El colombiano que convirtió tumbas en lámparas

Jue, 05/12/2013 - 08:55
“Cualquier existencia que tengan los muertos, la tienen sólo por la fe de los vivos.”
Thomas Lynch- El Enterrador
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“Cualquier existencia que tengan los muertos, la tienen sólo por la fe de los vivos.” Thomas Lynch- El Enterrador

Por @Lauquiceno Un cementerio sobre un edificio en el centro de la ciudad, aplicaciones que permiten poner en tiempo real mensajes a las personas fallecidas y urnas para enviar cenizas al espacio fueron algunas de las 9.000 ideas presentadas en el concurso Design for Death Architecture en Texas- Estados Unidos. El diseñador colombiano Juan Isaza ganó el tercer lugar en este concurso con Sky ligth, un diseño que cambia la visión lúgubre asociada a los cementerios con miles de lámparas que contienen las cenizas de los fallecidos.

Juan Isaza, Cementerio del futuro, Kienyke

Juan es un bogotano de 27 años, diseñador industrial de la Universidad Javeriana y Diseñador de iluminación del Instituto Europeo de Diseño de Barcelona. Hace tres meses regresó a Colombia. Vive rodeado de las obras del artista Santiago Ayerbe y en sus tiempos libres trabaja en varios proyectos artísticos de la ciudad. Sky light consiste en urnas de vidrio con sistema LED incluidas en diferentes pabellones donde se recrean dos ambientes: un recorrido con fuentes y lagos y otro con bosques. Para Juan la idea comenzó con el Festival Yee Peeng de Tailandia donde cientos de personas lanzan linternas flotantes en la noche con la creencia de que la desgracia volará con ellas. La luz vinculada al ritual de la muerte resignifica el duelo de sus seres queridos.

Cementerio del futuro, Kienyke

- Hace diez años era impensable proponerle a alguien que en vez de enterrar las cenizas las colgara en una lámpara, pero hoy hay mucha gente interesada para que el proyecto se comercialice. Me gusta que se hable del futuro de la muerte, teniendo en cuenta que nadie interviene en este tema, y en diseño nada es intocable, tú puedes intervenir en todo para bien o para mal. Todos queremos creer que los difuntos o los seres queridos están en un lugar mejor, pero ese deseo no se refleja en los cementerios porque son lugares fríos, oscuros y llenos de cemento. Hablamos con él sobre su idea y la viabilidad de este tipo de cementerios en Colombia. ¿En qué consiste su proyecto? El espacio, la tierra es muy costosa para estar enterrando gente y el concepto de cremar es cada vez más común en Colombia. En Bogotá se está cremando el 70 % de las personas, y en el espacio que propuse caben 50.000 lámparas, entonces se aprovecha muy bien el espacio y se puede poner en diferentes lugares: espacios naturales y espacios urbanos. ¿Cómo se distribuyen las lámparas, cuál es el recorrido? ¿En qué se diferencia de un cementerio tradicional? Las lámparas están dividas en dos tipos de pabellones para jugar con dos experiencias diferentes: una experiencia con el agua, con un espacio con fuentes y lagos, en un recorrido más libre y experiencial, donde no tengas que hacer un recorrido lineal entre paredes y bóvedas. El segundo pabellón es más solemne, se juegan con muchos más árboles de luz y con el cielo todo iluminado. Para que puedas hacer tu propio recorrido, esos son los dos tipos de ambientes propuestos. Sin embargo, la oferta estaba pensada para un lugar muy natural, a las afueras de la ciudad, pero la gente que se ha acercado a mí para hablar del proyecto quieren llevar este concepto a lo urbano, para generar este tipo de cementerios en la ciudad, porque en las ciudades no hay muchos cementerios y generalmente están a las afueras. La prueba piloto la realizaré en un espacio urbano.

Cementerio del futuro, Kienyke

¿Cuáles materiales innovadores utilizó en la propuesta? Busqué que el proyecto no fuera futurista, quise que fuera actual. No es innovador cuanto a materiales porque funciona con elementos muy sencillos: sistema LED, una cabeza de aluminio y una urna de vidrio. Lo que es innovador es el concepto de la luz en el rito de la muerte. ¿Para cuánto tiempo está proyectado Sky light? Está pensado para que dure entre 50 a 100 años, las urnas están diseñadas para que estén selladas, hay una urna primaria donde están las cenizas y una urna donde está la luz. La única restricción que tiene tiempos es el tema de la luz, toda fuente lumínica se va a acabar en cualquier momento y se debe hacer un mantenimiento aproximadamente de 10 años a cada luz y está planteado también para que se haga con paneles solares porque el consumo es más bajo. Más o menos son 10 dólares de mantenimiento diario. ¿Por qué cree este será uno de los cementerios del futuro? Primero porque estamos en un momento donde las personas están empezando a creer en el diseño, en la innovación, incluso en un campo poco intervenido como es el de la muerte. Hace 10 años era impensable proponerle a alguien que en vez de enterrar las cenizas las colgara en una lámpara. Sería impensable, y hoy mucha gente me ha preguntándome si ya se están comercializando. Me gusta que se hable del futuro de la muerte, teniendo en cuenta que nadie interviene en ese punto, nunca se piensa en diseños a futuro. Y en diseño nada es intocable, tú puedes intervenir en todo para bien o para mal. Segundo porque es viable en términos económicos y si todo sale como queremos, a mediados del 2014 podríamos una prueba piloto para ver como reacciona la gente.

Juan Isaza Cementerio del futuro, Kienyke

¿Cuál ha sido el recibimiento de las funerarias a las que ha presentado la idea? En el tema de las funerarias el proyecto ha tenido una aceptación increíble, precisamente porque nunca la arquitectura o el diseño se interesan en innovar en el tema de la muerte. Ellos están muy abiertos a evaluar nuevas opciones, ha sido muy bonito la respuesta hacía el proyecto. En Estados Unidos fue increíble la aceptación, y aquí me han llegado las ofertas de la Asociación Latinoamericana de Parques Cementerios y Servicios Exequiales, ALPAR, que está aquí en Medellín. Tengo varias ofertas, de una funeraria importante de Bogotá, de Ecuador, Venezuela pero lo primero es hacer una prueba piloto para poder comercializarlo. ¿Y qué tanto influenció la religión? Yo soy católico, pero creo que ya no interviene tanto. Por costos cremar a una persona sale más barato que enterrar a alguien que va desde 10 millones a 30. No pensé en ninguna religión, pensé en el tema de la muerte de manera universal. En Colombia, un país con conflicto armado y con un índice de muertes violentas muy alto, ¿cómo resignifica este proyecto la idea de la muerte? Primero por los elementos, el espacio y la luz están pensadas para que sea una experiencia positiva, lo que se espera es que la persona se sienta mucho más cómoda, todos queremos creer que los difuntos o los seres queridos están en un lugar mejor, un poco ese sentimiento de tristeza se refleja en los espacios, que mis abuelos y mis papas estén en un lugar mejor pero yo voy a un cementerio y es frío, es oscuro, es cemento y no sientes que sea así. Si visualmente, sientes que estás en un lugar bonito, creo que se refleja esa idea, lo que quiero creer de un lugar mejor para mis seres queridos, volverlo un lugar tangible. Y con el tema de la luz hay muchas cosas que se pueden trabajar dentro del conflicto como la reparación de víctimas. Utilizar esta idea como un monumento conmemorativo para las víctimas. Lea también Los diseños arquitectónicos más emblemáticos de Colombia Iluminart Bogotá
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