
Mucho antes de que 'Coqueta' se volviera viral y sonara por todo el país, Féizar Orjuela —mejor conocido como El Heredero— ya le cantaba a la vida, aunque en escenarios muy distintos. Originario de la vereda Pajarito, en Macaravita, Santander, este artista creció entre montañas, sueños grandes y muchas ganas de salir adelante.
Para financiar su carrera musical, trabajó de todo: fue conductor de taxi y colectivo, vendió electrodomésticos e inmuebles, y hasta se trepó a las alturas como obrero de estructuras metálicas.
Pero quizá una de las etapas más sabrosas —y más duras— fue cuando, junto a su esposa, montó una fábrica de empanadas. De ahí salieron los primeros pesos que usó para pagar sus grabaciones en estudio.
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Una historia de superación:
Su historia con la música arranca desde muy pequeño. Armó su primera guitarra con una tabla de madera y cuerdas hechas de esponjas para lavar loza. A los siete años, su mamá le regaló una guitarra de verdad y, desde entonces, no la soltó más. Como no tenía acceso a clases ni tutoriales, aprendió a punta de oído y calle: observando a músicos en las cantinas del pueblo, absorbiendo lo que podía y soñando en grande.
Y ese sueño, que parecía lejano, se volvió realidad con 'Coqueta', una canción que lo catapultó a la fama y que ha conectado con miles de personas que, como él, crecieron escuchando carranga. Con lo que ganó, pudo comprarse el primer par de tenis para su hijo, un gesto que para él simboliza que todo valió la pena.
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Hoy, El Heredero no solo representa a una nueva generación de artistas populares, sino que lleva con orgullo la bandera de quienes trabajan duro por lo que aman. Su historia es puro corazón, trabajo y resistencia. Y como él mismo lo ha dicho en diferentes entrevistas: “Yo heredé las ganas de luchar, y ahora quiero dejarle a mi hijo la certeza de que los sueños sí se cumplen”.