La historia detrás de Eduardo Luis López, el ‘toxirelator’ de Colombia

Sáb, 13/05/2023 - 07:30
El narrador de Win Sports contó en los micrófonos de KienyKe.com, varios detalles inéditos de su historia de vida.

“Insistir, persistir y no desistir”, es una frase que se ha hecho célebre en las transmisiones del fútbol profesional colombiano, pero lo que hay detrás de esta, es toda una filosofía de vida que acompaña a Luis Eduardo López, mejor conocido como ‘Eduardo Luis, el toxirelator’, el hombre que narra los partidos más importantes de la liga local.

Su voz y relato le dan un sello único que marca diferencia al momento de sentarse frente al televisor y ver los partidos. Su estilo provoca todo tipo de comentarios que van desde mensajes de apoyo, hasta la aparición de los famosos haters, pues siempre que alguien busca ser diferente en prácticas que son muy tradicionales, muchos ponen el grito en el cielo.

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“Más allá de si tengo la mejor voz o no, de si soy el más preciso o no, que creo que en eso sí me enfatizó bastante. Mi plus son ese tipo de cosas, esa buena energía, ese positivismo, ese mirar las cosas del lado chévere, sobre todo relatando, porque en saque largo soy mucho más crítico, pero siempre con buena vibra, y eso es algo que se irradia”, cuenta Eduardo a KienyKe.com. 

Eduardo Luis es un hombre auténtico y sin filtros. Dice lo que piensa y cómo lo piensa, eso sí, se expresa siempre desde el respeto y sin transgredir a nadie con sus opiniones.

Al preguntarle sobre sus primeros años de vida, su rostro refleja el orgullo de haber logrado muchas de las cosas que se propuso y que en su momento parecían imposibles.

Vea la entrevista completa de KienyKe.com a Eduardo Luis López:

La infancia de Eduardo Luis

Creció en el barrio Manrique, en medio de varias dificultades económicas, pero en un hogar lleno de valores y en el que el trabajo era un baluarte fundamental para salir adelante. 

Yo, el de Eduardo Luis que soy hoy, lo soñé cuando era Luis Eduardo. Desde que yo era niño quería ser exactamente esto que soy hoy. Algún día se lo dije a un amigo mío en mi barrio, en Manrique, sentados tomándonos algo. Le dije: -Te juro que voy a ser uno de los grandes narradores del país-.

Para muchos de los que hoy en día trabajan en los medios de comunicación y están en el área de deportes, su sueño inició detrás de una pelota queriendo ser futbolistas. Sin embargo, por diferentes circunstancias, este sueño no se pudo materializar y vieron en el periodismo una posibilidad de estar cerca. En el caso de Eduardo Luis, si bien le encanta jugar fútbol, siempre tuvo claro que quería ser narrador.

“Me encanta lograr una cosa y voy por otra. La perseverancia es lo que me identifica, la perseverancia, la disciplina, pero sobre todo esa capacidad de insistir, persistir y no desistir. A pesar de que me dijeron no muchas veces”.

A pesar de ser un tipo sociable y entrador, nunca fue amigo de la fiesta y la rumba. La palabra que mejor lo describe es disciplina, pues asegura que nunca fue el mejor estudiante, pero sí era el más rendidor.

Creció en una de las épocas más complejas de Medellín, pero pudo escapar de eso, su familia siempre lo blindó y hoy en día lo agradece por completo, pues muchos de sus amigos, con los que se crió, no corrieron con la misma suerte. 

“Muchos de mis amigos no lo lograron, no pudieron escapar de eso, fallecieron o fueron a la cárcel. Yo tuve la fortuna y el trabajo de mi mamá por enfocarse en que yo no fuera a caer en ningún vicio, ni en ningún combo.  Mi mamá, mientras hacía sus empanaditas, le decía a los muchachos del combo vea, -no me dejen dañar al niño-, entonces cuando me iba a arrimar a la esquina, ellos mismos me decían -eh, y fuera de aquí-”.

Inició sus estudios en colegio público, donde rápidamente destacó y quiso ser protagonista. El bachillerato lo hizo en una institución militar en la que terminó de afianzar la disciplina como eje fundamental de su vida.

Fue acólito de la iglesia, estuvo en grupos juveniles, también en defensa Civil, como si fuera poco, también fue boy scout, todo esto tiene como común denominador el gusto y el trato con la gente, algo que fue potenciando con el pasar de los años.

Dentro de su filosofía de vida se encuentra ser el mejor dentro de lo que hace y se propone. Mientras estuvo en el colegio militar, llegó a pensar en una vida en el Ejército, y se preparó para ello. 

Ahora fácilmente podrían estar entrevistando a un oficial del Ejército. 

Cuando se graduó del colegio, se presentó en la Escuela Militar de Cadetes y pasó. Pero en un abrir y cerrar de ojos, la vida le cambió.

Eduardo Luis López
Créditos:
Ana Moya - KienyKe.com

Su llegada al periodismo

Justo en el momento en el que logró llegar a la Escuela Militar de Cadetes, recibió una llamada que le cambió la vida. El sueño, su gran sueño, de lograr un espacio en medios de comunicación, empezó a materializarse. 

Resulta que desde la emisora Cristal Estéreo lo llamaron y le ofrecieron la posibilidad de que se fuera acercando y formando en la radio, lo tomó sin pensarlo y fue uno de los momentos más felices que recuerda. 

El camino de Luis Eduardo en los medios no fue precisamente una alfombra roja. Al contrario, es una historia resiliente, de amor y sacrificios, muchos sacrificios con el fin de sacar adelante su sueño.

Considera que hizo la escuela completa en los medios de comunicación. Comenzó cargando cables, le cargaba los cables al Bocha Jiménez, de a poco se fue metiendo en planta baja donde lo dejaban hacer preguntas, después lo dejaron hacer el camerino completo, y todo esto, sin remuneración económica alguna.

Mientras perseguía su sueño de ser periodista, el dinero llegaba, por otro lado. Fue taxista, DJ, trabajó en un negocio de comidas rápidas, de ahí nació su amor por las hamburguesas, comida de la que se considera experto y que fue una inspiración para montar su negocio ‘Pidan domicilio’. 

Su llegada a Win Sports

En 2012 Eduardo Luis ya tenía un nombre ganado en el mundo de la narración deportiva. Años atrás, fue quien narró el fútbol colombiano en Une, donde tenía altos niveles de sintonía y aprobación por parte de la audiencia. Cuando se conoció la noticia de que un nuevo canal adquirió los derechos del FPC, pensó que lo iban a llamar gracias a su trabajo y trayectoria.

Pasaron los días, las semanas y los meses, la anhelada llamada no llegó. Decidió ir al canal con un demo en mano a buscar la oportunidad, lastimosamente para él, no lo dejaron pasar de la portería y le dijeron que dejara el disco, algo que no estaba dispuesto a hacer.

Un día se encontró con Juan Carlos de la Cuesta, que en ese entonces era el presidente de Atlético Nacional, y le preguntó que por qué no estaba narrando el fútbol colombiano si él era muy bueno, Eduardo le confesó que no lo habían querido atender, fue entonces cuando el dirigente le prometió que iba a intentar sacarle una cita con el presidente del canal.

Días después le consiguió la cita, pero esta debía ser en Barranquilla, en medio de un partido de la Selección Colombia por eliminatorias, Eduardo estaba literalmente en los rines, pues los meses de desempleo le estaban pasando factura. Su hermana, que trabajaba en una aerolínea, usó el tiquete anual que le regalaban para que pudiese ir al encuentro, pero debía esperar si se abría un cupo en alguno de los vuelos de la mañana, ya que todo estaba completamente vendido.

En su primer intento por subir al vuelo de las seis de la mañana, no lo logró. Todos los pasajeros que compraron su tiquete llegaron, pero le quedaba una segunda oportunidad a las ocho de la mañana, con tan buena suerte que una persona no abordó y lo embarcaron casi que de forma express. 

“Yo mandé a hacer un CD que tenía hasta mi foto, varias de mis narraciones, y se lo quería mostrar a Mauricio Correa. Cuando llegué al hotel, era el único periodista que estaba en el lobby del hotel de la Selección Colombia, pero no estaba trabajando, andaba esperando con CD, computador y audífonos en mano para poner a sonar el demo”.

Eduardo Luis López
Créditos:
Ana Moya - KienyKe.com

Después de varios minutos de espera y de corre, corre, se encontró con Mauricio y este también le pidió el CD, y le dijo que lo escucharía en Bogotá, cosa que no estaba dispuesto a aceptar. Le pidió un minuto para que lo escuchara y no se quedara con la duda de si él era tan buen narrador como le habían dicho.

Soy muy convencido. Yo sabía lo bueno que era. Es así de fácil, no lo puedo negar. O sea, yo estaba convencido de que yo era muy bueno y decía yo aquí puedo aportar, en este canal, yo puedo marcar diferencia, yo lo sabía.

Finalmente, le dijo que no tenía tiempo y se fue. Eduardo Luis, muy paciente, se quedó esperando en el hotel, horas después se volvieron a encontrar y nuevamente le volvió a insistir, hasta que Correa accedió, se puso los audífonos, lo escuchó y le preguntó “¿este es usted?”, a lo que él dijo con un sí de total convencimiento, y le dijo “en una semana hablamos”.

Nuevamente, pasó el tiempo establecido y no lo llamaban. En su mente, las horas se convirtieron en días, y los días en meses, hasta que insistió por última vez y se prometió que de verdad iba a ser la última vez que lo hacía, y para su suerte, le contestaron.

“Llamé a Jorge Perdomo, él me contesta y le digo, no me cuelgue, soy Eduardo Luis. No me cuelgue. Escúcheme 30 segundos, no me cuelgue. Le pido que me dé un partido. Un partido no me pague. Yo le voy a dar un partido gratis y si no le gusta, no vuelve a saber de mí. Le juro que le va a gustar. Pero deme un partido, un partido para demostrarle lo bueno que soy”.

La respuesta de Perdomo fue “luego lo llamo” y colgó. Finalmente, luego se puso en contacto y estuvo dispuesto a darle la esperada oportunidad, literalmente lo pusieron a probar finura, y a pesar del reto que le pusieron, recuerda que fue uno de los momentos más felices de su vida. 

“-Este fin de semana le vamos a dar un partido del sábado, uno el domingo y le vamos a pagar-. Me pagaban 300.000 por partido, como para que me pudiera costear el viaje me quedara algo”. 

Cuando terminó el fin de semana, no le dijeron nada, se disponía dirigirse al aeropuerto para regresar a Medellín y lo llamó su jefe y le dijo “bienvenido al canal, nos gustó mucho, lo vamos a seguir programando. Ah, pero eso sí le dejo claro, para nosotros usted vive en Bogotá, no le vamos a pagar tiquete y nada, porque eso solo lo hacemos con las grandes figuras”.

Duró un año yendo de Bogotá a Medellín para narrar los partidos, a pesar de los gastos de viajes, era completamente feliz, no le quedaba casi dinero, pero aun así, se sentía pleno, lo económico nunca lo ha desvelado.

De a poco salieron más ofertas de trabajo que podía realizar en paralelo a su labor en Win, narró los partidos de Copa Libertadores en Fox, y ya ahí, sintió la necesidad de radicarse en Bogotá.

Hubo quienes se burlaron de mí, colegas que decían que estaba trabajando gratis, que por eso me ponían. Yo invertía, estaba invirtiendo en eso. Después de hacer eso me llaman de NTN24. Después me llaman de Fox Sports para que sea el narrador de los equipos colombianos en Libertadores y Sudamericana, luego me llaman de Futbolmanía, llegó un momento de mi carrera en el que narraba los partidos en Win, narraba los partidos de los equipos colombianos en Libertadores y también estaba en RCN”.

Los momentos más difíciles en la vida de Eduardo Luis

Eduardo es una persona que transmite seguridad. Es el primer convencido de su talento y capacidades, muchos aseguran que es egocéntrico, él no ve nada de malo en eso, de hecho asegura que para ser periodista hay que tener ego, pues a su parecer, una persona sin ego, difícilmente puede triunfar en este oficio.

Una cosa es tener ego y otra es ser arrogante. El ego es un impulso al éxito, un obstáculo al éxito es la arrogancia. Una cosa es decir, yo soy el mejor y otra cosa es decir, aquel no me amarró un guayo. Eso son dos cosas totalmente diferentes. Decir, -yo soy el mejor- es ego, decir -este a mí no me llega a los tobillos-, eso ya es arrogancia”.

Con la sinceridad que lo caracteriza, el preguntarle sobre los momentos más complejos de su vida, no duda en asegurar que han sido varios, divididos en personales y profesionales. 

El primer gran golpe como profesional, lo recibió cuando apenas estaba empezando en la narración deportiva, le surgió una oportunidad en ESPN Argentina, donde estaban buscando un nuevo talento para potenciar, se presentó y les gustó su trabajo, le dijeron que debía irse a vivir allá, y cuando ya tenía todo preparado, tiquetes, había incluso hecho fiesta de despedida, lo llamaron y le dijeron que no, que la cadena tomó la decisión de contratar a alguien de más experiencia y fue ahí cuando llegó Tito Puccetti. 

Fue la segunda llorada más grande que me he pegado en la vida.

Otra de las caídas, la vivió ya en su trabajo en RCN. En medio de una transmisión de la Futbolmanía, por cuenta de un micrófono abierto se escucharon unas palabras en contra de la hinchada de Nacional, fue un momento crítico en el que muchos pensaron que incluso le iba a costar la carrera.

Lo que más lamento de eso es que fui un generador de violencia e hice daño. Yo soy muy pro todo y eso si es algo que lamento mucho”.

Un día decidió enfrentar esa dificultad y volvió al Atanasio Girardot a cubrir la final del fútbol colombiano que tenía como protagonista a Atlético Nacional. Le pusieron escoltas, tenía miedo, pero sabía que no podía ser desterrado en su propia tierra. Cuando llegó al estadio, la amabilidad y el respeto fueron los factores predominantes, los hinchas lo trataron bastante bien e incluso le pidieron fotos, solo una mujer lo insultó, algo que entendió a la perfección y que respetó.

Pero sin duda que el momento más doloroso de su vida fue el fallecimiento de su padre, su ídolo, su referente, y el hombre que lo motivó a labrar un camino en el periodismo deportivo.

Carlos Freddy López, el gran comentarista que lastimosamente la vida no le dio la oportunidad de disfrutar algo que él había cosechado. Falleció muy joven a sus 38 años, le da un infarto de una manera increíble. Mi papá era una persona muy perseverante”.

La muerte de su guía fue un golpe devastador, pero fue tal la buena crianza de él, que tuvo claro que era el momento en el que debía junto a su madre hacerse cargo de su hogar, fue allí cuando la relación con ella se afianzó.

Mi papá siempre me dijo -usted tiene que responderme por su mamá y sus hermanos-, y cuando mi papá muere, mi mamá y yo crecemos mucho. Y si hay algo que le pueda agradecer a Dios más que el éxito que tenga al que considere que yo soy exitoso, yo le puedo agradecer es que yo mismo le estoy devolviendo lo que hizo por mí con calidad de vida”.

Para cerrar esa entrevista decidí preguntarle sobre cómo le gustaría ser recordado por sus colegas y en el periodismo y asegura que como una persona que implementó un método en un mundo en el que pocos se atreven a innovar.

Por: Andrés Romero Cuesta.

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Andrés Romero Cuesta
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