
La inseguridad en Bogotá continúa dejando escenas alarmantes en las calles. Aunque en 2015 la ciudad reportaba una reducción en delitos de alto impacto, como robos a residencias, establecimientos y vehículos, con 1.500 casos menos en los primeros nueve meses del año, la percepción de inseguridad se disparó. En ese entonces, la victimización aumentó del 20 % al 41 %. Hoy, casi una década después, los ciudadanos sienten que la situación es aún más crítica: salir a la calle representa un riesgo constante.
Una muestra de ello fue el intento de sicariato registrado el pasado viernes 4 de julio en la localidad de Usaquén. Cerca de las 6:50 p. m., en la intersección de la calle 157 con carrera 7.ª, en el sector de Villa Nidia (barrio Barrancas), dos hombres a bordo de una motocicleta atacaron a balazos a un pasajero que iba dentro de un taxi estacionado.
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El parrillero abrió fuego en repetidas ocasiones contra el hombre que viajaba en la parte trasera del vehículo. El conductor del taxi, en un acto instintivo y valiente, embistió la motocicleta, haciendo que los delincuentes cayeran y huyeran a pie del lugar, dejando atrás el vehículo.
El ataque dejó herido al pasajero, un hombre de aproximadamente 32 años, quien recibió al menos dos impactos de bala y fue trasladado a un centro médico, donde se recupera en condición estable.
Lo más angustiante del hecho fue que varios menores de edad quedaron atrapados en medio del tiroteo. Dos niñas que caminaban junto a sus familiares cerca del parque se vieron obligadas a lanzarse al suelo para protegerse, mientras que otro padre se tiró al piso para cubrir con su cuerpo a su hija y evitar que fueran alcanzadas por las balas. Por fortuna, todos resultaron ilesos.
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Cámaras de seguridad de la zona registraron el ataque, y las autoridades ya están analizando las rutas de llegada y escape de los agresores para dar con su paradero. Según información preliminar, el hecho podría estar relacionado con disputas territoriales por el control del microtráfico en la zona.
Este nuevo hecho de violencia se suma a una preocupante escalada de inseguridad en Usaquén, donde los vecinos reportan constantes enfrentamientos entre bandas, hurtos y ataques con armas.