Germán Mauricio Sánchez (36 años) ya había dormido en la misma cama con Óscar Julián Ruiz, el árbitro colombiano de más renombre internacional, a quien ahora responsabiliza ante la Fiscalía de acoso sexual.
La vez que compartieron sueños, veinte días antes, “no pasó nada”, le dijo Sánchez a su esposa y a su familia. Fue en noviembre, cuando se celebró un almuerzo de solidaridad con Ruiz tras un episodio controvertido en el que le habrían suministrado escopolamina.
–Eso no está muy claro. Ese asunto también debe ser investigado –comenta Germán Mauricio, quien deja entrever que se montó un espectáculo alrededor del caso.
Ruiz le pidió a Sánchez que lo acompañara esa noche. Durmieron juntos en la misma cama, a pesar de que en el mundo del fútbol se habla hace rato de las preferencias sexuales de ‘el Cacharrito’, como le dicen a Óscar Julián.
–Es cierto –admite el ofendido–. Yo he escuchado hace mucho esa versión, pero uno no puede decir nada sin conocimiento directo.
Según Óscar Julián Ruiz, Germán Sánchez no pasó las pruebas que le impidieron volver a pitar.
Pero llegó el momento de confirmarlo. Según Sánchez, esa madrugada del 4 de diciembre Óscar Julián Ruiz le rogó, forzó, insistió, suplicó y presionó de múltiples maneras una relación sexual que no se consumó.
Sánchez asegura haber viajado desde Villavicencio para contarles a los directivos del fútbol colombiano sobre su experiencia y prevenir que otros árbitros jóvenes, fuera a padecer una experiencia como la suya con Ruiz. Nadie le prestó atención. Al parecer, a ninguno le importó, acaso porque saben de los gustos de Ruiz.
Hay un hecho que le merma credibilidad a la versión de Sánchez, se haya o no presentado el acoso aquella madrugada llanera: entre los dos hay una disputa por el tema profesional. Sánchez dice que Ruiz lo sacó de la nómina de árbitros nacionales.
Por eso tuvo que dedicarse de tiempo completo a reparaciones eléctricas, con lo cual sostiene a su familia. A eso fue a Villavicencio en diciembre, a reparar un aire acondicionado. Y aceptó la invitación de Ruiz para ahorrarse el pago de un hotel.
El asunto está en manos de la Fiscalía, para el arbitraje respectivo es un hecho que no tuvo testigos presenciales ni dejó huellas visibles.
Ruiz ripostó y dijo que Sánchez no pasó unas pruebas que le impidieron volver a pitar en el profesionalismo, razón por la cual éste, en venganza, lo habría denunciado por acoso sexual.
Sobre el otro tema se abstuvo de hacer comentarios y anunció que a su regreso de Paraguay hablará más largo de todo. Tendrá, entonces, la oportunidad de desnudar su alma y revelar plenamente sus preferencias sexuales, que obviamente no afectarán –pienso yo– su prestigio profesional.
Al regreso de uno de sus viajes internacionales, Ruiz declaró que las mujeres de un país visitado “olían a ajo”. No me quedó claro (cuando lo escuché) si sólo las de esa nación.