
La disputa legal entre Frisby Colombia y una empresa homónima registrada en España ha desatado una serie de consecuencias legales, comerciales y reputacionales. El caso, que se encuentra en estudio por parte de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), gira en torno al uso no autorizado del nombre, imagen y logotipo de la cadena colombiana en territorio europeo.
Uno de los eventos recientes que llamó la atención fue la posible salida de Gonzalo Barrenechea como administrador de Frisby España. En diálogo para Kienyke.com, el abogado auditor del Centro Jurídico Internacional, Andrés Gómez Quintana, indicó que “la salida de Gonzalo Barrenechea como administrador de Frisby España, puede interpretarse como una consecuencia directa de la presión legal y mediática ejercida por Frisby Colombia, tras conocerse que la empresa en España utilizó el nombre y la imagen de la cadena colombiana sin autorización”.
Gómez Quintana también explicó que “la salida de Barrenechea, podría ser vista como un intento por parte de Frisby España de desmarcarse del escándalo y mitigar el impacto reputacional”. Frente a la marca en Colombia, el abogado agregó que este episodio podría reforzar su imagen local, ya que “esto puede fortalecer la lealtad hacia Frisby en Colombia, posicionándose como una empresa que protege su identidad y su legado”.
Otro de los hechos que ha sido interpretado como señal de presión es el anuncio de Frisby España de modificar, de forma temporal, su logotipo y colores corporativos. Según el abogado consultado, “podría ser un punto de inflexión positivo para Frisby Colombia, siempre y cuando se mantenga el control del relato y se fortalezcan las barreras legales y comerciales frente a futuras apropiaciones”.
Además, aseguró que “el hecho de que Frisby España modifique su imagen visual es un reconocimiento de que la similitud con la marca original podría estar generando problemas legales o éticos”. Y añadió: “recordemos que esta decisión no se habría tomado sin la presión de los consumidores colombianos, los medios de comunicación, y especialmente la acción jurídica iniciada por Frisby Colombia”.
En su análisis, también destacó: “el cambio temporal puede leerse como un retroceso o repliegue, lo que significa que la defensa de la marca está surtiendo efecto. Y por último se puede tomar como positivo lograr que un tercero modifique su imagen incluso antes de que se emita una sentencia es una señal de que Frisby Colombia ha logrado imponer respeto por su identidad de marca, al menos en la esfera pública”.
Respecto a las posibilidades comerciales de la marca registrada en España tras este conflicto, el abogado señaló que “es importante tener en cuenta que el ámbito comercial posiblemente direccionado a la población latina se podría establecer que el correspondiente estudio de mercado puede que no permita que sea tan aceptado o famoso el posicionamiento de Frisby España por la población latina, sin embargo, dicho posicionamiento será del uso de las diferentes herramientas de mercado que use Frisby España en su correspondiente territorio”.
Una de las inquietudes que ha surgido en este proceso es si Frisby Colombia estaría obligada a operar directamente en Europa en caso de que obtenga una decisión favorable. Al respecto, Gómez Quintana fue claro: “En este caso es importante que se establezca que en caso de que se le otorgue la razón a FRISBY COLOMBIA, la misma, de forma obligatoria deberá de hacer uso de la marca registrada, ya que la normativa europea, establece que al no hacer el correspondiente uso dicha marca será motivo de cancelación de registro y podrá ser usada por quien se encuentre interesado, en los términos legalmente establecidos”.
Y añadió que “los tiempos para hacer uso de la marca empiezan a contar desde los 5 años desde el correspondiente registro, no obstante, dicho tiempo no hace que se tenga el control completo de la marca hasta que no se haga el uso comercial dentro del territorio europeo”. Además, puntualizó que “la marca tiene una validez en el territorio español de un término de 10 años siempre y cuando se haga el correspondiente uso”.
El caso Frisby ha servido como ejemplo para alertar a otras marcas latinoamericanas sobre la necesidad de blindar su propiedad intelectual a nivel internacional. Aunque aún no se conoce el fallo de la EUIPO, el proceso ha visibilizado los desafíos que implica proteger una identidad empresarial en otros mercados.
Por ahora, tanto los movimientos administrativos como los ajustes de imagen por parte de la empresa española son interpretados por el entorno jurídico colombiano como señales de que la presión ejercida desde distintos frentes está generando efecto. No obstante, el desenlace dependerá del resultado oficial de la disputa legal en curso.