Parece que a lo largo de la historia el pueblo hipnotizado por los brebajes malditos de la narco subversión, ha premiado sistemáticamente a sus más cruentos y sediciosos representantes. Es evidente que uno de los casos más representativos de esta locura es el caso de Petro, quien habiendo hecho parte de un grupo criminal narcoterrorista ha ocupado las más altas magistraturas del Estado, hasta llegar a ostentar la dignidad de la Presidencia de la República. Esto desde lo jurídico, como lo he expuesto varias veces, es un oprobio y desde lo político, social y económico, el peor desatino vivido en nuestra historia democrática. Y lo más grave es que siguen eligiendo a estos maleantes, como si estuvieran embrujados y como si el juicio sano, la razón y un mínimo de sentido común, les hiciera falta.
No podemos olvidar que, en 1989, el juzgado 30 de instrucción criminal, presidido por Uriel Alberto Amaya, intentó llevar a juicio a los principales comandantes del M-19, incluyendo al hoy presidente Gustavo Petro. En un acto de meridiana claridad y sensatez jurídica, el operador incluyó al sátrapa en la lista de rufianes a quienes se responsabilizó por el holocausto del Palacio, quien no obstante estar preso en ese momento, era miembro activo y, - orgulloso hasta hoy-, de esa despreciable bandola delincuencial. En ese momento, el juez Amaya, acusó a Petro, así como a otros facciosos del M-19, como Carlos Pizarro, Antonio Navarro Wolf, Otty Patiño, Vera Grabe, Everth Bustamante y Rosemberg Pabón. Fueron muy bien acusados por los delitos de rebelión, homicidio, tentativa de homicidio, secuestro y falsedad.
Esos delincuentes no estuvieron de cuerpo presente en la toma, pero el juez, en un acto con sentido jurídico y validez judicial, los mencionó como instructores, (hoy determinadores), del hecho registrado entre el 6 y 7 de noviembre de 1985, asegurando que todos los mandos del M-19 tenían responsabilidad en lo registrado. Reza un fragmento de la providencia de marras, que: “Estos miembros del M-19 plenamente identificados, que tenían para la época de los hechos una capacidad funcional de decisión, son autores mediatos del hecho punible de rebelión, y coautores mediatos de los punibles conexos con aquel, en la forma vista, y con base en las consideraciones jurídicas expresadas”. Cómo duele leer este expediente y saber que ese delincuente perpetrador de crímenes de Lesa Humanidad y violador sistemático de los DDHH y el DIH, hoy sea el presidente de Colombia. Para mí como jurista y patriota republicano, es inconcebible e inaceptable. Esto, sin describir lo que siento como víctima.
Pero como nada de esto tiene resguardo en las consciencias, si es que se les puede llamar así, ni en las memorias de algunos colombianos y le siguen creyendo a ese remedo de presidente, para conmemorar los cuarenta años de esos macabros días de noviembre del 85, el dictadorzuelo con ínfulas imperiales tuvo a bien dar una bofetada más a las víctimas; muy a su estilo. Salió a decir que lo del M-19 al materializar aquella masacre fue una “genialidad”. Solo escribirlo casi me causa erisipela.
Cuenta Blue Radio, que Petro hizo una visita hace unos meses a la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, cuando el magistrado Gerson Chaverra era el presidente de la corporación. En la oficina del magistrado Chaverra existe un cuadro alusivo a la toma del Palacio de Justicia. Según fuentes, Petro se detuvo a mirar la obra y, dirigiéndose al entonces presidente de la Corte Suprema, exclamó que la toma fue "una genialidad y un acto de insurrección del M-19".
Por esto y por más, en hora buena, en un tono categórico, pero con altura, el Dr. Manuel Gaona Bejarano le dedicó estas cortas pero contundentes manifestaciones al mandatario, en su cuenta de X: “Señor presidente Petro, no persista en sus desatinos que devienen irremediablemente en su perjuicio. ¡Usted mejor que yo lo sabe! ¡Sus inveterados y ahora desesperados deseos por distorsionar la verdad de los hechos hablan por sí solos! Sí! en efecto, yo siempre, y aún lo sostengo firmemente, he culpado del magnicidio de mi padre, el eximio magistrado Manuel Gaona Cruz, no sólo al grupo narcoterrorista del cual usted hizo parte, sino también al ejército de entonces, no por virtud de declaraciones editadas sobre mis hallazgos, sino con base en el incólume y contundente acervo probatorio que hoy y siempre mi familia y yo, y en particular mi hermano J. Mauricio Gaona y mi hermana Juliana Gaona, a quienes respeto, admiro y apoyo profundamente, han ejemplar y explícitamente dilucidado pública y judicialmente en escenarios de sumo escrutinio jurídico e histórico, extraños a su razón y proceder! ¡Lo invito y conmino entonces a que no se equivoque conmigo, y haga de su indemnidad e inexorable culpa delictiva un bacanal más! La verdad histórica y la memoria colectiva de la nación que el ilustre jurista y magistrado doctor Nilson Pinilla y sus honorables colegas proclamaron es un indeleble y perenne recordatorio de su ignominia y la de sus secuaces, la cual indefectiblemente se avallasará sobre usted. Manuel Gaona Bejarano, el primogénito de Manuel Gaona Cruz, le escribe Señor Presidente!”
Plausible y certero el golpe de Gaona al bandido Petro. Como dirían ahora, “lo peinó” y de qué manera. El texto es tan bueno, la confección de las oraciones tan alta y el uso del castellano tan acertado, que dudo mucho que el destinatario lo hubiera entendido; he ahí otro inconveniente: la profunda ignorancia en la que está sumido ese sujeto.
Sin embargo, hoy la realidad y la historia bajo el sufragio de algunos irracionales, lo tienen morando de manera indigna, -a título del peor inquilino, - otro Palacio que de a poco está incinerando y llenando de coca, el de Nariño.
Abrazo cálido. Seguimos trabajando y aguantando. Falta poco.
@muiscabogado
