
La canciller Rosa Villavicencio enfrentó su primer debate de control político en la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes, centrado en la implementación del nuevo modelo de pasaportes. En medio de los cuestionamientos, fue enfática: “Ni calvario ni crisis ha existido, porque ningún día han faltado los pasaportes”.
Durante su intervención, Villavicencio confirmó que el Gobierno decidió prorrogar el contrato con la empresa Thomas Greg & Sons hasta el 31 de marzo de 2026, con el fin de asegurar la continuidad del servicio. A partir del 1 de abril, si la infraestructura estatal está lista, la Imprenta Nacional asumiría la operación de forma definitiva.
La canciller explicó que el convenio con la Casa de la Moneda de Portugal fue resultado de un análisis técnico: “Portugal fue la que ofreció el menor tiempo posible para hacer todo el proceso de transferencia de tecnología, 10 años. Alemania ofrecía 15 años y todas las demás ofrecían mucho más tiempo”.
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Villavicencio también cuestionó las condiciones del contrato actual con Thomas Greg & Sons, señalando que no le permite al Estado tener la propiedad ni el control de las máquinas necesarias para la producción de las libretas. “Donde efectivamente podremos tener la autonomía de personalizar los pasaportes, porque el contrato de Thomas Greg no ha permitido que el Estado tenga ni siquiera la propiedad de las máquinas, ni siquiera el control”, afirmó.
El plan del Gobierno es avanzar hacia un modelo público que garantice soberanía tecnológica y control estatal sobre el sistema, mientras asegura que no haya afectaciones en la entrega de pasaportes durante el periodo de transición.