Athos, uno de los gigantes de la mitología griega, desafió a los Dioses arrojando una piedra gigante a Zeus, que cayó en el Mar Egeo y luego se convirtió en una de las penínsulas de Macedonia Central, al norte de Grecia. Allí, el Padre de los Dioses lo venció y lo encerró para siempre en la montaña que desde la leyenda hasta hoy se conoce como el Monte Athos, donde actualmente 20 monasterios ortodoxos (entre griegos, rumanos, rusos, búlgaros, serbios y georgianos), liderados por un Patriarca, conforman el Estado Monástico Autónomo de la Montaña Sagrada; el hogar de 2.260 monjes que no permiten la entrada a mujeres ni hembras de ninguna especie para evitar la tentación sexual (excepto gallinas ponedoras de huevos).
Al Monte Athos solo pueden entrar 120 hombres por día (110 griegos y 10 extranjeros). A los extranjeros se les pone un límite de 4 días de visita después de haber sacado el diamonitrion, un tipo de permiso que se tramita en Tesalónica y se entrega exclusivamente en dos pueblos griegos: Ouranopolis o Ierissos, de donde parten barcos que van a la Montaña Sagrada. La comunicación por tierra con Grecia está prohibida.
Este territorio tiene jurisdicción propia y, aunque está bajo soberanía griega, está exento de ciertas leyes de Grecia y la Unión Europea, con la que se relacionan a través del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Desde hace 50 años el monasterio de Esfigmenuo ha sido el bastión más recalcitrante de la ortodoxia del Monte Athos, luego de que en 1964 se reunieran el representante de la Iglesia Católica, el Papa VI, con el de la Iglesia Ortodoxa, el Patriarca Atenágoras, (después de nueve siglos de enemistad) y revocaran los decretos de excomunión mutua. A partir de ese día, los monjes de Esfigmenuo se rehusaron a seguir el mandato del Patriarca “traicionero” y sus sucesores, e izaron las banderas negras con el determinante lema Ortodoxia o muerte, en una lucha por la supervivencia del grupo y sus creencias.
En 2002, el Patriarca Bartolomeo I los expulsó del Monte Athos y ordenó desalojarlos y sustituir el monasterio por una comunidad fiel a sus dictados. El Tribunal Civil de Grecia le dio la razón a Bartolomeo y desde entonces han intentado sacarlos. En 2003 les quitaron la electricidad, el agua y les han restringido el paso de víveres y medicinas (que tienen que conseguir de contrabando). La veintena de monjes de Esfigmenuo que aún queda ha hecho resistencia a todos los mecanismos de presión y piden a la Unión Europea una ayuda de 500 mil euros para restaurar las instalaciones de su monasterio que se encuentra en ruinas.
El patriarca del Monte Athos, Bartolomeo I, junto al Papa Francisco.
Estos monjes “rebeldes” vestidos de negro, con palos, piedras, cócteles Molotov y atrincherados en su sede de Karyes (capital de Monte Athos), cual horda enfurecida de okupas, se enfrentan a la policía griega para no ser desalojarlos. No quieren que el Papa Francisco visite este otoño de 2013 a su homólogo el Patriarca Bartolomeo I, quien quiere abrirle las puertas a Roma. No le perdonarán de nuevo una traición a su ortodoxia Esfigmenua, que ahora corre peligro de desaparecer.
El archimandrita Metodios, líder de Esfigmenuo, ha denunciado en los medios de comunicación la acción violenta de la policía griega con ellos, y que han llegado a hacer uso de una excavadora para forzar el acceso a su sede.
Monjes del monasterio de Esfigmenuo.
Hasta el momento, el Gobierno de Atenas ha tratado de no inmiscuirse demasiado en las decisiones que se toman en Monte Athos, aunque su delegado, Aristidis Kasmiroglu, ha pedido "hacer todo lo posible" para que esta crisis sea resuelta sin incidentes violentos. Sin embargo, los monjes de Esfigmenuo desde hace medio siglo decidieron dar la vida por su monasterio, su fe y el rechazo definitivo a la comunión con el Papa Francisco y su Iglesia.
[youtube width="540" height="360"]http://www.youtube.com/watch?v=j9JOOJPDuEc&feature=share&list=PL6B53E2431A15CACB[/youtube]
Los 20 monjes rebeldes del Monte Athos
Dom, 04/08/2013 - 04:03
Athos, uno de los gigantes de la mitología griega, desafió a los Dioses arrojando una piedra gigante a Zeus, que cayó en el Mar Egeo y luego se convirtió en una de las penínsulas de Mac