
Para finales de abril de 1945, el Ejército Rojo entró a Berlín. La Segunda Guerra Mundial se había terminado. Para completar la victoria, además de alzar el estandarte de la Unión Soviética sobre el Reichstag (Parlamento Alemán), hacía falta el trofeo principal: la cabeza de Adolfo Hitler.
El Fürer pasó sus últimas horas en un búnker, en el que se había recluido desde los primeros días de enero. Las victorias de los Aliados, que ya tenían sitiada la capital, hundieron a Hitler en una “crisis nerviosa”, que terminó por afianzar la idea de suicidarse. Los momentos finales los pasó encerrado. Dictó su testamento, se despidió y se casó con Eva Brown. Después, de acuerdo a lo que le sugirió el médico se empacó una pastilla de cianuro y luego se voló la tapa de los sesos.
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Por orden del mismo Hitler, sus restos fueron incinerados en el patio de la cancillería. Desde el 1 de mayo, los rusos ya conocían el hecho, y a pesar de que Stalin les había dado la orden perentoria de hallar los cadáveres, no fue sino hasta el 8 de mayo cuando por fin los encontraron, completamente quemados. Lograron identificarlos por sus registros dentales.
A muchos les gusta decir que lo que sucedió después fue un misterio. Y puede que así haya sido hasta 1991 cuando salieron a la luz documentos de la extinta URSS, en los que se revelaba que, una vez hallado el cuerpo, Hitler y su pareja fueron llevados a la ciudad alemana de Magdeburgo. Allí estuvieron sepultados desde 1945 hasta 1970; ese año el primer ministro soviético Yuri Andrópov ordenó que los restos fueran completamente incinerados y que luego se arrojaran las cenizas al Río Biederitz.
Esa es la teoría que históricamente ha tenido más aceptación. Sin embargo no hay muchas pruebas que la respalden; eso sumado al hecho de que el hermetismo de los soviéticos nunca permitió validar plenamente si era verdad o no que el líder del partido Nazi se suicidó en su búnker. Ante la imposibilidad de verificación, y como nunca se encontró el cuerpo, se ha contemplado la posibilidad de que Adolfo Hitler hubiera podido salir con vida de Alemania después de la Guerra.