El miércoles anterior, durante el Congreso Nacional de Infraestructura, el presidente Juan Manuel Santos respondió a las críticas que el gremio de la infraestructura le ha hecho en repetidas ocasiones por el retraso de obras prioritarias en el país.
Santos se defendió a su estilo, con elegancia pero con firmeza. Habló de los avances que tendrá el aeropuerto El Dorado, de los 5.000 kilómetros de corredores viales, además de los 1.000 kilómetros de vías férreas. También de los 2.000 kilómetros de dobles calzadas y de las 18 licitaciones para culminar las 21 “vías del TLC” que faltaban, entre muchos otros avances que, según él, ha hecho su gobierno.
En medio de su discurso, Santos tuvo tiempo para responderle al presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, Juan Martín Caicedo, uno de sus más duros críticos y quien tuvo la palabra antes que el mandatario.
Santos se despachó con las siguientes frases:
“Menos mal que las palabras del doctor Caicedo Ferrer fueron –como él acaba de decir– observaciones constructivas… ¡No imagino cómo hubiera sido de otra manera!”.
“Hace un año, en este mismo congreso, todos estábamos de acuerdo en la idea de ejecutar una “política de buenos proyectos”, vale decir, que no se liciten proyectos sin los suficientes estudios y diseños”.
“Hoy parecería que muchas de las “observaciones constructivas” se deben –precisamente– a que asumimos el costo político de cumplir nuestra promesa”.
“También es cierto –eso dicen– que los ingenieros no son optimistas ni pesimistas, y usted, doctor Juan Martín, que es abogado, ha aprendido mucho de ellos”.
“Para los ingenieros el problema no es que el vaso esté medio lleno o medio vacío, sino que el tamaño del vaso es el doble de grande de lo que debería ser”.
“Lo que quiero decir es que su lógica es más pragmática e ‘ingeniosa’ –por algo se llaman ‘ingenieros’–”.
“Muchos me caracterizan como una persona pragmática, y yo creo que ese pragmatismo lo adquirí precisamente cuando estudié el primer semestre de ingeniería en la Universidad de los Andes”.
“¡Y los ingenieros sí que son prácticos! “
“Esto me trae a la memoria –y me perdonan que me salga un momento del tema– un cuento sobre un ingeniero que va por la calle y se encuentra con una mujer muy bella en bicicleta. La mujer se para frente a él, se desnuda, y le dice en tono desafiante: ‘Toma lo que quieras’. ¿Y saben qué hace el ingeniero?… ¡Se lleva la bicicleta!”