“Viajar y conocer el mundo le abre a uno la mente para distintas posibilidades, yo siempre quise hacer una empresa, toda la vida me pareció que era lo que debía hacer. En 1999 con la crisis de Asia que llegó a Latinoamérica, mi papá perdió su trabajo y mi mamá se quebró. Hubo muchos dilemas en la casa porque no sabíamos de dónde se iban a pagar las cuentas, en ese momento yo dije: quiero ser empresario porque siendo empleado siempre voy a contar con este riesgo, uno no tiene seguro nada. Siempre conté con pocas agallas de salir de ser empleado, creo que es el paso más difícil de todos porque de pasar a tener un salario fijo, seguridad social y contar con todos los beneficios, uno debe pasar a emprender una carrera de solista”, recuerda Juan Roldán, uno de los empresarios jóvenes más exitosos de la actualidad.
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Tuvo una empresa de juegos sociales en Brasil y otras partes del mundo, es cofundador de Paymentez, una de las plataformas de contenido virtual líder en América Latina que cuenta con cerca de cuatro millones de usuarios y alrededor de 10 millones de transacciones al año.
Es además socio y miembro de una página de descuentos e-commerce que le compite a Groupon. Se trata de Cuponidad, que desde hace un buen tiempo se convirtió en una empresa exitosa con sedes en Venezuela y Perú; también tiene Mentez Labs, una incubadora aceleradora de proyectos como aplicaciones para taxi, plataformas para comprar el catálogo de Amazon e Ebay; y posicionó El Corral en Estados Unidos, la franquicia de Hamburguesas El Corral en la tierra de las comidas rápidas.
¿Cómo hizo este administrador de Empresas que durante cinco años contaba con un trabajo cómodo dentro de la Price Waterhouse Coopers, para salirse de su zona de confort y encontrar en el acierto y error la clave para el éxito?
Antes que todo, quería ser actor
A la edad de 10 años empezó con las ganas de actuar y de hacer teatro. Estuvo en clases con María Angélica Mallarino. A los 17 años, recién salido del colegio quería hacer teatro de una manera mucho más profesional pero comenzaron las dudas.
“Yo no sabía si hacer una carrera de teatro en este país era algo con lo que uno pudiera vivir, entonces aunque me gustaba mucho empecé administración de empresas que yo digo que es la carrera a la que llega todo el mundo que no tiene nada que hacer en la vida y la combiné con teatro”, relata.
Por un año alternó sus dos pasiones. Estudiaba hasta las cinco de la tarde y de seis a once estudiaba teatro en una escuela llamada Estudio 21. Su ritmo de vida era muy intenso pues su día comenzaba a las seis de la mañana y terminaba a las doce de la media noche. Quiso salir del país a buscar nuevos objetivos pues logró entender que en las artes escénicas solo iba a encontrar un hobbie.
“Lo dejé de lado pero si me gusta mucho ir a teatro, lo considero mucho menos importante en mi vida pero siempre he sido fan del cine y las artes escénicas, me encanta el cine, ahora estoy haciendo un largometraje animado con un amigo mío y estamos firmando los derechos de una novela importante para volverla animada”.
Los viajes y los idiomas lo hicieron distinto
En 1997 este bogotano vivió en Israel luego de cursar dos semestres de Administración de Empresas. Estuvo en Jordania, Egipto y gran parte de Europa ‘mochiliando'. Pasando por más de cinco países y agregando a su lengua materna el inglés, francés y alemán, decidió volver al país en 1999 para terminar sus estudios. A finales de ese mismo año realizó un intercambio en Holanda para especializarse en Negocios Internacionales. Se inventó cuanta maroma estuviera disponible para poder quedarse. Duró dos años y medio más. Hizo sus prácticas en Barcelona durante diez meses, volvió a Holanda a terminar su tesis y se dirigió a Frankfurt, Alemania, donde duró dos años.
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Aprendiendo alemán se empleó en una de las consultoras más grandes del mundo, la Price Waterhouse Coopers. Su jefe se lo llevó consigo a Londres y a los seis meses tuvo su primer contrato a término indefinido. Duró 10 años en la compañía.
Juan, ¿en qué momento piensa usted en montar un negocio?
Viajando, conociendo y distinguiendo. Es también contar con un poco de suerte, de pronto se presenta una oportunidad y uno empieza a meterse en el cuento y se anima a dar el salto haciendo algo de pruebas, pero definitivamente tener un recorrido mundial, salirse de la burbuja y ver cómo vive otra gente, otras costumbres, estando en un país desarrollado, es ahí donde uno empieza a decir qué ideas me puedo traer yo de allá.
¿Empieza con aplicaciones en Facebook, cuando esta herramienta no era muy conocida?
Sí, empezamos con aplicaciones en Facebook, en el 2007 cuando no era muy fuerte, en esa época la plataforma estaba cerrada a terceras personas para que pudieran desarrollar aplicaciones para esa plataforma, fue a mediados de ese año que Facebook abre esto y uno empieza a ver que hay estudios que empiezan a desarrollar códigos sobre la plataforma y estas aplicaciones son muy sencillas lo particular es que la distribución es muy rápida y muy viral.
El que una persona bajara una aplicación y después que sus 100 o 200 amigos la vieran y de esos, 50 la bajaran, hacían que esto se multiplicara y se convirtiera en un éxito total de viralización. Mi hermano, Jaime Roldán, el técnico del grupo, tuvo la idea de hacer aplicaciones en Facebook y de amasar una cantidad de usuarios y después de monetizar esa cantidad de usuarios, vendiendo publicidad en las aplicaciones. La idea era enfocarnos en América Latina donde esa vaina no existía.
Dijimos, qué hacemos, creamos las aplicaciones pero si lo hacemos necesitamos de un ejército de desarrolladores y no tenemos el presupuesto, entonces se nos ocurrió que pudiéramos hacer una convocatoria y empezar nuestro experimento involucrando universidades, gobiernos, compañías desarrolladoras de software para la convocatoria.
La estrategia que los dio a conocer
Ya teniendo la idea consolidada, Juan, su hermano y su socio Juan Franco, decidieron apostar por una convocatoria en la que jóvenes universitarios hicieran aplicaciones en Facebook, crearan todo el software y ellos les daban promoción. La idea era que después de seis semanas ganara la aplicación que más usuarios tuviera. Contaron con premios de 20 millones de pesos para el ganador, 10 millones para el segundo puesto y 6 millones para el tercero.
Este ejercicio contó con la socialización nacional ya que Juan, A través de una amiga que trabajaba en uno de los medios masivos más importantes de Colombia, logró dar a conocer esta convocatoria. “En esta página dijeron hasta que los creadores de Facebook venían al país para hacer un concurso (risas), esa vaina empezó a rodar la voz y tuvimos más de 1.500 registros de personas que querían hacer desarrollos” dice.
La Universidad de Los Andes se unió a la iniciativa con una beca para estudiar Ingeniería de Sistemas y fue un éxito ya que se lograron consolidar 100 aplicaciones, en esa época ganó una que se llamó: tejo virtual.
Era un juego en el que unos desarrolladores de Tunja decidieron poner el tejo online, la gente empezó a hablar de este juego. Este modelo lo replicaron en México, en Turquía, Sudáfrica, Argentina y en Brasil, allí hicieron el mismo concurso.
“La idea no daba plata”
¿Empieza a funcionar el negocio luego de que ustedes hacen estos concursos en distintos países?
No, ahí no empezó a funcionar, digamos que empezó a funcionar desde el punto de vista de uso. El usuario le gustaba lo que veía y lo usaba pero no pagaba. El problema es que en esa época en Latinoamérica la televisión y los medios impresos eran muy fuertes, los medios digitales eran muy experimentales, los presupuestos para lo online eran muy pequeños. Por ese lado el modelo no arrancaba, lo que hicimos fue vender aplicaciones especialmente para empresas. Si nosotros hacíamos un montón de agendas electrónicas, chistes electrónicos o el jueguito, dijimos: pues hagamos eso mismo pero acomodémoslo a una marca, y hagamos desarrollos personalizados, empezamos un proceso de venta e hicimos unas aplicaciones pequeñitas para la revista Semana, El Tiempo, entre otros.
Haciendo una aplicación para una de las primeras empresas que hacían Smartphone logramos recaudar como 20 millones de pesos, lo que nos sirvió para hacer un portafolio de servicios e irlos a mostrar a otras compañías.
Con un negocio que hicimos con Samsung el modelo empezó a dar plata, ya que ese primer trabajo costó 400 millones de pesos. Nos fue tan bien con esta compañía que fueron recomendados con la filial en Estados Unidos además de hacer aplicaciones ajustadas para grandes compañías.
¿El negocio revienta?
En 2008 y en este modelo de buscar cómo monetizar la audiencia que ya teníamos en redes sociales, unos cinco millones de usuarios, nosotros dijimos bueno, la publicidad no está funcionando. Vender aplicaciones hechas para empresas pues sí pero busquemos otra forma de monetizar a los usuarios que ya tenemos. Nos encontramos con un modelo para decir, qué tal si comenzamos a vender cositas, que el uso de las aplicaciones sea gratis pero vendamos contenido Premium dentro de las mismas. Esto era un modelo que se venía haciendo, era la aplicación gratis pero si usted quería tener una mejor experiencia pues compre el contenido Premium, ese contenido le podría costar unos 5 o 10 centavos de dólar.
En el mercado ya estaba posicionado en Brasil pero no encontrábamos una plataforma de pagos que pudiera hacer mucho volumen de transacciones por un precio más bajo, el tema era cómo manejar el nivel transaccional si esta vaina se empieza a escalar, decidimos crear esa misma plataforma, y ahí nace Pay Mentez.
Comenzamos a facturar por ahí muy poquito, teníamos una aplicación que se llamaba Body Pocket, que era muy popular en Brasil, y ellos solo vendían publicidad pero no tenían contenido Premium, nosotros les propusimos que les ayudábamos a monetizar y ahí empezamos, era un muñequito al que la gente tenía que comprar cosas, comenzaban con la ropa y lo cuidaban.
Luego de unos meses y después de una visita a China, lugar en el que había conocido a unos desarrolladores de juegos que tenían posicionada una aplicación, Juan comenzó a perder la esperanza ya que ninguno de estos futuros empresarios se animó a decirle que sí a la idea de trasladar un juego de granja a Brasil.
“A los seis días de haberme regresado a mi sitio de residencia en Londres, recibí una llamada de uno de los chinos, querían que firmaramos un contrato y yo le dije que listo”, recuerda Roldán.
La entonces empresa de juegos sociales ‘tropicalizó’ la idea de los jóvenes chinos y la adaptó a Brasil donde tuvo un éxito rotundo.
Tres meses duró el juego lleno de problemas, ya era conocido pero la gente se quejaba. Después de tres meses empezó a tener una actividad desmesurada, y la empresa de Roldán empezó a doblar el número de usuarios día por día, fue así como en marzo de 2010 ya teníamos más de 30 millones de usuarios jugando todos los días.
El negocio comenzó a dar dinero ya que el 5 por ciento de los 30 millones de jugadores pagaban por contenido extra unos 10 mil pesos al mes. Así fue que el primer millón de dólares llegó.
¿Hoy en día la compañía cambió mucho? Ya hay juegos de estos en distintas partes.
El tema de los juegos es muy volátil, porque al comienzo que éramos los únicos era maravilloso pero ya después eso se llenó de gente y el tema de los juegos sociales lo que hizo fue democratizar la industria.
Los ingresos se bajaron y unos juegos que en tenían un ciclo de vida útil de dos o tres años comenzaron a bajar.
Cuando nosotros estábamos en la cima decidimos vender la mitrad de la empresa a un fondo de inversión, pues era la oportunidad de hacer dinero para nosotros y hacer crecer más la empresa.
En 2011 la industria de los juegos en redes sociales tuvo problemas y nosotros vimos que la plataforma que habíamos creado para recibir los pagos era muy importante. Todo el mundo quería monetizar a través de esta allí y nadie quería publicar juegos sin usar la plataforma. Fue así como separamos esta utilidad de la empresa de juegos.
¿Cuáles son sus otras compañías?
En 2011 invertimos en una empresa en Colombia que se llama cuponidad, es la competencia más fuerte que Groupon tiene en Colombia. Era una empresa muy pequeña y se ha convertido en uno de los negocios más importantes de nosotros. Es un portal de ventas de servicios y productos en descuento, y ya tenemos sede en Venezuela y Perú, gracias a la inversión del grupo venezolano Cisneros.
¿Quién les meta la idea de llevar El Corral a los Estados Unidos?
Fue chistoso porque mi socio que vivía en Miami, salió en alguna oportunidad al parque con sus hijas. Se encontró con un colombiano que le comentó que estaba tratando de llevarse la franquicia con los dueños del famoso restaurante pero que le había sido imposible.
A él le quedó sonando la idea y me dijo: “oiga, existe esta posibilidad de ser los primeros en abrir El Corral en los Estados Unidos”. Yo le dije que nosotros no hacíamos hamburguesas, hacíamos tecnología.
Nos quedó la vaina sonando y empezamos a ver las posibilidades. Nos lanzamos, no le puedo decir pero fue una cifra de más de siete números, fue bastante dinero el que invertimos, ahí lo que hicimos fue, negociar con los dueños en Colombia la franquicia durante año y medio
En el proceso dudamos mucho en meternos en este negocio. Pensábamos en que era muy jodido, llevar una franquicia es muy difícil primero porque el reto es llevar un concepto que se importó de Estados Unidos en los 80 y luego reexportarlo, ese era el reto más grande.
Nuestra mentalidad cambió cuando en un proceso de reestructuración de Burger King nos trajimos al representante de esa cadena para Latinoamérica, él se trajo un equipo de especialistas y así fue como nos agarramos de buenos elementos para hacer crecer este negocio.
¿Hace cuánto fue eso?
Las negociaciones comenzaron en 2011, acabaron en septiembre de 2012 y abrimos el primer restaurante en el 2013.
¿Cómo les ha ido con este negocio?
Nosotros hicimos un estudio de mercado para abrir la marca posicionándola en un cuadrante donde sentimos que había un espacio muy grande para llenar en el mercado.
Nos ha ido súper bien, el primer mes que se abrió el local, se dieron ventas récords para la marca en general. Fue la mejor apertura que ha tenido El Corral en los treinta años que lleva, el recibimiento fue increíble.
En el transcurso del primer año los comensales que iban eran casi todos colombianos, digamos que casi el 95 por ciento eran colombianos, pero eso ha venido cambiando a nuestro favor. Nosotros hacemos estudios todos los días de quién entra a consumir y ahorita tenemos un 40 % colombiano, 30% hispanos y un 30% de estadounidenses, lo cual es muy bueno. Nuestro lema es: ‘burgers for burger lovers”, no queremos un restaurante de colombianos para colombianos.
Hace poco abrimos el segundo local en Kendall (Miami), fue una apertura más calmada que la primera pues el boom ya pasó, pero digamos que nos ha ido muy bien.
¿Ya le encontraron el punto de equilibrio a esos dos locales?
Para el primero sí, para el segundo apenas empieza ahora seguimos con la expansión, a comienzos de marzo abrimos el tercer local en Brickell, luego uno en Hollywood, ciudad ubicada en el condado de Broward (Florida) y posteriormente haremos la apertura de un tercero para completar cinco.”
Nosotros compramos la franquicia para abrir El Corral en toda La Florida pero tenemos una cláusula que nos permite abrir en toda la costa este, nuestro plan es abrir más de 130 restaurantes en los próximos diez años. Hay unas cláusulas como todo contrato de franquicia donde se le paga a la marca, también hay unos costos que se van para un fondo de marketing y también uno de participación de ventas por parte de la marca aquí en Colombia.
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Juan Roldán no cree en la posibilidad de emplearse durante toda su vida. Hasta el momento su empresa se ha diversificado y cuenta con una bonanza económica lo suficientemente importante como para adoptar decisiones arriesgadas.
"Yo me he equivocado tantas veces, he perdido, pero también he ganado. Si el proyecto no funciona, se cierra. Yo he empezado tres o cuatro proyectos que empezaron bien y de repente se quebraron y hubo que acabarlos, uno no habla de ellos pero es la experiencia que se necesita para tener ideas exitosas".
En Twitter: @cahurtadokyk
El hombre que llevó Hamburguesas El Corral a Estados Unidos
Jue, 06/03/2014 - 03:30
“Viajar y conocer el mundo le abre a uno la mente para distintas posibilidades, yo siempre quise hacer una empresa, toda la vida me pareció que era lo que debía hacer. En 1999 con la crisis de Asi