Como hace más de dos mil años, un mensaje en contra del individualismo, hizo de Sathya Sai Baba un líder mundial. Enseñó en diez palabras sus Vedas del Siglo XXI: "Ama a todos, sirve a todos, ayuda siempre, nunca hieras". Con este simple mensaje, que no parece tan simple por los devotos que logró, Sai Baba ‒que puede traducirse como "buen hombre", en hindi‒ será enterrado hoy miércoles en la India, con todos los honores de estado en la verdadera tradición de los líderes espirituales hindúes. Al funeral asistirán altos funcionarios y celebridades, además de las 500.000 personas que se estiman le darán el último adiós.
A su muerte, a los 84 años, conocido por su melena “afro” y su larga túnica naranja, adquirió popularidad en Occidente en los años setenta, en gran medida gracias al movimiento hippie. Contaba entre sus devotos con industriales, ministros del Gabinete, un ex juez del Tribunal Supremo de la India y el fundador de Hard Rock Café. Varios de ellos condicionaban el momento propicio para iniciar un negocio, una campaña política, casarse o cualquier otra decisión de acuerdo a su consejo, puesto que su ayuda divina nunca estaba de más.
Creer en el Baba fue fácil. Como sólo ocurre en Asia, los devotos no estaban obligados a adherirse a ningún conjunto particular de creencias o renunciar a los placeres mundanos, ni siquiera los no-hindúes tenían necesidad de cambiar de religión. "Yo soy Dios", decía. "Tú también eres Dios. La única diferencia entre tú y yo es que, yo soy consciente de ello, y tú eres inconsciente por completo". Con este simple enfoque, ilimitado en posibilidades de fieles, atrajo a un público de alrededor de 6 millones de personas y amasó una fortuna en forma de un fideicomiso de caridad por valor de US$8.900 millones. Esto muestra la relación directa que, como siempre, ha logrado la riqueza espiritual con la riqueza económica.
Fue acusado de falsificar los milagros y de ser un depredador sexual, pero su influencia le otorgó un alto grado de impunidad. Cuando un documental de 2004 la BBC emitió acusaciones de que había abusado sexualmente de niños y jóvenes, las demandas causaron alarma entre sus seguidores fuera de la India, pero dentro de la India nunca fueron investigadas. Según el presidente de la Asociación de Racionalistas Indios, Sanal Edamaruku, "llevábamos décadas intentando desenmascararlo. Él mismo dijo que moriría a los 96 años, y mire".
Cientos de devotos esperan para presentarle sus respetos a Sathya Sai Baba en la aldea Puttaparthi, a 200 km al norte de Bangalore. Baba murió en un hospital después de tres semanas de lucha el 24 de abril a los 85 años.
Nacido en la aldea de Puttaparthi, en el sur de la India rural, bajo el nombre de Sathyanarayan Raju, tenía catorce años cuando le informó a su familia que él era la reencarnación de un hombre del siglo decimonono santo llamado Sai Baba, de la ciudad de Shirdi, que combina elementos de hindú y la práctica musulmana. En la India, hay hoy unas 7.000 personas que dicen ser avatares de dios, por lo tanto esta noticia de reencarnación, no debió de haber sorprendido demasiado a su familia. Luego de esta declaración predicó durante tres días bajo un árbol de Puttaparthi, donde luego levantó su centro religioso, el Prashanti Nilayam o 'Morada de la Paz'. El árbol es importante en la generación de una doctrina en la India, Buda también escogió la sombra de un árbol para hallar la respuesta al sufrimiento, aunque en su caso, si requirió de varias semanas.
Sai Baba ganó muchos seguidores por sus supuestos milagros, unas prácticas denunciadas como supercherías por múltiples congregaciones. A mediados de la década de 1970, el mago indio P.C. Sorcar duplicó uno de sus más famosos milagros que consistía hacer aparecer cosas de la nada, de ceniza sagrada a baratijas y luego a relojes suizos. Según Sorcar , "Sus trucos nunca me impresionaron, no eran de buena calidad” . Confrontados por quienes exigían demostraciones científicas de sus poderes, los fieles de Sai Baba explicaban que su líder se negaba, "por humildad", a proporcionarlas.
Poco después de la duplicación de su magia, Sathya Sai Baba comenzó a asumir el papel de filántropo, transformando el pequeño templo y ashram en su ciudad natal de Puttaparthi en un complejo de varios millones de dólares dedicado a las buenas obras. Sus organizaciones de beneficencia dirigen en la actualidad escuelas, hospitales, colegios, estadios y hasta un planetario, así como un proyecto de tuberías de agua potable-que atienden a más de 750 aldeas en los alrededores. Con estos proyectos atrajo donaciones de todo el mundo. Para algunos, "Sathya Sai Baba podría haber hecho mucho por los pobres, lo cual lo convierte en un activista social, no lo convierte en Dios".
Su mensaje no fue necesariamente original "Solo hay una religión, la religión del Amor; solo hay una raza, la raza de la Humanidad; solo hay un lenguaje, el lenguaje del Corazón; solo hay un Dios, que es Omnipresente”. Pero si logró que sus seguidores, aseguren que Sai Baba estará ahora "omnipresente" en la naturaleza, y que el deber de sus seguidores será de ahora en adelante el "sentirlo y buscarlo" de forma "diferente", hasta su próxima encarnación.
