¡Exorcismo ya!! Satanás se ha tomado a Bogotá, dejando una pestilente estela de azufre y olor a hippies… Le hago un llamado a todas las fuerzas del bien para que de manera masiva y radical rechacemos la contaminación demoniaca que ha sufrido la capital con la invasión de íncubos y súcubos y demás letales criaturas del infierno.
Todo lo que tiene que ver con el tal festival Iberoamericano de Teatro es obra de Belcebú, que diseñó junto con la finada demonia esa de la Fanny Mickey un escenario del Averno precisamente en Semana Santa, para llenar de lujuria y demás pecados a esta noble y pura ciudad.
¡Por favor! ¿Dónde está el prístino derecho a la censura?
El Iberoamericano no tiene escenarios sino círculos infernales donde se ponen en escena la lascivia, la promiscuidad y demás vulgaridades paganas, destinadas a destruir la moral, las buenas costumbres y la religiosidad de nuestro pueblo sometido desde hace cinco exquisitos siglos a la espada y la cruz. Lo demás es brujería, chamanismo….
Aprovechan de este evento inventado por el patas todos los protervos y pecaminosos seres que medran en las esquinas para llenar de belcebúes y beliales salas, escenarios y calles de Bogotá. Esta organización satánica hay que detenerla desde ya. Que salgan los cruzados a las calles, que las congregaciones se enfrenten a los lupanares, a la prostitución.
La civilización está en peligro, las virtudes corren el riesgo de derivar en horrendos vicios teatrales y amancebamientos. Como toda la actividad sexual que ocurre noche a noche en la tal Carpa Cabaret, la cual –y me perdonarán las señoras que me leen y siguen- no es más que un putiadero.
Que son cosas de circo, dicen. Circo el romano donde los mestizos de entonces, los abisinios y moros eran tragado por leones, en una prematura y perfecta aplicación de irrefutables tesis maltusianas, en el sentido de que la mejor manera de acabar con la pobreza es acabando con los pobres.
Que disque ese engendro de Mefistófeles es un evento cultural… ¿La cultura? ¡Que es esa vagabundería, carajo! El país lo que necesita es que la gente trabaje, los peones, la servidumbre, que se quede donde está. ¿Para qué necesitamos albañiles poetas, sirvientas cantantes, policías escritores o campesinos bailarines? ¡No señor! Cada cual con sus cositas.
¿O es que le van a dar cultura a la gleba para que se nos vuelva inteligente? Entonces quien trabaja ah? ¿La gente de bien? ¡Ni más faltaba! La gente culta es culta por raza, por sangre, por tradición. Eso es una pésima política. Liberalidades pendejas e improcedentes. Además, esa vaina ni da votos, ni puestos, ni nada. La cultura es Fernando Botero ¡y punto!
Es hora de que la gente decente y recogida en el espíritu del calvario, se oponga a este festival marxista-satánico. Que esta sea la última vez que en Bogotá le demos cabida a un evento de las profundidades pestilentes, de las cloacas del pecado. Hago un llamado para prohibir para siempre tal escenario de gula y lascivia, tal cantidad de actos impuros, cuando solo el público debe tener acceso al teatro sacramental, a la tragedia cristiana en su dimensión mística. ¿No les basta con la magna escena de la eucaristía? ¿No tenemos acaso la misa como desaforada dramaturgia de la híper tragedia?
Esto es cosa de protestantes, ateos, judíos y árabes, unidos, claro está. Una orgía en impuro amancebamiento con las organizaciones subversivas de la cultura guiadas por esa luz negra que es la tal Ana Martha de Pizarro, directora del evento sexual y pornográfico, jefa de los escuadrones del mal, de las legiones de las pailas mochas.
Que el partido de la U y el sagrado conservatismo, salgan a la calle a manifestarse contra este carnaval profano y que la policía detenga a toda esa recua de seres infestados con colas de marrano. Teatreros del demonio, fuera de Bogotá. Todos contra la cultura, el teatro, la música infernal, que impiden el recogimiento y la oración para que los señalados por la mano de Dios sigan disfrutando de las mieles económicas de esta ciudad.
Y para rematar en la noche del pasado martes, hordas de demonios en inmundo aquelarre llenaron la plaza de Bolívar (otro demonio) en el concierto de Manu Chao, sacerdote guerrillero del patas, programado por el Petro y el Hollman Morris. Que entre el Esmad y acabe con ese círculo satánico. Oremos por una sola idea, una sola religión. ¡Exorcismo!