Durante un año, los habitantes de la isla de Providencia esperaron el tradicional concierto de navidad. Es un domingo especial. Los artistas han llegado a tiempo al Teatro Midnight Dream y vestidos para el show. En esta isla incrustada en el Caribe, donde el tiempo pasa lento y la vida siempre es la misma, la música está presente en las fiestas, los cultos religiosos, los matrimonios e incluso en el momento de la muerte. Todo se celebra con melodías. Lea también: El palacio Episcopal de Quibdó, una puerta del tiempo.
“La música hace parte de la isla porque viene de nuestra cultura y del legado que han dejado nuestros ancestros. El isleño lleva la música en la sangre. Su tradición se ha transmitido de generación en generación y se mantiene viva”, dice la Kathryn Newball, maestra de música.
Grupo típico juvenil Coconut Group
Hombres, mujeres y niños participaron en el concierto organizado por Alcaldía Municipal de Providencia y que recibió el apoyo del Ministerio de Cultura. Allí se presentaron doce grupos corales y musicales que pertenecen a las iglesias católicas, bautistas y adventistas de la isla de Providencia. Cada uno interpretó cantatas navideñas tradicionales.
“Venimos a cantar los himnos navideños con el grupo de la iglesia adventista del séptimo día. Somos trece personas y el repertorio son canciones navideñas dedicadas al nacimiento del niño Jesús. La mayoría de canciones en inglés. La música es importante en Providencia porque acá casi no hay nada. Es distracción y bueno para la vida espiritual”, aseguró Hazel Quinn.
Para Greyshi Livingston, quien hace parte de la iglesia Bautista de Jerusalén, en Providencia todo se hace con música porque así lo han heredaron. Greyshi hace parte de un grupo coral conformado por niños y jóvenes entre los 7 y 20 años, quienes interpretaron música cristiana o angelical. “Acá todo es música y de distintos géneros”.
Por primera vez, el concierto de navidad se realizó en el Teatro Midnight Dream. En años anteriores el escenario fue una de las 17 iglesias que tiene Providencia. Este escenario fue entregado por el Ministerio de Cultura el pasado mes de marzo. Está dotado con equipos de última tecnología, el auditorio principal tiene capacidad para 263 personas, cumple con todos los requisitos de acceso fácil para personas discapacitadas y tiene características especiales acústicas.
Uno de los objetivos del concierto es preservar las tradiciones musicales y religiosas que hacen parte del Archipiélago. “San Andrés y Providencia son islas muy religiosas. Acá todo el mundo hace parte de una iglesia. Pero no es de ir a la misa o al culto e irse para la casa. En la isla las personas participan de las actividades de la iglesia. Tienen sus grupos musicales, alabanzas, coros y grupos instrumentales que hace parte de la liturgia. Así se mantiene viva la tradición”, explica Kathryn Newball.
Entre las costumbres musicales, poco conocidas de la isla, está la adaptación del serrucho común como un instrumento musical. Elru McLaugnlin Newball, quien nació en una de las familias más reconocidas de músicos y cantantes de la isla, hace parte de la tercera generación que le saca notas a esta herramienta. Lo aprendió por gusto a los 8 años y desde esa época se ha empeñado por enseñarle a otros jóvenes a tocarlo. Dice que es un instrumento extraño porque no trae notas, que se toca con el arco del violín y de su tamaño depende la escala musical.
Coro juvenil Embajadores del Caribe
Para Kathryn Newball el concierto de navidad es una gran oportunidad para “disfrutar de la música y compartir con los coros de otras hermandades”. También para apreciar la riqueza musical del Caribe y el legado cultural anglosajón que dejaron los primeros colonizadores europeos.
Grupo típico juvenil Coconut Group
Hombres, mujeres y niños participaron en el concierto organizado por Alcaldía Municipal de Providencia y que recibió el apoyo del Ministerio de Cultura. Allí se presentaron doce grupos corales y musicales que pertenecen a las iglesias católicas, bautistas y adventistas de la isla de Providencia. Cada uno interpretó cantatas navideñas tradicionales.
“Venimos a cantar los himnos navideños con el grupo de la iglesia adventista del séptimo día. Somos trece personas y el repertorio son canciones navideñas dedicadas al nacimiento del niño Jesús. La mayoría de canciones en inglés. La música es importante en Providencia porque acá casi no hay nada. Es distracción y bueno para la vida espiritual”, aseguró Hazel Quinn.
Para Greyshi Livingston, quien hace parte de la iglesia Bautista de Jerusalén, en Providencia todo se hace con música porque así lo han heredaron. Greyshi hace parte de un grupo coral conformado por niños y jóvenes entre los 7 y 20 años, quienes interpretaron música cristiana o angelical. “Acá todo es música y de distintos géneros”.
Por primera vez, el concierto de navidad se realizó en el Teatro Midnight Dream. En años anteriores el escenario fue una de las 17 iglesias que tiene Providencia. Este escenario fue entregado por el Ministerio de Cultura el pasado mes de marzo. Está dotado con equipos de última tecnología, el auditorio principal tiene capacidad para 263 personas, cumple con todos los requisitos de acceso fácil para personas discapacitadas y tiene características especiales acústicas.
Uno de los objetivos del concierto es preservar las tradiciones musicales y religiosas que hacen parte del Archipiélago. “San Andrés y Providencia son islas muy religiosas. Acá todo el mundo hace parte de una iglesia. Pero no es de ir a la misa o al culto e irse para la casa. En la isla las personas participan de las actividades de la iglesia. Tienen sus grupos musicales, alabanzas, coros y grupos instrumentales que hace parte de la liturgia. Así se mantiene viva la tradición”, explica Kathryn Newball.
Entre las costumbres musicales, poco conocidas de la isla, está la adaptación del serrucho común como un instrumento musical. Elru McLaugnlin Newball, quien nació en una de las familias más reconocidas de músicos y cantantes de la isla, hace parte de la tercera generación que le saca notas a esta herramienta. Lo aprendió por gusto a los 8 años y desde esa época se ha empeñado por enseñarle a otros jóvenes a tocarlo. Dice que es un instrumento extraño porque no trae notas, que se toca con el arco del violín y de su tamaño depende la escala musical.
Coro juvenil Embajadores del Caribe
Para Kathryn Newball el concierto de navidad es una gran oportunidad para “disfrutar de la música y compartir con los coros de otras hermandades”. También para apreciar la riqueza musical del Caribe y el legado cultural anglosajón que dejaron los primeros colonizadores europeos.
