Para cualquier persona que decida emprender una travesía alrededor del mundo, sin importar su origen, es importante recorrer América Latina, al tener un valor cultural que ha pasado de generación en generación y una diversidad natural enorme. Entre sus más grandes destinos se encuentra México, país que recibe un gran cantidad de turistas por año.
Al ser tan popular se puede sentir que solo hay unos cuantos puntos por visitar y que cada uno seguramente estará muy concurrido por viajeros frenéticos que no le permitirán disfrutar plenamente de la experiencia. Es relevante saber que el país azteca ofrece varias alternativas, Las Pozas resulta una buena idea, no por descarte, sino por su belleza que da la ilusión de estar en un lugar mágico.
A siete horas en coche de Ciudad de México, en San Luis Potosí, se encuentra este destino paradisíaco que parece detenido en el tiempo. Su creación se acredita al romántico poeta inglés Edward James, que durante de la década tenía el sueño de construir El Jardín del Edén, y encontró en México la opción de construirlo, en compañía de su amigo y guía, Plutarco Gastélum, llegaron hasta Xilitla para el año de 1945.
Entre 1947 y 1957, el poeta utilizó el terreno con el fin de plantar orquídeas y tener animales exóticos, como venados, ocelotes, serpientes, flamencos y demás aves. Pero en 1962 se dio una terrible helada en la región que destruyó las plantaciones, así que James inició la construcción de un complejo arquitectónico, Gastélum fue encargado como el maestro de la obra.
Cuando murió Edward James la propiedad pasó a manos de la familia Gastélum, solo hasta el año de 1991 el jardín abrió sus puertas al público. Durante este tiempo no hay apoyo para la construcción de las Pozas, ocasionando el deterioro del complejo.
Para el 2007 la Fundación Pedro y Helena Hernández compran Las Pozas a los Gastélum, y así crean un fondo para conservación y restauración de esta bella locación. Con estas intenciones, se piensa tener el objetivo de ser nombrados referente artístico internacional. En 2012 fue declarado Monumento Artístico Nacional por la INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes).
Entre la arquitectura que poseen Las Pozas está, La escalera al cielo, La estructura de tres pisos que pueden ser cinco y la recámara con techo en forma de ballena, también la Casa Don Eduardo, la Casa de los Peristilos y La estructura llamada El Cine, que en su momento era adecuada por James para proyectar películas a los trabajadores y a sus familiares.
A siete horas en coche de Ciudad de México, en San Luis Potosí, se encuentra este destino paradisíaco que parece detenido en el tiempo. Su creación se acredita al romántico poeta inglés Edward James, que durante de la década tenía el sueño de construir El Jardín del Edén, y encontró en México la opción de construirlo, en compañía de su amigo y guía, Plutarco Gastélum, llegaron hasta Xilitla para el año de 1945.
Entre 1947 y 1957, el poeta utilizó el terreno con el fin de plantar orquídeas y tener animales exóticos, como venados, ocelotes, serpientes, flamencos y demás aves. Pero en 1962 se dio una terrible helada en la región que destruyó las plantaciones, así que James inició la construcción de un complejo arquitectónico, Gastélum fue encargado como el maestro de la obra.
Cuando murió Edward James la propiedad pasó a manos de la familia Gastélum, solo hasta el año de 1991 el jardín abrió sus puertas al público. Durante este tiempo no hay apoyo para la construcción de las Pozas, ocasionando el deterioro del complejo.
Para el 2007 la Fundación Pedro y Helena Hernández compran Las Pozas a los Gastélum, y así crean un fondo para conservación y restauración de esta bella locación. Con estas intenciones, se piensa tener el objetivo de ser nombrados referente artístico internacional. En 2012 fue declarado Monumento Artístico Nacional por la INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes).
Entre la arquitectura que poseen Las Pozas está, La escalera al cielo, La estructura de tres pisos que pueden ser cinco y la recámara con techo en forma de ballena, también la Casa Don Eduardo, la Casa de los Peristilos y La estructura llamada El Cine, que en su momento era adecuada por James para proyectar películas a los trabajadores y a sus familiares.
