Las parejas del mismo sexo también celebran el día de San Valentín, incluso se podría decir que tienen más motivos para celebrarlo, teniendo en cuenta el origen de dicho festejo.
San Valentín es una celebración que surgió en Roma tras la muerte de un sacerdote de nombre Valentín, quien tuvo la valentía de casar parejas jóvenes en el siglo III, en medio de las prohibiciones del emperador Claudio Tercero que consideraba mejores soldados a los hombres solteros y sin familia.
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Los matrimonios que celebraba en secreto Valentín terminaron por causarle su muerte; fue descubierto por el emperador y condenado a pena capital un 14 de febrero del año 270 después de Cristo.
De la misma manera, históricamente las parejas homosexuales han tenido que ocultar sus historias de amor por temor a la discriminación, el rechazo y la violencia, es por eso que San Valentín es una fecha que los identifica con sus propias vivencias y sufrimientos.
Este es el caso de Steven, un joven de 26 años que salió del closet a pesar de pertenecer a una comunidad religiosa muy radical con respecto a temas de diversidad sexual.
Desde los nueve años comenzó a ser consciente de una atracción especial por los hombres que veía en la televisión, pero al mismo tiempo sintió el peso de la religión y la férrea prohibición sobre su orientación; cargaba con la culpa de estar sintiendo lo incorrecto.
Desde ese momento pasaron nueve años hasta que decidió vivir para sí mismo de acuerdo a sus gustos e intereses. Aunque mantuvo varias relaciones heterosexuales, fue a los 18 que salió oficialmente del closet.
“Yo salí justo a los 18 años del clóset, y esto pasó porque de hecho tuve que irme del país, salirme del entorno cristiano, del sentimiento de represión producto de una cultura homofóbica donde esto no se acepta”, señala Steven en diálogo con KienyKe.com.
Tuvo que salir de Colombia a Chile para vivir una vida libre y sin represiones internas. Incluso, a pesar de haberse reconocido públicamente como homosexual, en sus inicios los fantasmas de culpa interna lo seguían persiguiendo hasta causarle problemas de ansiedad y depresión. Esa es tal vez la culpa más difícil de eliminar, la culpa interna producto de las influencias y sujeciones externas.
“Recuerdo que en un principio yo sentía que todavía lo que estaba haciendo estaba mal. Me quedaba ese sin sabor, pero siempre trataba de sacar esos pensamientos de mi cabeza”, asegura.
“Generalmente cuando uno sale de las iglesias pasa eso y creo que es por ese mismo sistema que si tú no estás adentro, entonces no existes”, agrega.
El siguiente reto sería revelarle a su padre la verdad, pero no sería nada fácil, se enfrentaba a un hombre de tradición machista y militar. No obstante, su padre lo fue asimilando de a poco y al día de hoy mantiene una excelente relación con él. Caso contrario al de su madre, quien se distanció de él durante un año, por el rechazo que le produjo enterarse de la orientación sexual de su hijo.
Hasta el día de hoy su madre no acepta su homosexualidad, ese es un tema prohibido en la relación distante que mantiene Steven con ella y por eso el intercambio es tenso.
“Mi pareja no puede estar en una reunión con ella y eso que ella no es cristiana”, asegura.
Una historia de amor a prueba de rechazo
Mientras habla, Steven refleja su felicidad, esa que es producto de vivir en libertad y sin cadenas. Rememora con entusiasmo como conoció a su actual pareja y los proyectos que se plantean a futuro.
A su novio, quien también es colombiano, lo conoció por Facebook Citas, y aunque al principio se negó a establecer una relación seria, hoy en día se ilusiona con pasar toda la vida a su lado.
En la primera cita, su actual pareja le preguntó: “¿por qué te gustan los hombres?”, por lo que quedó totalmente descolocado y sorprendido. Finalmente, llegó a una profunda conclusión: en las relaciones homosexuales no hay roles fijos, ni obligaciones tácitas, como las que existen en las relaciones heterosexuales.
“Es el cambio de sentirse que estás en una relación donde es muy recíproco todo; en donde tú puedes ser el cuidador y al mismo tiempo sentirte cuidado; es reciprocidad de un cariño mutuo en donde no está el peso y la responsabilidad de cumplir un solo rol”, explica.
A corto plazo planean vivir juntos y tener una mascota, y a largo plazo, vivir en Europa. También, piensan en casarse cuando estén más estables y tener hijos. Hasta su padre le da el visto bueno de la relación con su actual novio y le insiste en que él es con quien debería estar toda la vida.
“Es una persona divertida, es una persona que vive con los pies en la tierra y me ayuda a crecer. Mi perspectiva de una pareja en la actualidad es estar con esa persona que te ayuda a aterrizar y a mantenerte en un misma una línea”, afirma.
Por el momento Steven no tiene planes de volver a Colombia, los rechazos que recibió son más fuertes que su amor por la patria. Alguna vez viajó con una pareja a Cartagena y vivió en carne propia la estigmatización y la burla solamente por andar de la mano con él.
“La cultura de Colombia es una cultura machista arraigada por la misma religión en general, no solamente la evangélica, sino también la católica. Esto ha hecho que se juzguen a las orientaciones sexuales como malas”.
“El hecho de exigirle a una pareja que no se bese en público porque hay niños, es decir que lo que estás haciendo, está mal”, agrega.
El amor a escondidas que se prometían los jóvenes en el siglo III, es el mismo amor que Steven siente por su pareja, y lastimosamente parece ser el mismo contexto de rechazo, estigmatización y prejuicio de hace miles de años.
