¿70 años de una carta olvidada?

Lun, 10/12/2018 - 08:48
Después de la devastación producida por la Primera y la Segunda Guerra Mundial, los principales líderes del mundo se dieron cuenta de la necesidad de formular unos principios básicos que impidiera
Después de la devastación producida por la Primera y la Segunda Guerra Mundial, los principales líderes del mundo se dieron cuenta de la necesidad de formular unos principios básicos que impidieran la ocurrencia de más tragedias como las vistas en el holocausto nazi, por eso se redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada hace 70 años, el 10 de diciembre de 1948. Era casi un tradición en el continente europeo que después de los conflictos bélicos se dictaran una clase de máximas para impedir su repetición, aunque la historia demostró la ineficacia de sus intentos. El primer registro que se tiene de un documento similar de protección de los derechos humanos apareció en 539 a.C., firmado por Ciro El Grande del Imperio Aqueménida de Persia (antiguo Irán) tras la conquista de Babilonia. Luego apareció la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano redactada tras la Revolución Francesa. Ese documento llegó a la Nueva Granada de manos Antonio Nariño, después de traducirla al castellano, pero su heroica acción fue considerada por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición como un acto de alta traición y fue llevado a prisión y posteriormente exiliado. [single-related post_id="995247"] Sin embargo, hubo que volver cerca de dos siglos después a la misma Francia, devastada por la Segunda Guerra Mundial, para que unos 50 miembros de la recién creada Organización de Naciones Unidas se comprometieran a respetar e impulsar, así fuera en el papel, 30 artículos que buscaban proteger la esencia y la dignidad del ser humano. Pero no fue nada fácil, según relató Eleanor Roosevelt, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en sus memorias. Tardó un año la discusión del texto, desde diciembre de 1947 hasta el mismo mes del año siguiente, pero a pesar del arduo trabajo ella no se daba por vencida, los miles de documentos de atrocidades sucedidas en el mundo que llegaban a su oficina le recordaban a diario la necesidad de finalizar el documento.
“Somos los autores de nuestra propia historia (...) Es más inteligente tener esperanza que no tenerla, tratar de hacer las cosas que no tratar. Nada logra la persona que dice que no puede hacerse”, afirmó Roosevelt.
El punto más álgido era precisamente ese enfoque 'universal' que pretendía el texto. Por eso el debate era más filosófico. Roosevelt redactó uno de esos intercambios de argumentos entre el vicepresidente de la Comisión Peng Chung Chang, de China, y el relator Charles Malik, proveniente de Líbano. Chang tenía claro el enfoque pluralista y comprendía que había más de un tipo de realidad, es decir distintas formas de concebir los derechos, por eso pedía a la Comisión que el documento no incluyera únicamente el pensamiento occidental. A eso le contestó Malik con una larga exposición de la filosofía de, nada más y nada menos, que el teólogo y filósofo católico Tomás de Aquino, una argumentación a la que Chang contestó fácilmente sugiriendo que tal vez convendría que la Comisión dedicara algunos meses a estudiar los fundamentos del confucianismo. Así transcurrió una discusión palabra a palabra del documento inicial, que terminó a tan solo cuatro minutos de las 12:00 a.m. del 10 de diciembre de 1948, cuando decidieron iniciar la votación para aprobar el texto.
“Nos encontramos en el umbral de un gran acontecimiento, tanto en la vida de las Naciones Unidas como en la vida de la humanidad”, afirmó Roosevelt entonces.
Un total de 50 países votaron a favor, ninguno en contra, y la Declaración Universal de Derechos Humanos fue aprobada esa madrugada. La reunión finalizó con una ovación a la presidenta de la Comisión.

Violaciones de derechos humanos

A pesar de que Colombia suscribió esa declaración, su situación interna sigue presentando graves vulneraciones para los derechos humanos. Principalmente, lo que más preocupa a las organizaciones internacionales, es que es justamente los que buscan proteger esos principios básicos son los que están siendo victimizados: líderes sociales y defensores de derechos. Hace apenas una semana, en Ricaurte, departamento de Nariño, hombres armados asesinaron a Héctor Ramiro García y su hijo Arturo García, de la comunidad Awá, cuando irrumpieron en una reunión para la elección de gobernador del cabildo. Ellos son apenas dos de los 226 líderes que han sido asesinados desde el 1 de enero hasta el 17 de noviembre de este año, según cifras de Indepaz. [single-related post_id="991829"] Incluso el relator de la ONU,  Michel Forst, se fue preocupado por la situación del país luego de una visita de diez días que concluyó el pasado 3 de diciembre. Según el informe que entregó después de reunirse con líderes en diferentes partes del territorio, afirmó que es posible que haya un patrón de sistematicidad en su asesinato, y concluyó: “Las personas más en riesgo en la era posterior al Acuerdo de Paz son líderes sociales y comunitarios, y miembros de las presidencias de las Juntas de Acción Comunal […] En particular son expuestos quienes apoyan las políticas derivadas del Acuerdo de Paz, como el Programa Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS), y que reclaman la restitución de tierras”. Conclusiones que se confirman con las cifras. Según el Programa Somos Defensores, en su informe para el primer semestre de 2018, el asesinato ha aumentado 34% respecto al año anterior. Además, tanto esta organización, como Indepaz, concluyen que la mayoría de los casos sucede en zonas rurales y que el 80% de los homicidios son contra líderes campesinos, indígenas y de Juntas de Acción Comunal. [single-related post_id="996294"] Los indígenas presentan una situación preocupante de igual forma, cientos han sido desplazados de sus territorios originales, mientras los otros resisten el asedio de grupos armados. Según la Organización Nacional de Indígena de Colombia (ONIC), 39 pueblos están en riesgo de exterminio físico y cultural; 35 comunidades con menos de 200 habitantes; 37 indígenas asesinados desde la posesión presidencial y 87 desde la firma del Acuerdo de Paz. Respecto a los periodos, de enero a noviembre de 2016 fueron asesinados 97 líderes, en el mismo periodo de 2017 la cifra aumentó a 159, con la preocupante cifra para 2018 de 226. De igual forma, desde el inicio de la elección presidencial, cuando se registró un aumento de este tipo de crimen, fueron asesinados 120 líderes, entre la elección y la posesión del presidente se registraron 43 y durante el actual gobierno de Iván Duque han ocurrido al menos 77 asesinatos, según cifras de Indepaz. En este panorama se hace concluyente la frase del secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty: “Cuando comienza el año del 70 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, queda sobradamente claro que nadie puede dar por sentados sus derechos humanos".
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