Los nuevos casos de fiebre amarilla que han aparecido en Brasil los últimos meses son del tipo silvestre; es decir, que se transmite por las especies de mosquito Haemagogus y Sabethes, que tienen su hábitat en las zonas boscosas. De las del tipo urbano, que son trasmitidas por el mosquito Aedes Aegypti, que es también el vector del dengue, el zika y el chikungunya, no hay casos en Brasil desde 1942: está erradicado.
Sin embargo, la fiebre amarilla es una enfermedad que está siempre en el país. En lo que va del 2018 las cifras varían y aunque no hay una estadística oficial, se sabe que desde finales de diciembre de 2017 ha habido unas 35 víctimas.
Mientras las autoridades llaman a la tranquilidad, los brasileños llenan los centros sanitarios para conseguir una vacuna contra la fiebre amarilla, que azota, entre otras ciudades, a Río de Janeiro en vísperas de su popular carnaval.
El Ministerio de Salud reconoció esta semana 20 fallecimientos de entre 35 casos confirmados en todo Brasil desde julio de 2017 hasta el 14 de enero de 2018. Los estados más afectados, en el sureste del país, son Sao Paulo (11 muertos), Río de Janeiro (5) y Minas Gerais, que ha contabilizado 15 víctimas desde julio del año pasado.
Entre las víctimas, al menos tres personas han muerto por una reacción negativa a la vacuna. El Ministerio de Salud se niega a hablar de un nuevo brote y asegura que tiene vacunas para inmunizar a toda la población, pero la decisión de fraccionar la medicación para que rinda más y las informaciones sobre los fallecimientos han provocado que los brasileños acudan en masa a los centros de vacunación.
En las ciudades más afectadas, como en algunas áreas de Sao Paulo o Río, los pacientes aguardan incluso una noche entera haciendo cola en la calle para conseguir la vacuna y las críticas por la gestión del problema se multiplican.
En medio del nerviosismo de la población, Sao Paulo elevó hoy de 21 a 36 el número de muertes en todo el estado desde enero de 2017 hasta la actualidad, por lo que la cifra casi dobla la contabilizada por el Ministerio de Salud en todo Brasil entre julio y enero de 2018.
La mayoría de las infecciones por fiebre amarilla en el último año se registraron en la localidad de Mairiporan, donde ha habido 41 casos y 14 muertes.
“La gente tiene mucho miedo y viene a Mairiporán a buscar la vacuna. Pero no saben que tienen que esperar 10 días (después de tomar la vacuna) para que funcione y tengan inmunidad. Por eso estamos pidiendo que las personas en zona de riesgo continúen usando repelente”, explicó a la agencia de noticias Efe la enfermera del puesto central de Mairiporan, Viviane Aparecida.
La muerte de Flavio Henrique, un conocido músico local, y la decisión de la Organización Mundial de la Salud de incluir Sao Paulo en la lista de regiones a visitar solo por personas ya vacunadas contra la fiebre amarilla han multiplicado las alarmas en vísperas del Carnaval de Río, uno de los más famosos del mundo, que será en febrero y al que, según los organizadores, asistirán más de 6 millones de personas.
“Estamos seguros de que la estrategia adoptada será suficiente para contener el avance de la enfermedad como hicimos también el año pasado” comentó a Efe el ministro de Salud, Ricardo Barros, en una conversación telefónica esta semana.
A pesar de la gravedad de la enfermedad, esta vez estos brotes de fiebre amarilla están aún muy lejos de la emergencia sanitaria que se dio en el país entre diciembre de 2016 y mediados de 2017, cuando murieron unas 260 personas.
Fiebre amarilla llega a Brasil a poco de los carnavales
Sáb, 20/01/2018 - 10:05
Los nuevos casos de fiebre amarilla que han aparecido en Brasil los últimos meses son del tipo silvestre; es decir, que se transmite por las especies de mosquito Haemagogus y Sabethes, que tienen su