El Black Metal tuvo sus orígenes en las bandas pioneras del metal extremo que tuvieron su desarrollo más puro durante la década de los 80: Venom, Bathory, Hellhammer. ¿Qué tenían en común estas bandas? ¡Que todas habían sido sacadas de su propio mundo! Ya se habían alejado de la estructura del blues que todavía conservaba, por ejemplo, Black Sabbath; tomaban lo más pesado del punk y todavía no se enmarcaban en una categoría específica del metal, pero habían bebido de Motorhead, Iron Maiden y toda la NWOBHM (Nueva Ola del Heavy Metal Británico).
Curiosamente, la primera vez que se habló de ‘Black Metal’ fue en 1982 cuando la agrupación británica Venom (que estará en el KnotFest de este año en Bogotá) publicó un álbum con ese nombre. Esa, sin dudas, fue una de las semillas que, a finales de esa década comenzaría a germinar con especial fertilidad en Noruega. Mayhem, Burzum, Sabbat, Parabellum, Sarcófago fueron algunos nombres clave en el desarrollo del género.
En Colombia el metal tenía su propio desarrollo. Como en todo, se emulaba en parte lo que creaban bandas del extranjero, pero con una porción importante de componentes locales, los cuales se manifestaban a través de líricas, técnicas, estilos y fusiones. Sin embargo, es válido anotar que el metal extremo ha tenido siempre un carácter global por cuanto no responde al folclor específico de ningún país.
Vea cómo es una noche de Black Metal en Bogotá
En 1989 Cali, Valle del Cauca, vio nacer a Inquisition. Jason Weirbach, quien es conocido como ‘Dagon’ (homónimo de un cuento de H.P. Lovecraft), fundó la agrupación inspirado, primero, en bandas clásicas de Thrash Metal como Kreator, y después en el Black Metal más primitivo y salvaje proveniente de países tan disímiles como Suiza, Noruega, Brasil, Japón o Rusia.
Anxious Death, Into the Infernal Regions of the Ancient Cult, Invoking The Majestic Throne of Satan, Magnificente Glorification of Lucifer, Nefarious Dismal Orations, Ominous Doctrines of the Perpetuals Mystical Macrocosm, Obscure Verses for the Multiverse, Bloodshed Across the Empyrean Altar Beyond the Celestial Zenith y Black Mass for a Mass Grave componen la parte más importante de la discografía de la banda, que tiene apenas dos integrales (en la batería está Thomas Stevens, más conocido como Incubus).
El pasado 16 de octubre, con una pandemia en medio y tras años de trabajo y espera, Inquisition volvió a pactar una cita con Colombia. Estuvieron en Cali, Medellín, Sogamoso, Pasto, Bucaramanga antes de cerrar en Bogotá. ‘Almas para la misa negra’ fue el nombre con el que bautizaron al evento en que también tocaron las bandas bogotanas Black Terror y Templa In Cinere y la agrupación caleña Mephyztophel.
Al evento llegaron 1.400 almas, almas para una misa negra que transcurrió en completo orden, con la alegría de los seguidores del género, algunos de los cuales son también miembros en bandas en proceso de expansión.
Y es que el Black Metal ha tenido en Colombia una historia especial. Aunque no es parte del ‘mainstream’, el género ha gestado a bandas como Nebiros, Dantalian, Luciferian, Infernal, Vobiscum Lucipher, Cabra Negra, GOC, Lamentaciones, Erzebeth o Pheretron. Ya lo dijo el historiador español Salva Rubio en su ensayo ‘Metal Extremo, 30 años de oscuridad (1981-2011)’:
“Seamos optimistas y disfrutemos este gran momento que vive actualmente el Metal Extremo, esperando que dure mucho tiempo. Por lo menos sabemos que, cuando la marea cambie y su popularidad decaiga, existe un underground que lo mantendrá vivo el tiempo necesario”.
