Kai Whiting, inglés y periodista, sufre una leve cojera por la cual le impidieron usar una atracción mecánica en el parque Salitre Mágico de Bogotá.
“Me decían que estaba infringiendo la ley y que no podía subir a la atracción mecánica”, cuenta Whiting que tiene esta condición médica de nacimiento que no le ha impedido practicar fisiculturismo, ciclismo y natación.
Whiting, de 27 años, quien está radicado en Colombia desde octubre del año pasado y es investigador de la Universidad Piloto, afirma que los funcionarios del parque le argumentaron que estaba infringiendo la Ley 1225 de 2008, la cual regula la administración y operación de parques de diversiones. “En ninguna parte de la ley se indica que la Administración del lugar debe obligar a una persona, contra su voluntad, a bajarse de una atracción, y someterse a un examen médico”, dice Whiting.
KienyKe.com se comunicó con el parque de diversiones para consultar el caso. Luisa Fernanda Abello, asesora jurídica de Salitre Mágico, dijo que hasta el momento no existía ninguna queja o denuncia formal sobre la presunta discriminación.
En Twitter: @Dacortega
Este es el relato de Kai Whiting:
"Colombia es uno de los pocos países de América Latina "bendecidos" con una ley que regula la administración y operación de parques de diversiones. Cubriendo todo, desde parques acuáticos, parques de atracciones, parques zoológicos y parques de aventura, la Ley 1225 de 2008 fue aprobada para proteger los intereses de los visitantes y trabajadores. Una buena idea en principio, que por desgracia, fue terriblemente utilizada el sábado pasado (29 de marzo) por el personal del parque de diversiones más grande de Colombia, Salitre Mágico. El hecho sólo puede ser descrito públicamente y percibido, como matoneo sobre cualquier visitante que tenga una discapacidad física, en nombre de la "salud y seguridad.
Todo comenzó cuando un amigo colombiano y yo decididos sentarnos en el asiento delantero de la montaña rusa "Doble Loop". Cuando me senté y coloqué mi cinturón de seguridad, uno de los miembros del personal abruptamente me preguntó si yo tenía algún problema con mi pierna, a lo que sin haber tenido que justificarme en cualquier otra parte del mundo, le contesté 'No'. El operario se mantuvo impertérrito y me solicitó con descortesía que 'me levantara y caminara para que pudiera ver mi pierna'. Una vez más, me negué a cooperar y le dije que bajo ningún motivo iba a levantarme de mi asiento y caminar. En primer lugar, porque no estaba obligado por ninguna razón, ya que el letrero informativo no declaraba alguna consideración de este tipo para tomar el recorrido (incluso tampoco se mostraba a la entrada del Parque), y en segundo lugar, no iba a realizar esta acción exponiéndome a las diferentes personas que haciendo la fila.
El jefe de atracciones, José Sánchez, fue llamado y el viaje se interrumpió. A su llegada, fui amenazado diciéndome que me encontraba quebrantando la Ley 1225 de 2008, si no visitaba al centro médico del lugar, atendido por Ferney Ramírez, y me sometía a un examen médico. Indicando mi profesión como periodista, solicité al Sr. Sánchez que me mostrara el artículo exacto que estaba infringiendo al intentar subirme a la montaña rusa. Sánchez se negó a cooperar y no pudo, por su memoria u otra razón, explicarme qué parte estaba incumpliendo.
Notando la ira de la multitud porque la atracción se encontraba detenida, aunque la mayor parte de los insultos fueron dirigidos hacia mí, el personal permitió a regañadientes que mi amigo y yo continuáramos con nuestra experiencia en la montaña rusa, y me dio un pequeño papel denominado “Formato de Seguridad” que indicaba qué atracciones podría y no podría utilizar ese día, sobre la base de una ley que nadie estaba dispuesto a explicarme y ahora después de haberla leído con otras personas, nadie entiende en este sentido. Lo que puedo resaltar del papel que me entregaron es que en la parte posterior manifiesta: 'Documento que se expide en cumplimiento a la Ley 1225 de 2008'. Además que me prohíbe ingresar al Castillo del Terror sin ninguna razón válida.
Los problemas continuaron en el próximo recorrido, con un miembro del personal que me obligó a mostrar la hoja de papel al ingreso de la pista de Karts. Encontré toda la experiencia no sólo discriminatoria, sino muy humillante, dado que me vi obligado a exponer mi información médica nuevamente y delante de extraños. Mi amigo y yo fuimos a la Administración con la ley en la mano (que tenía descargado en un smartphone). Mientras ellos estaban felices de repetir constantemente que tenían que obedecer la ley y que sus acciones fueron beneficiosas para mi salud y la seguridad, ninguno de ellos estaba dispuestos a leer la ley que en realidad establece que la responsabilidad es del usuario. En este sentido, es el visitante del parque quien está obligado a evitar una atracción que pueda representarle riesgos u otras personas. En ninguna parte de la ley se indica que la Administración del lugar debe obligar a una persona, contra su voluntad, a bajarse de una atracción, y someterse a un examen médico.
Yo no fui la única persona que recibió dicho tratamiento ese día. De hecho, pregunté y filmé otro visitante que había experimentado la misma discriminación y se había sometido a la misma actitud atroz. Me llamó la atención que su “Formato de Seguridad” si le permitía el ingreso al Castillo del Terror, cuando a mí me fue negado ese derecho.
Teniendo en cuenta que nos habían acosado, abusado verbalmente por el personal y los visitantes por igual, y discriminado por parte de un grupo de personas que se negaron a leer la ley con la que continuamente me amenazaba, otro Jefe de Atracciones, Rodolfo Sterling, accedió a pagar una "compensación" si dejábamos el lugar en ese momento. El procedimiento para reembolsarnos el dinero implicaba la firma de un nuevo formato, sin embargo, la razón escrita en el motivo de la devolución no refleja de ninguna manera lo que había sucedido en el transcurso del día. Al momento de firmar, el Sr. Sterling cambió de idea, tomó el documento con mi firma y se negó a entregar el dinero hasta que abandonáramos el lugar. Se requirió de una acalorada discusión con él para que nos entregaran realmente el dinero puesto que ya había firmado.
Lo peor estaba por venir. El Sr. Sterling y el Sr. Sánchez, evidentemente molestos por nuestras acciones, llamaron al guardia de seguridad, Daymer Hoyos para que "cuidara de nosotros". Su deber personal era el de acosar, amenazar y seguirnos en todo el parque. Decidimos, a pesar de no tener más espacio en la memoria del celular (dado que habíamos grabado todo lo demás) simular que grabábamos con la cámara, esperando que él se detuviera. No lo hizo y se volvió cada vez más intimidante, acercándosenos cara a cara, con actitud exigente, para que dejáramos el lugar porque habíamos violado la ley y causado molestias.
Por mucho que la Administración del parque pueda sentirse agraviada por nuestras acciones por defender el trato injusto dirigido hacia las personas vulnerables, que sólo quieren disfrutar de un día; sospecho que una persona con discapacidad física, sometida a la intimidación se sentirá mucho peor.
Muchos dicen en Colombia que este trato es normal y que las personas con discapacidad sólo deberían superarlo y aceptar ese tipo de abusos. Pero no es normal y no es justo. Cualquier ley, para los parques temáticos o de cualquier otra índole, existe para proteger la salud, la seguridad y el bienestar de los individuos y la sociedad, sobre todo aquellos que, como discapacitados y personas vulnerables, pueden incluso ser las que más lo necesitan. Ésta debe y no puede ser utilizada para justificar la discriminación institucional".
“Fui discriminado en Salitre Mágico”: periodista inglés
Mar, 01/04/2014 - 08:51
Kai Whiting, inglés y periodista, sufre una leve cojera por la cual le impidieron usar una atracción mecánica en el parque Salitre Mágico de Bogotá.
“Me decían que estaba infringiendo la le
“Me decían que estaba infringiendo la le