Antonina Canal ha dedicado su vida a estudiar la danza de oriente, un tema que le apasiona y que le ha ayudado a inspirar a otras personas para mejorar su calidad de vida, esto porque ella defiende al baile como una forma de terapia, una forma para sanar y una forma para gozar.
Para este miércoles 8 de diciembre a las 7 de la noche, la bailarina presenta ‘Mandala Oriental’ un show que mostrará una amplia diversidad en todo lo que es la danza en países como India, Egipto o Turquía, un perfecto plan para disfrutar la oferta cultural bogotana.
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KienyKe.com entrevistó a Canal, en este espacio inicialmente dio algunos detalles sobre este evento en el que tanto se esmeró:
“Estamos súper emocionados porque estamos celebrando 26 años de trabajo con la danza árabe, Bollywood y fusión en Colombia, y este miércoles 8 de diciembre, a las 7 de la noche, en el Teatro de Bellas Artes Cafam tenemos nuestro espectáculo de 300 bailarinas en escena, 600 cambios de traje, todo un recorrido por los ritmos de Egipto, Turquía, India, fusiones. Una celebración de la vida después de la pandemia y el confinamiento, es un renacer y por supuesto la celebración de la mujer y la diversidad”.
Asimismo, la instructora explicó toda la carga de producción que hay detrás de un show de esta magnitud:
“Es una megaproducción, llevamos un año trabajando y nos demoramos un año y medio para preparar cada baile que dura 3 minutos, 600 trajes confeccionados a mano, una puesta en escena con también todo un apoyo audiovisual, música en vivo, percusión en vivo de darbukas árabes, que son fantásticas, un homenaje al espíritu femenino, tenemos alumnas de 14 a 78 años de edad, sin importar edad, talla, razas, profesión o camino de vida”.
Antonina Canal también hizo referencia a cuál es la inspiración a la hora de crear un evento como lo es Mandala Oriental:
“Me inspira la danza, el espíritu, la danza es mi pasión, es el lenguaje de mi alma, estoy enamorada de este arte, no puedo pasar más de 3 días sin bailar, por ahí dicen que cuando el cuerpo baila el corazón brilla, Nietzsche decía que la vida sin la danza y la música era un error y estoy de acuerdo, los humanos necesitamos la presencia del arte, la danza nos permite liberar rigidez, bloqueos, liberar estrés.
Llevo toda mi vida estudiándola y enseñándola, me siento contenta de tener el primer programa avalado por la Secretaría de Educación, de dos años, cuatro semestres, donde tenemos una formación académica en danzas de oriente, danza conciencia y todos los beneficios terapéuticos, bailar es muy sanador, mi academia de la danza es un ritual a la autoestima, amor propio, expresión de la belleza, la sensualidad”.
Por otro lado, la experta respondió cómo definiría la sensación presente en el preciso instante en el que está danzando:
“Es como poner la mente en silencio, para mi la danza es una meditación, es una decoración, pero desde el gozo, es un poco pasar de hacer a sentir, es libertad, cada danza también tiene un significado, en la danza árabe también tenemos la danza de las alas, que sale del corazón, la danza del candelabro que es la fertilidad, el sable de las guerreras, que es abrir el camino, cada baile tiene un poder, una sabiduría, va mucho más allá de solo hacer un movimiento, o ejecutar una coreografía, es un trabajo de los chakras, de alineación energética, de empoderamiento también y en mi academia he tenido mujeres que se han curado de anorexia, quistes, depresión, adicción, bailando, o mujeres normales que la danza se les vuelve un estilo de vida”.
Para finalizar esta entrevista, Canal recordó cómo fue que empezó su interés por este tipo de danzas y cómo encontró un oficio y estilo de vida:
“Yo desde muy chiquita me preguntaba quién soy, qué hago aquí, para qué todo esto, siempre estaba como en esa búsqueda interior y me fui a vivir a la India, movida por la fascinación de la cultura oriental a estudiar yoga y meditación, hace muchos años, y me encontré con la danza hindú, con las danzas clásicas, me enamoré de todo su significado, de toda su magia, me pasé recorriendo Egipto, Turquía, entendiendo los ritmos árabes y viviendo esa cultura, cuando llegué en el 99 a Colombia fundé mi academia con todo un propósito de educar, enseñar, seguir aprendiendo porque uno nunca termina y toda la parte terapéutica que me apasiona por que mi vida cambió completamente desde que bailo y no puedo pasar más de un día sin bailar”.
