
En el imaginario de millones de colombianos, hay una imagen que no se borra: Jorge Barón en un escenario, brazo en alto, saludando al público con su inconfundible energía. Pero detrás de esa figura icónica de la televisión nacional hay un niño curioso, un joven emprendedor y un hombre que, con disciplina y fe, logró recorrer el país llevando alegría a cada rincón. Esta es la historia de cómo un muchacho de Ibagué se convirtió en leyenda.
Infancia en Ibagué: el origen de un soñador
Jorge O’Barrón —conocido por todos como Jorge Barón— nació en Ibagué y creció en el barrio Posada Cuéllar, “cerca al cementerio”, como recuerda entre risas. Su madre tenía una pequeña tienda llamada La Última Lágrima, y allí empezó a despertar su curiosidad por los negocios.
“Mi infancia fue como todo niño… estudiaba en la escuela del barrio y ayudaba en la tienda. Pero viendo trabajar a mi mamá y a mi papá nació mi inclinación por los negocios”.
Acompañaba a su padre, conductor de camión, en viajes a Cali y Medellín, experiencias que, según él, anticiparon sus futuros recorridos por Colombia con el Show de las Estrellas. Desde pequeño fue creativo: en agosto vendía cometas y, al acabarse la temporada, montó un servicio de alquiler de historietas para quienes hacían fila en el teatro Tolima.
“Con eso me ganaba unos pesitos. Incluso conservo el primer medio peso que me gané, como símbolo del trabajo y el ahorro”.
Sus padres le inculcaron valores que marcaron toda su vida: perseverancia, honestidad y disciplina. “Mi mamá era muy emprendedora. Mi papá empezó como conductor y terminó como gerente de una empresa de transportes. Murió joven, a los 48 años”, recuerda con nostalgia.
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El último recuerdo y una lección para los jóvenes
La última vez que vio a su padre fue durante los Juegos Nacionales en Ibagué. Jorge transmitía desde una unidad móvil de televisión cuando vio a su papá entre la multitud. Poco después, un infarto lo sorprendió.
“Estábamos un poquito distanciados… cosas de juventud que siempre recuerdo y quisiera borrar. A los jóvenes les digo: respeten y cuiden a sus padres. Primero Dios y luego sus padres”.
Ese episodio marcó profundamente su vida. Desde entonces, dice, cada proyecto importante lo emprende “pidiéndole orientación” a su padre.
De la radio a Bogotá: los primeros pasos
A los 14 años empezó en la radio local de Ibagué, donde hacía de todo: locutor, control, transmisorista y recepcionista. Ese oficio lo formó. Soñaba con ser diplomático, y al llegar a Bogotá para estudiar tuvo que adaptarse al clima frío y a la escasez.
“Mi equipaje eran dos camisas de manga corta y dos brullines. Soñaba con ser embajador, pero el dinero se acabó y tuve que comenzar a trabajar en la radio”.
Pasó por La Voz de Colombia y emisora 1020, donde nació El Show de Jorge Barón y su estrella invitada, un espacio que pronto abriría las tardes dominicales antes del fútbol. Allí entrevistó a Leonor González Mina, “La Negra Grande de Colombia”, marcando el inicio de un legado.
El nacimiento del Show de las Estrellas
En 1969, Jorge Barón llevó su formato de la radio a la televisión. El 24 de mayo presentó el primer programa con Demetrio y Felipe, Los Tolimenses. Al principio, se disfrazaba de distintos personajes por falta de vestuario. De allí nació “Jorgito”, el portero que hoy es parte de la identidad del show.
“Al principio era El Show de Jorge Barón y su estrella invitada, pero luego lo cambié por El Show de las Estrellas, porque realmente el show lo hacían ellos, las estrellas”.
A lo largo de los años, el programa tuvo varios formatos: desde presentaciones con orquesta en estudio, pasando por recorridos por todo el país, hasta transmisiones con artistas internacionales. Con el tiempo, logró liderar la sintonía nacional y se consolidó como un ícono de la televisión colombiana.
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Embajador de la música colombiana y la televisión a color
En los años 70, Barón producía Embajadores de la música colombiana, transmitido a color en Estados Unidos cuando en Colombia aún se veía en blanco y negro. Gracias a su gestión, el Congreso colombiano pudo ver imágenes a color en pantallas traídas por los estadounidenses, lo que influyó en la decisión de adoptar el sistema NTSC.
“Nosotros llevamos mis equipos al Congreso y los congresistas se vieron a todo color. Eso impactó mucho… y Colombia adoptó el sistema NTSC”.
Encuentros con artistas que marcaron su vida
Como DJ en la radio, Jorge admiraba a figuras como Antonio Prieto, Rafael, Enrique Guzmán y César Costa. Muchos de ellos pasaron por su programa.
“Miguel Aceves Mejía fue el primer artista que anuncié en la radio. Años después lo tuve en mi programa. Le dije: ‘Usted fue la primera persona que participó en mi actuación en radio’”.
Estas experiencias consolidaron su papel como puente entre la música latina y el público colombiano.
Reconocimientos y legado cultural
A lo largo de su carrera, Jorge Barón ha recibido múltiples reconocimientos, entre ellos la Cruz de Boyacá y un Guinness Records como el presentador más longevo de un programa musical de televisión.
“El Show de las Estrellas me ha dado grandes satisfacciones. Es el programa consentido. Ha recorrido el mundo y ha mantenido viva mi empresa”.
Su aporte va más allá de la pantalla. Con El Show de las Estrellas ha visitado más de 820 municipios, llevando música, cultura y televisión a lugares donde antes solo llegaban noticias de tragedias.
“Acercamos al pueblo a la televisión. Llevamos cultura, alegría y mensajes de paz. La música es patrimonio de la patria”.
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El mayor logro: la familia y el trabajo
Más allá de la televisión, Jorge Barón destaca a sus hijos como su mayor patrimonio. Todos llevan su nombre —Jorge Luis, Jorge Liser, Jorge Andrés, Jorge Eduardo— aunque siguieron caminos distintos.
“Lo importante es tener fe, metas claras y trabajar duro. Yo tengo 77 años y sigo con el mismo ímpetu de siempre”.
Su consejo a los jóvenes es simple y poderoso: disciplina, honestidad, confianza en Dios y en uno mismo. “A veces hay caídas, pero nos tenemos que levantar y seguir con entusiasmo”.
Una vida dedicada a la televisión y al país
La historia de Jorge Barón es la de un niño emprendedor que se convirtió en pionero, presentador, productor y símbolo de la televisión colombiana. Es también la historia de un país contado a través de la música y la pantalla, de escenarios improvisados en plazas públicas y de aplausos que todavía resuenan.
“Siempre me he calificado como un obrero de la televisión. Produzco, presento, vendo… como al principio en la radio. Gracias a eso, he podido ganarme un espacio en los medios de comunicación”.