Jorge Elías González, el chamán contratado con dineros públicos por la Fundación Teatro Nacional para que evitara que lloviera durante la ceremonia de clausura del Mundial Sub 20 que se realizó en Colombia, recibió 3.931.082 pesos por su asesoría, más 1.000.000 de pesos en viáticos.
Así queda claro en el contrato que firmó el pasado 20 de agosto. En el documento se especifica que la naturaleza del contrato es la de prestar “Servicios técnicos asesoría de cierre-clausura del mundial”.
Esta es la primera página del contrato suscrito entre Daniel Álvarez y la Fundación Teatro Nacional.
Es muy probable que González, quien se califica como un radiestesista, no se haya perdido la final del mundial entre México y Brasil porque en su contrato queda claro que la ejecución de éste se llevaría a cabo en el Estadio Nemesio Camacho El Campín. Sin embargo, 'el Chamán', como hoy se le conoce, tuvo que estar en la capital durante 19 días, con gastos pagos, para poder dominar la naturaleza y ahuyentar las nubes negras.
Jorge Elías González fue contratado por la Fundación Teatro Nacional para que evitara que lloviera durante la ceremonia de clausura del Mundial Sub 20.
En su contrato, conocido por Kien&Ke, aparece que recibió 50.000 pesos diarios durante su estadía en Bogotá. El contrato fue firmado por el hijo de la fallecida Fanny Mickey, Daniel Álvarez, quien específicó que el “profesional” contratado debía realizar sus labores “con plena autonomía técnica y administrativa y constituir una póliza de amparo de salud y riesgos profesionales para posibles contingencias durante su estadía”.
El contrato tiene todas la rigidez de la contratación estatal y explica que:“dentro de los honorarios cancelados al profesional se encuentran incluidos los derechos de autor y/o patrimoniales que le llegaren a corresponder por su actividad”.
El hombre cumplió a cabalidad con todos los requisitos contractuales, incluso presentó su Registro Único Tributario (RUT) otorgado por la DIAN, rotulado con el número 5891687, el mismo de su cédula de ciudadanía.
Muchos se preguntan: ¿Qué habría pasado si González no hubiera cumplido a cabalidad con el difuso objeto del contrato? ¿Se habría ocasionado un detrimento patrimonial a las finanzas del Distrito? El hecho de que no hubiera llovido el 20 de agosto de 2011, ha evitado, por ahora, que al Chamán y a quienes contrataron les caiga encima un aguacero judicial.
