ocurrido en el pasado: sobre Cuba hablaba el alto comisionado Ceballos, en términos muy despectivos además; en la relación con Ecuador el fiscal viajó de buenas a primeras para tener incidencia en la elección en contra del candidato Andrés Arauz; congresistas del Centro Democrático hablan a favor de la reelección de Trump; y todo esto confirma la falta de liderazgo en política exterior”, agrega Jassir.
En ese orden de ideas, aunque la situación con Venezuela o Nicaragua resultan o han resultado un poco tensas, la respuesta es que Colombia no tiene enemigos. Las declaraciones de Molano obedecen, cuando menos, a un error en la medida en que “no se presenta una foto, un informe de inteligencia o algo que lo respalde”, pero de ninguna forma una declaración de algo diferente.
