Óscar Naranjo nunca conoció la voz de su madre y ella jamás ha escuchado la de su hijo. Cuando lo tenía en el vientre, a los cinco meses de embarazo, a Belisa le diagnosticaron una enfermedad que la dejó sordomuda y los médicos no pudieron curar. Ambos llevan 18 años comunicándose con señas. Por eso hoy, ante millones de televidentes, Óscar no deja de mover en el aire sus manos huesudas mientras su rostro dibuja una mueca de mimo triste.
Este joven que despierta odios y risas en el reality ‘Protagonistas de Novela’ nació en Chinú (Córdoba), la tierra del famoso sombrero vueltiao, donde muchos de sus pobladores son indígenas descendientes de los Zenú. Su pelo rojo es herencia de su familia materna, su gusto por la actuación no viene de ninguna parte.
Desde pequeño, Óscar fue un niño solitario apegado a su mamá. Su infancia estuvo atravesada por un continuo maltrato de otros niños. En una ocasión, mientras cursaba décimo grado, sus compañeros de colegio le bajaron los pantalones en clase de educación física y, para desgracia de Óscar, es día llevaba puestos unos calzoncillos llenos de rotos. Humillado, decidió abandonar el colegio y dedicarse a actuar.
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Al lado de su madre, construyó un mundo de fantasía. Soñaba con ser actor e inventaba largos monólogos que luego recitaba en el patio de su casa o en su cuarto. Su tía Rosiris Naranjo recuerda verlo gritar, llorar, enfadarse cuando practicaba. Él era; el bueno, el malo y el feo. Todos los personajes. Trataba de aprender imitando a los actores que veía en las telenovelas pues nunca tuvo clases de actuación.
Pintaba las paredes de su cuarto de colores y de ellas colgaba pétalos de rosas, papeles con poemas y escritos. Dormía en la habitación con su mamá en camas gemelas. Su padre nunca lo reconoció, pero según cuenta Rosiris, cuando Óscar apareció en televisión, su actitud cambió. De repente, el hombre quería acercase a él, lo mismo ocurrió con sus abuelos paternos.
Óscar siempre quiso participar en ‘Protagonistas de novela’ pero su corta edad se lo había impedido. Este año, luego de cumplir la mayoría de edad, pidió prestada una maleta, empacó un par de pantalonetas, dos camisetas y unos viejos zapatos y partió a Cartagena, a donde su tía Rosiris, para presentarse a las audiciones.
Óscar y su padre, quien llegó sorpresivamente al programa, el día de la eliminación del concursante.
Rosiris asegura que Óscar es un joven muy particular. Cuando llegó a Cartagena, donde su tía lo recibió como un hijo más, nunca había ido a una discoteca, no se le conocían amigos, menos novias o novios. Vivió siempre encerrado, huyéndole al sol para conservar su piel blanca. Rosiris no sabe si su sobrino es o no homosexual, pero asegura que Óscar le dijo: “Yo quiero tener mi esposa, mis hijos”, y otro día aseguró: “Dios no bendice a los homosexuales”. En Tuchín, Óscar iba a una iglesia cristiana. Allí recitó en una ocasión uno de sus monólogos.
Un sicólogo le dijo a Rosiris que Óscar era como un niño de 12 años. “Llora todo el tiempo”, dice. Le tiene pavor a las mariposas. En una ocasión, una prima le puso una en su cuarto, y al verla, el joven huyó gritando: “me va a comer, me va a comer”. En la casa estudio de RCN lo hace todos los días, y acompaña sus sollozos con llantos y movimientos bruscos, gritos y pataleos.
Pero quizás el episodio más angustioso que vivió ocurrió durante las audiciones. Acostumbrado a andar en sandalias o descalzo, Óscar solo tenía un par de zapatos que dormían en su closet y jamás se ponía. Un rato después de calzárselos, los zapatos se quebraron como si fueran de galleta. Con la cara de angustia que los colombianos ya conocen, llamó a su abuela para que le enviara unos nuevos. Belisa, entonces, le compró unas sandalias. Su angustia fue mayor.
No solo llora durante las pruebas sino también en la vida real. Los jueces le han criticado esta conducta.
En su primera audición, en Cartagena, se hizo llamar ‘el camaleón’ e interpretó una dramática escena en la que representaba a varios personajes. En Barranquilla logró su cupo para entrar a la casa estudio. Fue uno de los 16 escogidos.
Antes de llegar al programa, Óscar presentó un programa en un canal de su región y trabajó en una emisora de Montería. Al entrar a la casa estudio su vida cambio de manera radical. Pasó de dormir con su mamá a vivir con un montón de desconocidos que al mismo tiempo eran sus rivales. Sus problemas de convivencia se hicieron visibles desde el comienzo. Dos semanas después se convirtió en el segundo eliminado del programa. Entre lágrimas y un hablar enredado, abandonó el programa en una camioneta blanca.
Sin embargo, ese no fue el fin de su historia en el reality. Una semana después, por una situación fortuita regresó. Una de las participantes, Diana Cano, resultó embarazada, pero para evitar algún problema que interrumpiera su embarazo, los productores del programa la pusieron a escoger a uno de los eliminados para que la reemplazara. Eligió a Óscar.
Este joven cordobés, que se identifica como ‘El joven Manos de tijera’, el personaje del cine que representó Johnny Depp, lleva más de un mes en el programa. Se ha convertido en una de las atracciones por su particular forma de ser. Ha protagonizado fuertes peleas con varios concursantes, especialmente con Manuela Gómez, su mayor enemiga. Hace unos días entró con un cuchillo de cocina a una de las habitaciones de sus compañeros mientras ellos dormían. Comenzó a actuar como un personaje de novela, mientras movía el cuchillo en el aire. Luego se disculpó y afirmó que lo había hecho dormido, sonámbulo. De nuevo se convirtió en el principal candidato para ser amenazado por convivencia y salir de la casa.
En las calles de su natal Chinú, Óscar solía pavonearse mientras la gente lo miraba con desdén. En ‘Protagonistas de nuestra tele’, a pesar de sus llantos y pataletas, está dispuesto a aguantar cuanto sea con tal de volverse un actor famoso.
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