
El lunes 8 de septiembre se conoció la filtración de un video íntimo que involucra a la modelo venezolana Isabela Ladera y al cantante colombiano Beéle, generando una ola de reacciones en redes sociales. Este episodio marca un nuevo capítulo polémico en la vida del artista, quien este año ha tenido que aclarar públicamente otros asuntos legales relacionados con su expareja y madre de sus hijos, Camila Rodríguez.
La filtración del video, que se viralizó rápidamente, provocó la reacción inmediata de Ladera. En un comunicado publicado en sus redes, la creadora de contenido calificó el hecho como “una traición profunda, un acto de violencia digital y una revictimización”, señalando que únicamente ella y Beéle tenían acceso al material. “Esta misma persona decide exponerme públicamente de la forma más baja”, afirmó, visiblemente afectada.
La influencer añadió que se encuentra “profundamente devastada” por la exposición de un contenido privado, que consideraba parte de su intimidad, y destacó que el daño afecta también a su familia y círculo cercano. “Este acto no solo vulnera mi privacidad, sino que atenta contra mi dignidad”, escribió, al tiempo que criticó el silencio de Beéle como una forma más de revictimización.
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Ladera hizo además un llamado de atención sobre cómo este tipo de situaciones afectan emocionalmente a las mujeres, especialmente cuando son objeto de burlas, juicios y violencia digital.
Por su parte, la defensa de Beéle, liderada por Víctor Mosquera Marín Abogados y DMR Law LLC, emitió un comunicado en el que rechaza categóricamente la circulación del video y asegura que el cantante no filtró ni participó en su divulgación. El equipo legal informó que se han iniciado acciones legales en Colombia y Estados Unidos contra quienes resulten responsables de la obtención y difusión del material, incluyendo notificaciones DMCA, órdenes de “takedown” y preservación de pruebas digitales.
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El comunicado también solicitó a periodistas y medios de comunicación abstenerse de reproducir o describir el contenido, recordando que su difusión constituye una forma de violencia digital. “Beéle también es víctima de la vulneración de sus derechos más fundamentales”, concluyeron, reafirmando el compromiso de usar vías legales para la defensa integral del artista.