Esta semana la prensa brasilera encendió las alarmas debido a las continuas amenazas y actos de violencia que están sufriendo los periodistas que cubren la campaña presidencial del país.
Mientras Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, y Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, realizan grandes actos de campaña para atraer más votos para la segunda vuelta presidencial del domingo 28 de octubre, los reporteros reciben cartas de odio, sus cuentas son hackeadas y algunas veces son físicamente agredidos.
Organizaciones defensoras de los periodistas como Artículo 19, la Asociación Brasileña de Periodistas Investigativos, Reporteros Sin Fronteras y Human Rights Watch, entre otras, emitieron desde Sao Paulo el pasado 25 de octubre un análisis de las más de 140 amenazas y violencia contra los reporteros que cubren las elecciones.
“Hay un discurso de diferentes personajes públicos que busca desacreditar a los medios tradicionales. Muchas personas han tomado el discurso que desacredita a los medios como una autorización para asediar a los periodistas y, eventualmente, pasar a la agresión física”, le explicó a la Agencia Anadolu Marina Atoji, gerente ejecutiva de la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo (Abraji, por sus siglas en portugués).
[single-related post_id="967003"]Una de las periodistas que ha sufrido amenazas es Patrícia Campos Mello, reportera de Folha de São Paulo, quien recibió una avalancha de amenazas por internet, dos llamadas y un ataque informático a su cuenta de Whatsapp luego de publicar un reportaje sobre una supuesta campaña de empresarios que apoyan al candidato Jair Bolsonaro y que buscaba distribuir noticias falsas por Whatsapp.
La represalia se extendió a Mauro Paulino, director ejecutivo ligado al periódico, quien también fue bombardeado con mensajes intimidatorios por internet y otros que llegaban directamente a su casa. Uno de sus números de celular recibió 220.000 mensajes intimidatorios en cuatro días.
Al caso de Campos Mello se suman otros como el ataque ocurrido en marzo, cuando atacantes con armas de fuego dispararon contra un bus en el que se transportaban 28 periodistas para cubrir un evento del Partido de los Trabajadores.
Las entidades alertaron que, aunque esa inseguridad afecta a todos los periodistas, quienes se ven más amedrentados son los reporteros independientes o de medios pequeños que no cuentan con los herramientas para protegerse.Los ataques contra mujeres periodistas muchas veces incluyen violencia de género, asedio sexual y amenazas de violencia sexual, explicó Artículo 19.
Para los reporteros no hay duda de que la violencia está directamente ligada con discursos de odio político. “El discurso de odio y las campañas de desinformación está exacerbando las tensiones en la sociedad brasilera, que ya está bastante polarizada”, explicó Laura Tresca, directora ejecutiva en funciones de Artículo 19 Sur América en el análisis emitido desde Sao Paulo.
Aunque las organizaciones no tienen cifras para comprobar si los crímenes y amenazas hacia periodistas han aumentado en estas elecciones, sí afirman que la percepción de inseguridad por parte de los trabajadores de los medios ha crecido.
“Hace dos años, cuando fueron las elecciones locales, no había tantos ataques o no eran tan visibles como ahora”, dijo Marina.
Lo que temen los periodistas no es solamente por su seguridad durante la campaña electoral, que termina esta semana, sino que este discurso de odio se naturalice y se haga parte de la vida política en el país.
La violencia en la arena política
La intimidación hacia los periodistas hace parte de un complejo contexto de aumento de la violencia política en Brasil. Open Knowledge Brasil reportó preocupantes crímenes de odio hacia decenas de personas por sus orientaciones sexuales, creencias políticas o razas durante estas elecciones.
Ese fue el caso de Guilherme Daldin, quien lleva diez años haciendo activismo político por diferentes partidos de izquierda. Él cuenta que fue atropellado en Curitiba por un carro mientras llevaba una camiseta manifestado su apoyo al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Cuando sus amigos le preguntaron al agresor por qué lo había atropellado, los amenazó con sacar un arma.
“Es indiscutible el aumento de los crímenes de odio y la violencia política en Brasil”, le dijo Daldin a la Agencia Anadolu. “Así fue en Brasil en la década de los 60, durante la dictadura que el mismo Bolsonaro reivindica como modelo”, añadió.
Open Knowledge Brasil indicó que, entre el 30 de septiembre y el 9 de octubre, registraron unas 70 agresiones por motivos políticos en el país. Detallaron que 50 fueron cometidas por electores de Bolsonaro, 6 fueron contra electores de Bolsonaro y 15 no fueron definidas.
Lo que está en juego, a la luz de toda esta violencia, es la estabilidad de la democracia y la libertad de expresión en Brasil, explican los líderes de organizaciones periodísticas.
Añaden que, como es un tema de interés general, ambos candidatos se deben comprometer a “desvirtuar cualquier tipo de agresión, ya sea verbal, virtual o física”, dijo Marina.
A esa petición se sumó Maria Laura Canineu, directora para Brasil de Human Rights Watch. Ella afirmó que los candidatos presidenciales deben defender el derecho de los periodistas a informar y el derecho del público a ser informado.
“Uno puede estar en desacuerdo con un reportaje mediático, y debería tener el derecho de decirlo públicamente, pero amenazar al reportero e incitar a otros a hacerlo también no solo pone en peligro la vida del periodista, sino que mina la libertad de expresión y la democracia”, concluyó.