El 20 de noviembre de cada año se conmemora el Día Mundial de la Memoria Trans. Su propósito es recordar las vidas de personas con experiencias de vida trans que perdieron la vida en acciones violentas motivadas por su identidad sexual y de género.
La iniciativa surgió a partir del asesinato de Rita Hester, una mujer trans afroamericana, el 28 de noviembre de 1998. Cerca de 250 personas hicieron vigilia el viernes siguiente en su honor. Desde entonces, cada 20 de noviembre se llevan a cabo actos conmemorativos como vigilias, protestas y colectas en nombre de quienes no pudieron ganarle la batalla al odio.
Las cifras en Colombia son desalentadoras: de acuerdo con la fundación Grupo de Apoyo a Personas Trans (GAAT), al menos 29 personas fueron asesinadas por este motivo en el país. Por ese motivo ocupamos un deshonroso segundo lugar en el continente, después de Brasil. La región en la que se presentan más homicidios a personas trans es la Costa Caribe.
Para conmemorar este día, Kienyke.com habló sobre violencias a la comunidad trans con Lorena Duarte, referente de mujeres transgénero de la Secretaría Distrital de la Mujer en Bogotá, y con Danilo Donato, activista de los derechos sexuales y reproductivos de las personas con experiencias de vida trans.
Kienyke.com: ¿sientes que el sistema educativo es agresivo con las personas trans? ¿Crees que sería necesario abrir más oportunidades para su formación profesional?
Lorena Duarte: sí, completamente. El sistema educativo no está adaptado para las posibilidades de los cuerpos diversos o de las identidades de género no normativas. A veces por algunos compañeros, a veces por la discriminación de los maestros, a veces por la misma comunidad educativa, las personas trans desisten de seguir estudiando. Eso sí, hemos tenido algunos casos emblemáticos en que los mismos compañeros apoyan a las mujeres trans, como cuando los compañeros se ponen las faldas o cosas así.
La población trans, de todos los grupos minoritarios, es la que tiene menos niveles académicos; precisamente porque son las personas que menos tienen la posibilidad de estudiar una básica o terminar el bachillerato. Por eso sigue el ciclo y es más difícil terminar la universidad o tener unos estudios de posgrado. Pienso que sí es importante, en algún momento, crear becas o cupos especiales para propender por la educación superior de las personas trans.
Danilo Donato: ciertamente en el sistema educativo, sobre todo en el de educación primaria y secundaria, hubo un cambio muy importante a partir de la Ley Sergio Urrego. Desde ese momento la discriminación por orientación sexual y por identidad de género empezó a señalarse de manera negativa. Antes eso era un silencio permanente en los colegios. No se puede negar que todavía lo es, pero hay mucha menos violencia presente y mucho menos discriminación de la que solía haber antes de esa ley. Fue determinante para decirles a las directivas, a los docentes, a los mismos estudiantes, que esto no se puede tolerar. Lastimosamente, alguien tuvo que morir para que eso sucediera.
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Otra cosa que ha sido muy importante y de la que no se habla mucho es el caso de Kim Zuluaga, una mujer trans que en su etapa escolar demandó al colegio para que le permitieran utilizar uniforme de niña, la jardinera, la falda. Ella ganó, curiosamente, cuando ya había tenido que cambiarse de institución. Sin embargo, eso sentó el precedente para que se empezara a fallar más a favor de las personas trans respecto a la discriminación por el uso de uniforme.
Ahora, hablando propiamente del uniforme en el sistema escolar, es un problema grandísimo cuando se establecen uniformes para niño y para niña. Hay muchos colegios que ya no hacen eso: tienen uniforme general para todo el mundo, pero puede ser usado con pantalón o falda indiscriminadamente. Esos son avances que se han dado después del 2012. En la época escolar eso a mí no me tocó: a mí me tocó vivir toda la violencia de “siéntate como una señorita”, “compórtate como una señorita”, “no te cortes el pelo como un hombre”. Sin embargo, tengo que admitir que eso ha evolucionado un montón.
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Kienyke.com: ¿cuáles son las agresiones que ejerce el sistema de salud colombiano hacia las personas trans? ¿Conoces ejemplos en el mundo donde las cosas se estén haciendo mejor?
Lorena Duarte: hay un desconocimiento exagerado alrededor del tema de salud trans. Esto viene desde las entidades de educación superior que forman a los profesionales que atenderán a las personas trans: no está ese enfoque de conocimiento de los cuerpos diversos. Asimismo, falta establecer unos lineamientos que sean claros sobre la forma como se debe atender a las personas con identidades de género no normativas. Sabemos que en Suecia, en Dinamarca, en países nórdicos, ya hubo grandes avances sobre este manejo y se crearon unos centros específicos de atención con profesionales especializados en el tema de salud trans.
Danilo Donato: voy a hablar en contexto latinoamericano porque nosotros no podemos compararnos con el resto del mundo. Nosotros somos muy particulares como latinos, entre otras cosas, por toda la historia colonial que tenemos detrás. Acá en Colombia hay un tema con la salud bastante complicado: aquí, legalmente, todos los procesos se pueden hacer por la EPS. Todas ellas están obligadas a prestar los servicios necesarios para que una persona trans pueda vivir una vida plena y digna.
Sin embargo, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya dijo que no es una enfermedad, aquí se sigue tratando como la enfermedad de la disforia de género. Eso hace que nos tengan que diagnosticar, que tengamos que pasar por psiquiatría como si fuéramos personas locas. Eso es muy violento. Que alguien más apruebe nuestros tratamientos de reasignación de género o sexo es un tema complicado: uno puede estar muy seguro de ser una persona trans, pero el prestador del servicio puede ser una persona que discrimine y está totalmente en sus manos darnos o no un permiso, como si fuéramos personas que no tenemos agencia sobre nosotros mismos. Todo eso es bastante violento.
Hay una opción que es el grupo de enfoque de género y un centro integral para personas trans en el Hospital San José —no en el infantil sino en el otro—. Sin embargo, no todas las EPS transfieren a las personas trans para este centro especializado y, cuando lo hacen, nunca hay citas. Yo pido mis citas con endocrinología con cuatro meses de anticipación y aún así no hay.
Lo complicado es que mi EPS no me brinda ninguna otra ayuda que no sea por medio de ese centro: si mi endocrina me receta la testosterona, la EPS me va a rechazar la solicitud de medicamentos porque no fue emitida por ese centro. Eso también es violento: tengo que someterme varias veces a que me miren como si fuera una rata de laboratorio para ver si soy merecedor o no de mis hormonas y mis cirugías.
Existe un montón de entidades privadas en Colombia que nos pueden colaborar y cirujanos que hablan públicamente de las cirugías de reasignación. Hay otros que las hacen pero no hablan públicamente de ellas porque no les conviene para su hoja de vida. Entonces, es difícil encontrar el número real de cirujanos que saben hacer, por ejemplo, cirugías de masculinización o feminización del torso.
Conozco el caso de Ciudad de México: ellos tienen allá una clínica de género, la Clínica Condesa, que atiende en el sector público. Allí hacen todo el proceso para las personas trans, para sus operaciones. También tienen un centro de salud mental y de género, que trata temas de personas trans, y el centro de atención transgénero integral. Es decir, tienen unidades especializadas para el tema de las personas transgénero.
Kienyke.com: ¿qué peligros corren las personas trans al tratar de integrarse a sus sociedades?
Lorena Duarte: este tránsito causa una pérdida de todo. Por ejemplo, se pierden los vínculos laborales porque hay que adaptarse a los trabajos que nos asignó la sociedad: la prostitución, la peluquería y los shows. Desde el tema familiar, prácticamente sales de tu casa y tienes que buscar unos nuevos vínculos de familia, a veces entre pares o entre organizaciones sociales. En muchos lados no solo niegan el apoyo, sino que existen agresiones físicas y directas hacia las personas trans. En el espacio público, cuando estos cuerpos diversos no son reconocidos, también ocurren agresiones físicas, verbales y sexuales porque hay muchos imaginarios alrededor de los cuerpos diversos.
Muchas organizaciones, como la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a las personas Trans (GAAT), han empezado a crearse espacios para padres de personas trans. Eso ha permitido también que las familias empiecen a incluir de la forma más amorosa a sus hijos que tienen unas identidades diversas.
Danilo Donato: sí hubo personas que se alejaron cuando se enteraron de mi tránsito. Muchas chicas que salían conmigo porque les gustaba como yo era desaparecieron de repente, dejaron de hablarme. No es como que no hubiera establecido vínculo alguno con ellas, sino que tienen transfobia interiorizada y no quisieron respetar como soy ahora.
También hubo personas que se dejaron meter en la cabeza ideas muy transfóbicas, biologicistas y dañinas. Entonces, me “aceptan” y creen que deben sentir pesar por mí, como si estuviera enfermo. Otras personas niegan de entrada la identidad de uno: salen con cosas como “tú eres una hembra humana, por ende eres mujer y te voy a tratar como mujer” o “yo te quiero mucho y si tu nombre legalmente es este lo usaré, pero eso no quiere decir que tú no seas una mujer o que seas un hombre”. Todas esas son violencias horribles.
Los vigilantes de mí conjunto en un principio se negaron a tratarme como hombre y se han burlado de otras personas trans cuando vienen al conjunto. La familia de mi mamá también me rechaza. Todas esas son violencias y afectan la salud mental de uno. El hecho de no tener un apoyo familiar afecta la salud mental de uno; es un factor social de riesgo. Los hombres trans tenemos una alta tasa de suicidio y tiene que ver justamente con ese rechazo.
Kienyke.com: ¿cuáles violencias son específicas hacia las personas transmasculinas?
Danilo Donato: la primera violencia que sufrimos es la violencia patriarcal: esa que nos dice “ustedes no son hombres de verdad”, por un lado. Por otro lado, también nos dice “ustedes, como hombres, se tienen que comportar de tal manera”, aunque eso sea completamente distinto a lo que nosotros queremos desarrollar en nuestra vida como personas.
Es muy común recibir comentarios como “si quieres ser un hombre de verdad, ¿por qué te gusta el rosado y por qué te gustan las novelas?”. Eso es muy machista; esas cosas no son exclusivas para mujeres. Además, lo hago porque me da la gana y es mi libre desarrollo de la personalidad.
Algunos hombres cisgénero nos matonean porque no nos consideran iguales a ellos: nos tratan con condescendencia, hacen mansplainning y comparan sus cuerpos con los nuestros. Algunas mujeres cisgénero se refieren a nosotros como hembras transmasculinas. Es frecuente que también nos llamen con nuestro nombre anterior y usen el género anterior.
También somos muy fetichizados: algunos hombres gais quieren experimentar con una mujer pero no se sienten del todo cómodos y nos buscan a nosotros. Otros hombres heterosexuales nos buscan porque quieren experimentar con hombres pero no se sienten cómodos viendo un pene. Estas personas reducen toda nuestra persona a una vagina que, por cierto, algunos hombres trans ya no tienen porque se sometieron a cirugía. Eso es machista y biologicista.
Kienyke.com: ¿cuáles violencias son específicas hacia las personas transfemeninas?
Lorena Duarte: todo esto tiene una base, que es el machismo y el patriarcado. Cuando tú pasas de un supuesto lugar de privilegio a otro que frente a la sociedad es inferior, como lo femenino, las críticas también son más fuertes. Entonces, prácticamente todas las violencias que suceden hacia las mujeres se trasladan de una forma directa alrededor de esos tránsitos hacia lo femenino. Empieza a suceder la violencia sexual, el acoso y la discriminación laboral.
También sucede que las mujeres trans son ubicadas por debajo de las mujeres cisgénero por la incapacidad de tener hijos. Además, se relega el uso de los cuerpos de las mujeres trans para fines comerciales del sexo.
Kienyke.com: ¿cuáles son los riesgos que sufren las niñas y los niños que se descubren como trans en una sociedad poco tolerante?
Lorena Duarte: ya se está abriendo un poquito la situación, pero desde la familia puede estar ese desconocimiento. A veces les va bien porque tienen una familia que los apoya, los acoge, les ayuda en su tránsito. De lo contrario, es algo que es negado, invisibilizado, no permitido, todavía considerado una enfermedad o una aberración, algo que debe ser recanalizado. En algunos casos recurren a terapias de conversión para que, supuestamente, las personas sigan por el “camino correcto”.
Danilo Donato: creería que son los mismos riesgos que sufre cualquier otra persona trans, sumados a que no tienen agencia legalmente sobre sí mismos hasta que no cumplan la mayoría de edad. Entonces dependen enteramente de otras personas y de su opinión para su desarrollo personal. Eso los hace más vulnerables que las personas que afortunadamente ya podemos tomar decisiones sobre nosotros mismos de forma legal.
Kienyke.com: ¿qué podemos hacer las personas cisgénero en nuestra vida cotidiana para protegerlos de las violencias?
Lorena Duarte: lo más importante es que nos demos cuenta de que dentro del sistema sexo-género cabemos todos: todos tenemos un sexo, todos tenemos un género. En algunos casos puede que coincidan los genitales con la identidad de género, en otros casos no. Aquí lo más importante es que nos demos cuenta de que todos, de una u otra forma, hemos recibido violencias basadas en el género porque hay unos patrones establecidos sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres. Entonces, no solamente las personas trans recibimos violencias.
Creo que lo más importante es que nos demos cuenta de que estas violencias nos tocan a todos de una u otra forma. Entonces, no hay pensar que les sucede sólo a ellos o ellas, pobrecitos, sino realmente mirar cómo hacer una lucha conjunta para transformar todas estas inequidades que se han formado alrededor del género.
Danilo Donato: primero que todo, respetar las identidades, nuestros nombres y nuestros pronombres. Por ahí se empieza. El nombre de uno es su carta de presentación; si a uno se lo respetan, ya se siente más integrado. No callar, ser tolerante o condescendiente con las personas que violentan.
Muchas veces dices “yo no soy transfóbico”, pero tienes un amigo que sí lo es, conservas esa amistad y te quedas callado cuando esa persona ejerce transfobia. Dejar de tolerar esas cosas hace que la gente que está violentando se dé cuenta de que esto no está bien, que la gente ahora rechaza eso y que su violencia acabará por dejarlos solos.