
El atentado ocurrido el pasado fin de semana contra el senador Miguel Uribe Turbay ha puesto en marcha una investigación exhaustiva por parte del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía y la Policía Nacional, así lo informaron en rueda de prensa la fiscal, Luz Adriana Camargo y el general Carlos Triana.
Aunque el político logró salir con vida gracias a la atención inmediata que ha recibido por el cuerpo médico, los hechos dejaron en evidencia la persistente amenaza del tráfico ilegal de armas y el uso de menores en estructuras criminales. Una fuente cercana a Kienyke.com que pertenece a esta entidad hizo un análisis técnico sobre las claves y pistas que por ahora tienen las autoridades.
El arma: ¿de dónde vino?
Según la fuente del CTI consultada por este medio, el arma utilizada en el ataque, una Glock calibre 9 milímetros, fue una pistola comprada en agosto de 2020 habría sido importada ilegalmente desde Estados Unidos. El primer paso en este tipo de investigaciones es verificar si el arma conserva su número de serie. Si lo tiene, se coordina con agencias como el Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives (ATF) en EE. UU. para rastrear el origen: quién la fabricó, a quién se vendió originalmente y cómo pudo haber llegado a Colombia.
En los casos en los que el número de serie ha sido borrado, los expertos aplican técnicas químicas o emplean instrumentos de recuperación electroquímica que permiten “revivir” los grabados originales del arma: "También se cruzan datos de inteligencia sobre rutas de tráfico de armas y se analiza la posible conexión con grupos armados o redes criminales", explicó el experto.
Cotejo balístico: la "huella digital" de cada arma
Con respecto a cómo se lleva a cabo el cotejo balístico de las12 vainillas encontradas en el lugar de los hechos, el analista mencionó que "para establecer si todas provienen de la misma arma, los investigadores forenses disparan la pistola incautada en un entorno controlado y analizan las marcas que deja sobre las vainillas, conocidas como "huellas balísticas". Cada arma genera marcas únicas en la recámara, el percutor y el extractor, similares a una huella dactilar".
Luego de esto, dichas marcas se comparan en el microscopio con las vainillas halladas en la escena del crimen. Si coinciden, se confirma que la misma arma fue utilizada: "Este cotejo puede tomar entre dos y tres días si el laboratorio no está congestionado", agregó recalcando que "sin embargo, un informe técnico completo, con fotografías, descripciones y validación pericial, puede demorar hasta una semana".
Asimismo, los peritos forenses utilizan sistemas computarizados de comparación balística, similares al IBIS (Integrated Ballistic Identification System), que permiten buscar coincidencias en bases de datos nacionales y detectar si el arma ha sido utilizada en otros delitos.
Preservación de la evidencia: cadena de custodia rigurosa
Cada elemento encontrado en la escena, desde vainillas hasta ropa con residuos de pólvora, es cuidadosamente empacado y etiquetado.
Las vainillas se colocan en sobres de papel (nunca plástico, que puede alterar residuos); las armas, en cajas específicas; y la ropa, en bolsas limpias.
La cadena de custodia es clave: se debe registrar quién encontró cada objeto, en qué lugar, a qué hora, y qué funcionarios han tenido contacto con la prueba. Cualquier error o manipulación indebida puede hacer que la evidencia sea inadmisible en juicio.
El papel del menor implicado: enfoque diferenciado
Uno de los aspectos más sensibles del caso es la participación de un menor de edad como presunto autor material del atentado. En estos casos, la Fiscalía activa una unidad especializada en adolescentes en conflicto con la ley. La intervención se hace siempre en presencia de un defensor de familia, y con apoyo psicológico.
Los expertos evalúan no solo la participación directa del menor, sino también su entorno: si actuó por coacción, si pertenece a una red criminal o si fue utilizado como instrumento. Las entrevistas se hacen con enfoque psicosocial, buscando evitar la revictimización y garantizar sus derechos.
Cabe destacar que hasta el momento, la Fiscalía ha llevado las audiencias bajo reserva dado que se trata de un menor de edad que está cobijado bajo reglas diferentes a las de un adulto.
¿Disparó como un profesional?
Un detalle inquietante que analizan los expertos es la forma en que el menor disparó. “Si vemos que disparó con precisión, hizo ráfagas controladas, apuntó a zonas vitales o manipuló el arma con seguridad, podemos sospechar que recibió instrucción previa”, explica una fuente del CTI, agregando que "también se estudian residuos de pólvora en sus manos, la posición del disparo y su comportamiento posterior".
Lo cierto es que el atentado contra el senador Miguel Uribe no solo dejó en evidencia la vulnerabilidad de figuras públicas, sino también los complejos desafíos que enfrenta la justicia en un país con redes de tráfico de armas transnacionales y el uso de menores en el crimen.
Finalmente, el experto del CTI explicó que por medio de protocolos forenses cada vez más avanzados, casos como este pueden resolverse con mayor celeridad y efectividad, enviando un mensaje claro: la impunidad no es una opción.