La pandemia del coronavirus ha obligado a la sociedad a tomar una pausa en su camino y pensar en si las dinámicas de estudio que se estaban llevando a cabo son realmente efectivas y eficientes.
Con la presencia del Covid-19 en el país, las instituciones educativas optaron por tomar el bus del confinamiento, que los conduce a sus hogares, para realizar una práctica poco común como lo son las clases virtuales.
Mucho se especuló antes de dar inicio a este ejercicio. Opiniones divididas aparecieron por doquier sin antes saber cómo iba a resultar. Ahora que ya se están ejecutando la pregunta es: ¿deberían continuar después de la cuarentena?
KienyKe.com contactó al politólogo y profesor de Ciencia Política de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, para entender la forma y el fondo en que este ejercicio se ha llevado a cabo y el comportamiento tanto de docentes como de alumnos ante esta situación.
"En términos generales tengo una opinión muy positiva porque a los estudiantes le ha permitido continuar, reinventarse, y estudiar un poco el mundo y el fenómeno político. Gracias a la virtualidad podemos entender desde el punto de vista de la Ciencia Política lo que nos dice el coronavirus", señaló.
Esta práctica, que a su vez genera diferentes visiones sobre los lineamientos en educación, refleja las desventajas que se presentan a la hora de la práctica y que existen al interior de un aula.
"La coyuntura desnuda un montón de problemas de conectividad que tienen los estudiantes, especialmente los que vienen de otras regiones y viven solos en Bogotá. El que está con sus papás cuenta con ese apoyo, pero los otros no. Esa brecha deja a veces mal parados a algunos estudiantes, a pesar del esfuerzo del profesor", manifestó.
Sin embargo, a pesar de los problemas técnicos que se pueden presentar y que quizás podrían llegar a entorpecer el desarrollo de las clases virtuales, cuentan en ocasiones con el apoyo de las instituciones. En este caso, las universidades.
"Desde la universidad se debe estar atento a las alertas de los estudiantes, cuando tienen problemas con el computador o el costo del internet. En estos casos hay que activar redes de solidaridad. En el Rosario, por ejemplo, están subsidiando a los estudiantes", contó el docente.
El ambiente de las aulas no es el mismo que se vive desde un hogar, donde cada quien está frente a una pantalla sin mirar la expresión corporal de la otra persona.
"La relación es más fría. Con la presencial tenía estudiantes que se acercaban y me preguntaban. Ahorita la clase se acabó y ya. Los debates, que son tan importantes en algunas disciplinas y materias, tienen más ventaja con la presencialidad. Con la virtualidad es muy acartonado y rígido", agregó.
De una opción temporal, a un ejercicio permanente
Los estudiantes gozan de un privilegio que muy pocos tienen en este momento debido a la pandemia del Covid-19. Mientras incrementan los despidos en algunas empresas, ellos aumentan su conocimiento a pesar de la situación. "Tienen una actividad mental a la que pueden estar respondiendo", contó.
Más allá de los errores técnicos y fallas que se puedan presentar, las clases virtuales han despertado un interés en quienes su personalidad es diferente en lo presencial.
"Los estudiantes tímidos se animan a hablar en chat y a levantar la mano. Hay estudiantes que se sienten más cómodos. Acá hay una democratización. Se nos olvida que también está abriendo espacios para gente que la presencialidad significa desventaja".
De acuerdo a Mauricio, los estudiantes han sido receptivos a sus clases. "El número de alumnos que asiste se ha incrementado exponencialmente. Eso me sugiere un poco la idea de que el estudiante puede estar en la clase pero a la vez puede pararse, tomar café y tener más libertad. Hay menos rigidez que en un salón de clases".
Los horarios de "entrada" y "salida" se cumplen sin retrasos. Los desplazamientos en la ciudad o en la misma universidad ya no se ven reflejados. "Nos estamos ahorrando un montón de tiempo. Esto ha significado una flexibilidad en materia de desplazamientos".
Educación virtual: "una respuesta asertiva y acertada"
Las maneras de educar no tienen una verdad absoluta. Hay quienes lo realizan de una forma y el resultado es negativo. Como hay veces que puede ser positivo.
En cuanto a las clases virtuales, Mauricio señala que "se pueden seguir utilizando siempre y cuando se entienda que puede ser algo complementario y que no es la única forma de educación".
Con base a las dificultades que existen, el profesor y politólogo plantea conservar aquello que contribuya a tener un mejor acceso a la educación. "Uno se pregunta qué se puede mantener en la virtualidad para ahorrar costos y efectos del medio ambiente. Menores costos en transporte para estudiantes, profesores y administrativos".
Debido a la coyuntura los mecanismos de evaluación no pueden seguir siendo los mismos. Ahora radican más en una propuesta por parte de los estudiantes quienes son los protagonistas directos. "No podemos seguir como si ellos estuvieran ahí. Debemos indagar cuáles pueden ser las mejores maneras de evaluar y si la clase está avanzando o no".
Por último, Mauricio Jaramillo agregó que la comunicación con los estudiantes debe ser más constante. "Ahora hay que preguntar más cómo se siente la gente, si se siente solo, apartado, aislado", puntualizó.
