Cuando niña Adriana siempre soñó con ser locutora, mientras en algún lugar de su casa, trataba de captar las frecuencias radiales a través de una improvisada antena que instalaba con el alambre de las esponjas de limpiar ollas que encontraba en la cocina. Al poder conseguir la señal, escuchaba la música y las voces de los locutores: inmediatamente su mente se transportaba a un mágico lugar con el anhelo de estar ahí frente a un micrófono y conquistar el mundo con su voz.
Un radio era el único medio de entretenimiento en su humilde casa de madera ubicada en zona rural de Florencia, Caquetá; pese a las dificultades que predominaban allí, siempre tuvo claro lo que quería y los sueños que pretendía convertir en realidad.
Hoy, Adriana Bustos es locutora, una de las voces referentes de Tropicana, emisora de la cadena Caracol Radio, cuyo talento acompaña a los oyentes al son de la música y con la convicción de servir a la comunidad. KienyKe.com conoció su historia.
Adriana
Adriana vive apasionada por la radio, emprendedora, enamorada de Colombia y todos sus rincones, siempre entregada a sus dos hijos y las causas que atañen a la mujer, a las que siempre invita a soñar y a que nunca renuncien a su propia felicidad.
Las cálidas tierras caqueteñas la vieron nacer, hija de José y Noemí, siendo la cuarta de cinco hermanos, un hogar que le ha brindado amor, tanto así que sus hermanos la califican como: “la niña de los ojos de papá”, ya que siempre él ha estado presente para ella y la ha apoyado en su ‘capricho’ de hacer radio.
La vocación la descubrió desde muy pequeña, cualquier niña se concentraría en actividades o juegos propios de su edad, pero Adriana vislumbraba otro camino, aquellas ondas la enamoraron y jugaba simulando presentando programas; tanto así, que ponía a su pequeño hermano como entrevistado.
“Esta pasión va enlazada a lo que fue mi niñez en el campo, porque cuando tú estás en el campo, ese campo donde no hay energía eléctrica, no hay vías dignas para la comunidad, lo único que llegaba de manera clara y espectacular era la radio, lo escuchaba y le prestaba mucha atención a los locutores. Recuerdo que en aquel entonces sonaba muy fuerte el vallenato romántico de Nelson Velásquez y yo cogia a mi hermanito, lo sentaba en una piedra y le decía: “yo te voy a entrevistar y tú eres Nelson Velásquez”, y mi hermano me seguía la corriente”, contó entre risas.
Adriana empezó a cimentar esa fantasía en el colegio, allí y de manera innata se embarcó en dirigir la emisora escolar; quizá con apenas la ‘experiencia’ que su oído le inculcó escuchando las diversas programaciones que encontraba sintonizando la radio de su casa y recordando aquella frase que su mamá le promulgó alguna vez: “Si insistes con la radio, quiero que seas la mejor locutora”, sin duda, palabras que tatuaron su alma.
Escuche la entrevista con Adriana Bustos:
A la par de las actividades escolares, las entrevistas, cubrimientos y el buscar la noticia en parques, fiestas municipales y demás, se estaba convirtiendo en su diario vivir. Su talento fue descubierto gracias a que estaba cubriendo una novena de navidad organizada por la emisora Espléndida Stereo (Hoy La Caqueteña), allí participó leyendo uno de los gozos, su voz fue expuesta y el locutor quedó impresionado por la interpretación de Adriana; tanto así, que la invitó a las instalaciones de la emisora y convertía ese sueño realidad de visitar una cabina radial.
“Tenía apenas 12 años y fui a un programa llamado ‘Buenos días amor’, y me empecé como a enganchar y a enamorar de ese ‘Al Aire’, siendo yo tan pequeña ver ese aviso de ‘Al Aire’ ahí delante de mis ojos fue algo muy bonito. Esa fue mi primera experiencia en radio”, comentó.
Popularmente se dice que “nadie es profeta en su tierra”, pero el caso de Adriana es totalmente lo contrario, se destacó como locutora, periodista y presentadora en diversos medios de comunicación de la ciudad de Florencia, que así como la vio nacer, la vio crecer profesionalmente y todas las metas que se propuso en este lugar, las cumplió.
“Cada una de las cosas que soñé y anhelé allá ¡las logré! eso sí entré en algunas discordias con mi familia porque el estar en Florencia implicaba gastos y prácticamente salía a ‘regalar’ el trabajo, pero pienso que el fruto de lo que soy hoy en día fue precisamente de ese trabajo ‘regalado’ de ir a hacer transmisiones, cubrimientos y todo eso desde muy niña”, resaltó.
La ilusión
Adriana ha sido muy aplicada, obtuvo uno de los mejores puntajes de la prueba ICFES en el departamento del Caquetá, reconocimiento que le dio la oportunidad de alcanzar una beca en la Universidad del Rosario en Bogotá, una oportunidad única de conquistar nuevos lugares y retos.
Fue difícil encontrarse con la gran ciudad, un impacto muy fuerte para una joven de 17 años proveniente del campo que arribaba con expectativa y mucha incertidumbre. Se inscribió en fonoaudiología, la universidad no le brindaba la oportunidad de aplicar a la beca en un pensum relacionado con comunicación; Adriana se dedicó, se esforzó, pero se dio cuenta que no era su camino y decidió declinar.
“Siempre he dicho que Bogotá es la ciudad de las grandes oportunidades, pero me vine sola, evidentemente mis padres no podían estar conmigo. Me enamoré al año de haber llegado, me enamoré de una persona mucho mayor que yo… me convertí en mamá y ahí cambiaron mis prioridades, me enfoqué en ser mamá e hice una pausa en mis sueños”.
Samantha y Nicolás son su motor, dos hijos por los que Adriana dedica todo el esfuerzo, fruto de un amor que luego se desvaneció por el maltrato y violencia que recibía por parte de esa persona de quien alguna vez se había enamorado. Dos personitas que llenan su alma y que llegaron a un hogar con unas circunstancias que quizá no hubiera deseado.
Adriana dijo: ¡no más! a ese maltrato que como muchas mujeres en el mundo han padecido, era el momento de salir adelante, salir de ese yugo, mostrarle a sus hijos un buen ejemplo y no dejarlos intoxicar de esos malos tratos; una causa por la que la locutora ha dedicado esfuerzo en pro de las mujeres.
“Un día me levanté y dije: esto no debe ser así, cómo le voy a dar a mis hijos un hogar en medio de la amargura, cómo le voy a dar a mis hijos la imagen de un hombre que agrede a su mamá ¡ese no es el ejemplo! Yo no quiero que el día de mañana mi hijo sea un maltratador y que mi hija se deje violentar”, expresó.
Tomó fuerza, respiró, y con valentía se desligó de ese amargo capítulo que escribió parte de su vida, y a partir de ahí, se abrieron todas las oportunidades para materializar sus sueños. Volvió a su tierra, se destacó en los medios de comunicación de la región y empezó una nueva vida junto a sus pequeños.
“Yo le pregunto a las mujeres: ¿qué son los hijos, una excusa para no hacer sus sueños realidad o un motivo para hacerlos realidad? En mi caso fue un motivo, me levantaba todos los días a hacer radio y así materializar lo que siempre había querido”, afirmó.
Los rumbos
Adriana Bustos se convirtió en voz e imagen representativa del Caquetá, feliz de lo que estaba realizando y los frutos conseguidos hasta el momento, sin embargo, quería más, sintió la necesidad de buscar otros rumbos para brindarle un mejor futuro para su familia. Llegó a la ciudad de Medellín “con una mano adelante y otra atrás” junto a sus hijos, allí los recibió su hermano quién le ayudó conseguir trabajo atendiendo mesas en una panadería.
Entre café, pan, tortas y clientes, seguía convencida de sus sueños, dejó un lado el glamour que a veces permite el trabajo en medios, pero creía firmemente que este era un sacrificio y un paso para poder alcanzar logros más grandes.
“Lloré el primer día que llegué ahí y pensaba: ¿Dios, qué quieres conmigo? me estás poniendo aquí, me estás quitando mi maquillaje, mis aretes, mis accesorios para ponerme un uniforme, pero decía mi mamá: “el mismo fuego que derrite la mantequilla le da temple al hierro”, y ahí estuvo el temple”, recuerda.
Adriana buscaba y tocaba la puerta de los locutores en Medellín, sólo uno contestó y la invitó a presentar un casting, sin embargo, no tuvo el final esperado. A la par de su trabajo, era la líder del club de fans del cantante Yeison Jiménez en Antioquia, realizando convocatorias, acompañamiento a eventos del artista y sus seguidores. Un día en un evento de estas características organizado por la emisora Tropicana, ella tenía todo listo para que los fans recibieran al cantante en un centro comercial, pero ninguna persona de la emisora se hacía presente, luego llega el director de la misma y Adriana se le presenta, un momento que terminó ser definitivo para su vida, mostrando capacidad y talento ante un personaje clave con el que pudo intercambiar contacto.
Pasaba el tiempo, en la panadería le iba bien, pero siempre con el sueño intacto. Un día se animó a escribirle al director de Tropicana, y para su sorpresa, este la andaba buscando pero no encontraba su número, ya que la emisora requería un locutor para cubrir unas vacaciones, y sin dudarlo, Adriana aceptó. Presentó la debida prueba frente al micrófono mencionando una invitación a los oyentes a que visitaran la página web de Tropicana. De inmediato, aprobaron su intervención y fue aceptada para ingresar a Caracol Radio y cubrir esas vacaciones.
“Arranqué ese proceso con Caracol Radio y terminé haciendo vacaciones durante un año”, contó Adriana entre risas.
Consolidación
Atrás iban quedando los momentos difíciles, noches en los que Adriana no cenaba por dejarle todo a sus hijos, ese amor incondicional que solo una madre sabe y entrega pese a la adversidad. Día a día se consolidaba en Tropicana Medellín, el talento y las ganas fluían; la vida mejoraba.
Caracol Radio entra en un proceso de cambio a nivel nacional y Rey Barrios, director de emisoras musicales de la cadena, la convoca para que haga parte de la nómina de talentos de Tropicana en Bogotá; una oportunidad que estaba esperando desde que tenía uso de razón. Bogotá nuevamente tocaba su puerta. Sin embargo, Adriana se sentía agradecida y estable en Medellín, tanto así que rechazó en varias ocasiones esta propuesta. Su talento era tan valioso que en la capital estaban desesperados por tenerla. Finalmente empacó maletas, pero más que maletas, sueños, esos mismos que desde pequeña se había proyectado a cumplir.
“Luego de cuatro llamadas ya lo pensaba, es evidente que cuando a ti te ofrecen unas excelentes condiciones que eran ideales para darle a mis hijos lo mejor. Si hubiera estado sola en ese momento yo me quedaba en Medellín porque yo digo: ¡caqueteña de nacimiento pero paisa de adopción! esa tierra me dio todo y le agradezco todo a Medellín, el calor de la gente, el cariño, Caracol Radio Medellín; y en medio de lágrimas duré casi 15 días llorando mi decisión de irme para Bogotá”, recordó.
Llegó nuevamente a Bogotá, una ciudad explosiva que ha sabido conquistar y cosechado una credibilidad importante entre sus oyentes. Siempre fiel a hacer las cosas de la mejor manera, deja su sello en cada salida al aire con propósito y en servir a las personas, su bandera: la mujer: “Soy la mujer que escucha a las mujeres”, sentencia.
Para Adriana, la radio y el hecho de comunicar no debe solo quedarse en palabras o canciones que simplemente se las lleve el viento, sino que debe marcar diferencia, ser un puente para ayudar a la comunidad y ofrecer un grano de arena para la construcción de sociedad.
“Locutores hay muchos, lo mismo que cantantes, actrices, artistas, hay muchos y todos perseguimos un sueño, pero hay que buscar en qué hacemos la diferencia y creo que encontré en servirle a la gente esa diferencia. Adriana es una mujer que se identifica con mujeres, no es una locutora de radio musical y ya, sino que es una mamá, mujer y alguna vez, madre cabeza de familia”, resaltó.
La frecuencia del amor
La radio significa todo para Adriana, le ha brindado grandes satisfacciones personales y profesionales, le ha permitido realizar lo que siempre anheló, le ha dado el bienestar a sus hijos y como esos caprichos indescifrables del destino, también encontró el amor.
En Tropicana Bogotá se sintonizó con Ricardo Ramírez, más conocido como ‘RyR’, un destacado locutor que quedó ‘flechado’ con su encanto, un hombre que se ha convertido en su gran apoyo y que le ha brindado un color especial a su universo. Adriana no creía en el amor, no era optimista que una persona pudiera abrirle el corazón y además, el de sus hijos; pero se animó y lo conquistó. Algunos la cuestionaron, pero eso no importó.
Sin duda, es la pareja por excelencia de la radio colombiana, trabajan gran parte del tiempo juntos. En sus transmisiones reflejan lo que son como pareja: un equipo. Dos personas que han forjado un hogar lleno de amor, calor, respeto y todo bajo los designios de Dios. Los dos cumplen sus anhelos profesionales, viajan, disfrutan, comparten, educan y se quieren; ‘RyR’ llegó al corazón de Adriana como esa cura que ha sanado las heridas de un corazón que en el pasado sufrió y lloró, pero ahora, adorna todo su ser.
“Ambos coincidimos en que es un privilegio para mi tenerlo como compañero de trabajo y él tenerme a mí como compañera de trabajo porque nos apoyamos, nos respaldamos y cuando hay amor y hay respeto, no hay posibilidades de que te aburras de la otra persona”, afirmó.
Los anhelos
Adriana Bustos quiere crecer, sueña con dirigir, coordinar y engrandecer su nombre en el espectro radial, enfocándose en una radio de servicio, una radio que apoye a todo el que lo necesite y se convierta en una mano amiga para lograr grandes cosas.
Anhela ser la mejor mamá posible, ver crecer a sus hijos, fortalecerlos, que triunfen y guiarlos para que se conviertan en grandes personas desde el amor y los valores. Fortalecer ese vínculo con ‘RyR’ y seguir caminado de su mano según los designios que la vida los vaya llevando.
Seguirá llevando las banderas de la mujer a través de su voz, escuchándolas, luchando por sus derechos y velando porque no se cometan aquellas injusticias de la que tristemente son víctimas, impulsarlas a que cumplan sus sueños y construir esa radio que aporte a una mejor sociedad.
Ella es Adriana Bustos, mujer, mamá, esposa, locutora, compañera, que es fiel reflejo de que los sueños se pueden alcanzar a pesar de los obstáculos y adversidades que se puedan presentar: “Antes de poder alcanzar nuestros sueños, necesitamos poner los pies bien puestos sobre la tierra”, afirmó.
