El búnker de los Santo Domingo

Sáb, 18/12/2010 - 00:00
Su fachada le da la apariencia de un edificio cualquiera de los muchos que se levantan en Bogotá. Pero no. La fortaleza empresarial de los Santo Domingo es un  verdadero búnker de once pisos, tres
Su fachada le da la apariencia de un edificio cualquiera de los muchos que se levantan en Bogotá. Pero no. La fortaleza empresarial de los Santo Domingo es un  verdadero búnker de once pisos, tres sótanos, más de 11.000 metros cuadrados de construcción y cuenta con las mismas especificaciones de seguridad de la Embajada de Estados Unidos. Está localizado en la calle 75 entre carreras 6 y 7, y albergará las oficinas de las inversiones de la familia Santo Domingo reunidas en las sociedades Valorem e Invernac. En el último piso estará el apartamento privado de Alejandro, quien ya asumió el control del emporio en reemplazo de su papá, Julio Mario, retirado de los negocios en sus propiedades de Nueva York y París. No se trata sólo de la modernización de sus oficinas, sino de una clara señal de su intención de fortalecer la presencia en las inversiones económicas del país, así como el apoyo a la empresa cultural y causas filantrópicas. A mediados del año se inauguró el Teatro Mayor con la Biblioteca Julio Mario Santo Domingo, en la calle 170, en el barrio San José de Bavaria. El complejo cuenta con una programación de calidad internacional. Con ocasión de la emergencia social por las inundaciones, la familia le entregó al presidente Juan Manuel Santos una donación por cinco millones de dólares en su última visita a Nueva York. Fue en julio de 2009 cuando los Santo Domingo –con Alejandro y su primo Carlos Alejandro Pérez Dávila a la cabeza– resolvieron simplificar la estructura de sus sociedades y unificarlas bajo la presidencia de Carlos Arturo Londoño, un ejecutivo vinculado al grupo como director de Planeación de Bavaria desde los tiempos de Augusto López. La decisión fue tan drástica que se llevó por delante los cargos de dos directivos muy cercanos a los afectos de la familia: Diego Córdoba y Juan Antonio Pungiluppi, quienes se asociaron en una nueva banca de inversión. Pero la decisión no fue para recogerse, sino para prepararse para atacar. En realidad los Santo Domingo nunca se han ido de Colombia. El grueso del capital de Bavaria quedó invertido en la fusión con SabMiller, con la que alcanzaron el 15% de la cervecera surafricana, la segunda más grande del mundo. Además, conservan los medios de comunicación, como El Espectador, Cromos y Caracol Televisión, y empresas tradicionales como Almacenar, Almagran, Propilco y Biofilm. También adquirieron Cine Colombia y le están apostando al negocio del internet. La idea es recuperar su presencia en radio después de la venta de la emblemática Caracol al grupo español Prisa. Paulo Laserna, el presidente del canal, ha sido encargado por Alejandro Santo Domingo para buscar una emisora en FM y apostarle a nuevos retos empresariales. La última inversión, además de ambiciosa, es pionera en el sector agropecuario. Adquirieron una extensa área de 20.000 hectáreas en el Vichada, en la dirección de Carimagua, que destinarán a la siembra de caucho. Se trata de una decisión  estratégica que los pondrá en la vanguardia agroindustrial con capitales orientados a la siembra y producción de fibras naturales, como el propio caucho, el algodón y el fique. El cultivo entrará en producción después de cinco años de sembrado y el producto será transportado por vía fluvial hasta las bocas del río Orinoco para exportación. Los muros de cerramiento del búnker de los Santo Domingo alcanzarán los 2.5 m de altura y, junto al edificio de Avianca en la Avenida El Dorado, será al momento de su inauguración la segunda gran fortaleza empresarial en el corazón financiero de Bogotá.
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