Un pavoroso incendio ocurrido en 1926 que arrasó con 32 manzanas y la Catedral Basílica del centro de Manizales era el principal antecedente de una crisis urbana para la capital de Caldas. Hoy, después de 8 días, esta ciudad, con más de 400 mil habitantes, vive una de las situaciones más apremiantes de su historia por la avalancha que dejó fuera de servicio la principal planta de tratamiento de agua en esa población, la ‘Luis Prieto’.
La falta de agua potable tiene a sus habitantes indignados y humillados por la ausencia de previsión de la Alcaldía y de la Empresa Aguas de Manizales que no atendió las recomendaciones hechas hace varios años y que conducían a la construcción de obras que permitieran elevar un viaducto y así evitar que la red fuera desplazada por una avalancha, como efectivamente ocurrió el pasado 19 de octubre, es decir, fue una ‘noticia anunciada’.
Paradójico resulta ingresar a la página web de la Alcaldía de Manizales y encontrar que siempre la administración se ha podido regodear con las condiciones especiales para la producción de agua: “Manizales cuenta con todos los atributos, cualidades, valores y acciones que demuestran por qué esta ciudad es la capital Mundial del Agua:
- Se tienen 15 fuentes naturales de agua que nacen en el Parque Nacional Natural de los Nevados y en la Reserva Natural de Río Blanco. El recurso hídrico es transformado en tres plantas de tratamiento para poder entregar más de 50 millones de litros de agua diariamente a los hogares manizaleños.
- Esta es la única ciudad del mundo que hace uso del agua termal en el proceso de purificación del líquido vital, garantizando la salud de los niños, jóvenes, adultos y adultos mayores.
Hoy, chorros de niños, adultos y ancianos, balde en mano, claman sedientos por el agua que suministra la Alcaldía desde carrotanques, llegados del resto del país o hacen interminables filas frente a los nacimientos que hay en la ciudad, la otrora ‘capital mundial del agua’ y la cual, seguramente hasta el año pasado, fue sede dizque del Reinado Internacional del Agua. Hecho que lleva a muchos ciudadanos a preguntarse también ¿cuánto en recursos gastaron de la contribución de los manizaleños en tales programaciones?
Como mineros en socavón, los pobladores de la capital caldense buscan el preciado líquido en sus propias laderas, mientras avanzan las obras de recuperación de la planta distribuidora en el oriente del municipio.
Entre tanto, todos los estratos invierten parte de su tiempo detrás de los vehículos que llevan el vital líquido a las esquinas barriales. Otros, con mayores recursos económicos compran bolsas de agua de 5 litros a 3 mil, 4 mil o 5 mil pesos; y unos más, adquieren a cualquier precio envases plásticos de todos los tamaños para surtirse.
Las políticas perversas de los administradores de turno no han permitido que al menos otra planta sustituta sirviera de alternativa a la colapsada en el sector de Gallinazo; “la obra en la Planta Niza "cogió con los calzones abajo" a los responsables de suministrar el agua tratada”, se oye decir en las filas.
Hace más de un año esta planta tampoco aguantó los embates del invierno y sus tuberías fueron destruidas, pero el tiempo pasó y mientras que los directivos de Aguas de Manizales abrían su portafolio de negocios a Magdalena, a Cesar y hasta a Perú, sus obligaciones fueron retrasadas a paso de tortuga, porque ni siquiera programaron turnos nocturnos para recuperar la infraestructura de la que hubiera sido parte de la solución a esta emergencia.
Tampoco la administración municipal cumplió con las obras de mitigación del riesgo frente al calentamiento global y las empresas no han sido obligadas a redoblar esfuerzos ante el cambio climático que ha castigado con terribles consecuencias como la que actualmente se padece.
Para la mayoría de los habitantes es la primera vez que en sus viviendas cumplen con su baño diario utilizando una vasija a falta de la ducha. Estudiantes de todos los niveles no pueden asistir a clases, las empresas han programado jornadas continuas, cafeterías y restaurantes han cerrado y las pérdidas económicas no pueden ser estimadas; porque sin agua es difícil hacer cálculos.
Ad portas de la elección de alcalde, gobernador, concejales y diputados en Caldas hay expectativa entre quienes han asistido como borregos a votar por los de siempre y los que conforman el grupo de abstencionistas o el llamado voto de opinión. Qué mejor escenario entonces para hacer un profundo análisis y decidir si quieren de lo mismo o cambian por quienes tienen mejores procederes inmediatos en la administración de lo público y están dispuestos a hacer las inversiones para permitir a la acosada sociedad una mejor sobrevivencia; porque además, es evidente que está sedienta de la recuperación de sus valores.