Más de 12.000 kilómetros separan a Katherine Bustos de su padre, un adulto mayor que pasa por uno de los momentos más difíciles de su vida, lejos de su hija. La pandemia del coronavirus no ha permitido que los dos se encuentren de nuevo debido al alto costo del traslado desde Nueva Zelanda hasta Colombia.
Hace dos años, Katherine decidió dejar su país para apoyar económicamente a su familia sin pensar que algo así ocurriría. El desespero hace que la distancia sea aún mayor puesto que no hay una voz de ayuda o una respuesta inmediata que salve su impaciencia y angustia.
Desde la segunda semana de marzo el gobierno de Nueva Zelanda decretó la cuarentena. "A partir de ahí me quedé sin trabajo", señaló Katherine en diálogo con KienyKe.com. Sin embargo indicó que ha "recibido subsidios para lo más necesario que es alimentación y arriendo".
El hotel Hilton de Queenstown, ciudad donde reside, anunció que su despido se realizaría el 22 de junio. Debido a la medida preventiva, Katherine dejó de trabajar y ha sobrevivido con la ayuda que le otorga el gobierno. A la fecha, su situación sigue siendo la misma, pero ahora con el afán de regresar a su país para estar al lado de su padre.
Una llamada inesperada
"Hace una semana me enteré de lo de mi papá. Recibí una llamada de mi hermana y me contó que su estado de salud es grave", contó.
Los médicos reportaron un aneurisma cerebral y se realizaron los tratamientos debidos, a la espera de que la vena no se vuelva a estallar. "Ayer (jueves 7 de mayo) se cumplieron los días más críticos, pero aún hay riesgo y es muy alto", manifestó.
Enterada de la situación, Katherine buscó de inmediato un vuelo para dirigirse a su país, pero, "desafortunadamente no hay por la pandemia", exclamó.
Se comunicó con el Consulado y la Cancillería de Colombia para encontrar una solución, y, a pesar de que su solicitud recibió una respuesta y una buena colaboración por parte del Gobierno Nacional, no fue la que ella esperaba.
"Nos dijeron (ciudadanos colombianos) que sí hay un vuelo humanitario que salga desde Australia, pero que el tiquete nos vale 2.860 dólares americanos", dijo. Una cifra que supera los 11 millones de pesos colombianos.
Katherine contó que ha recibido algunos aportes económicos para poder ver de nuevo a su padre. "Afortunadamente mucha gente buena me ha ayudado. Con más esfuerzo voy a poder pagarlo", precisó.
Sin embargo, la preocupación de la joven colombiana no solo radica en ella sino en las demás personas que están en el exterior y podrían estar pasando por la misma situación, con la diferencia de que no todos cuentan con recursos para regresar.
"Son personas que tal vez dejaron a sus hijos en otros países, que tenemos a nuestras familias enfermas en Colombia o que estamos varados sin plata. Hay gente que no habla el idioma y que no tiene recursos. Solo pido que el gobierno nos colabore para que esos precios puedan bajar", señaló.
Si no se cumple con el cupo, no hay vuelo
El alto costo que genera el traslado hasta Colombia puede incurrir en que la gente no decida viajar por no contar con los recursos necesarios. Si no se llena el avión con la capacidad que es, no hay vuelos.
"Si ese vuelo no se llena en un 50 %, no sale y se cancela por cuestión de peso", contó a este medio.
Esa es la situación que se presenta con el traslado de Nueva Zelanda a Australia y de Australia a Colombia.
El recorrido que debe hacer Katherine desde Queenstown hasta Bogotá es de horas, miles de kilómetros y altos costos.
"Debo trasladarme hasta Christchurch, que está a seis horas en carro porque el aeropuerto va a estar cerrado por mucho tiempo. En esta ciudad debo buscar un vuelo que me lleve hasta Auckland, el tiquete está alrededor de 500 dólares neozelandeses que en pesos colombianos son alrededor de un millón de pesos", puntualizó.
Katherine Bustos solicita una ayuda del gobierno no solo para su bien personal, sino común. Pues según dijo, son varios los colombianos que se encuentran en el exterior con ganas de retornar al país y estar cerca de los suyos.
