No es profesor pero todo el mundo lo llama de esa forma. En un acento más porteño que el barrio La Boca de Buenos Aires, Sanatiago Bilinkis explica antes de soltar una risa tímida, casi inaudible: “y bueno… no sé por qué me llaman así. No soy profesor, no enseño. Soy licenciado en economía y emprendedor”.
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En la tierra del Ché, Gardel y Maradona, a Bilinkis, los medios lo llaman el gurú del emprendimiento.
Viaja por el mundo dando charlas sobre cómo encontrar el éxito empresarial. Sus proyectos han resultado acertados. Cuando tenía 25 años fundó, junto a su amigo Andy Freire, Officenet, una empresa de venta de artículos de oficina, que marcó para ambos sus puntos de partida como emprendedores, luego desarrolló Wanako Games, una compañía dedicada a los videojuegos, en 2004, con el musculo económico que le dieron sus anteriores ideas, incursionó en el mundo de las bebidas con Otro Mundo, una línea de cervezas de alta calidad.
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Sin saberlo, usted pudo haber usado uno de sus más recientes ideas. Bilinkis es el creador de Restorando, la aplicación móvil que le ayuda los amantes de la buena mesa a encontrar los mejores restaurantes y hacer las reservas de una forma interactiva.
Sin embargo, en los últimos años, Bilinkis se ha convertido en un referente en cuanto a predicciones futuristas se refiere. El diario La Nación de Argentina, lo catalogó como ‘El Pregonero del Futuro’. Según dice, “la vida cambiará exponencialmente en los próximos diez años, la teletransportación será posible y el hombre que vivirá 1.000 años ya nació”.
Con preguntas que retumbaban en su cabeza, en 2011, decidió irse para una sede de la NASA, en Silicon Valley. Durante tres meses tomó clases de neurociencia, robótica, inteligencia artificial, nanotecnología y otras. Adquirió conocimientos suficientes para llegar a conclusiones tan perturbadoras como esta: “La vida no cambió nada en los últimos 5.000 años, pero lo hará radicalmente en los próximos diez".
“Estamos acostumbrados a que la mayoría de lo que usamos mejore un poquito cada año. La única tecnología que se rige distinto es la de las computadoras. La ley de Moore: duplican su capacidad cada 2 años. Es una diferencia abismal”.
En el marco del XX Congreso anual de Anato que se realiza en Cartagena, Bilinkis hizo una serie de predicciones llamativas, la que causó más sorpresa, dejó a muchos con la boca abierta. “No es necesario aprender inglés”.
Y resulta llamativa su propuesta, porque mientras las políticas educativas de los gobiernos de América Latina hacen énfasis en la importancia del aprendizaje de una segunda lengua (inglés), Bilinkis, señala que no es necesario aprenderla.
“Cada vez hay habilidades tecnológicas que van haciendo reemplazar, con el uso de software, aplicaciones y dispositivos el tema pragmático del hablado del inglés”.
Según Bilinkis, aunque “los traductores automáticos aún son muy limitados, resulta claro que en diez años uno no va a necesitar saber hablar en inglés para poder comunicarse con una persona que hable en otro idioma. Skype, por ejemplo, está incursionando la posibilidad de traducción automática en vivo con un interlocutor”.
A este hincha de Boca, que prefiere hablar del regreso de Carlos Tévez al equipo xeneise, que del título de River Plate en la Copa Libertadores, le llueven las críticas.
Sus detractores no entienden cómo, mientras el mundo entero habla de la necesidad de aprender inglés el sugiere algo totalmente diferente.
“Alguien que sea amante de los idiomas quizá le guste aprenderlo por placer. Pero esta necesidad que existe hoy que es una necesidad práctica, para conseguir un mejor empleo o para o comunicarse cuando uno viaja, va a desaparecer”.
Advierte que el reto ahora será identificar qué se va a hacer con el tiempo libre que se tenga.
“La mayoría de chicos que estudian inglés no les gusta aprender idiomas. La pregunta es, si los liberaran de tener que aprender a hablar inglés, porque es imprescindible para tener un empleo y es una habilidad que el mercado demanda que tengas, ¿qué podrías hacer con esas horas? Es una enorme oportunidad para dejar de estar obligados a desarrollar habilidades que no necesariamente nos gustaban, pero eran necesarias y elegir en qué queremos destinar nuestro tiempo”, reflexiona.
¿Qué otra cosa práctica no será necesarios aprender?
“La escritura con la mano. Durante muchos grados de primaria forzamos a los chicos a aprender algo que, en definitiva, creo que ellos saben que no lo van a utilizar.
La abrumadora mayoría de los niños que están educándose ahora van a escribir moviendo sus dedos sobre un teclado o con reconocimiento de voz con sus dispositivos. Esto no es un tema de niños pudientes, hoy una tableta puede comprase en India por 35 dólares, y esa tableta reemplaza el cuaderno, la carpeta, el lapicero, el borrador, la mochila entera”.
El hombre que vivirá mil años ya nació
Este argentino, que hace cuatro años decidió “nunca más” leer libros en papel y que ahora lo hace en dispositivos móviles, “para evitar no afrontar un futuro inevitable en el que los libros van a desaparecer”, dice que el hombre que vivirá mil años, ya nació.
“Es una afirmación de Aubrey de Grey, gerontólogo inglés. Pero está diciendo dos cosas: que empecemos a pensar que no hay límite, apuntemos a 1.000 años. Y que para vivir 1.000 no necesitamos encontrar ahora la forma, lo que requiere es que siempre estemos un paso adelante, que extendamos la vida un poquito más, de manera que tengamos tiempo de encontrar el próximo paso”.
¿Por qué habla de la necesidad de una guía para aprender a sobrevivir?
“Porque los seres humanos somos criaturas con gran resistencia al cambio. Aún cuando no nos damos cuenta nos acostumbramos a vivir la vida de cierta manera y cada vez que se presenta una novedad nos produce una gran ansiedad. Por eso el futuro en definitiva, con todos los cambios que esto genera es, un desafío de adaptación de cambio. Gran parte de la aceleración que estamos viviendo nos enfrenta a la necesidad de reinventarnos a una velocidad que no tiene precedentes”.
“No es necesario aprender a hablar inglés”
Mar, 11/08/2015 - 06:04
No es profesor pero todo el mundo lo llama de esa forma. En un acento más porteño que el barrio La Boca de Buenos Aires, Sanatiago Bilinkis explica antes de soltar una risa tímida, casi inaudible: