
Con pasos lentos y rostros demacrados, los primeros autobuses de la Cruz Roja comenzaron a llegar este lunes al Hospital Nasser de Jan Yunis, al sur de Gaza. Dentro de ellos, más de mil palestinos detenidos durante la ofensiva israelí volvían a casa después de más de dos años de cautiverio.
La multitud los recibió entre gritos, llanto y abrazos. En los muros del hospital, aún marcados por los bombardeos de agosto, se mezclaban el polvo, las banderas y las lágrimas. “Me detuvieron en el hospital Kamal Adwan. Fui el único periodista allí”, contó a EFE Islam Ahmed, que perdió 30 kilos durante su reclusión. “Los golpes y la humillación eran constantes”, relató con una sonrisa temblorosa.
Un símbolo del fin de la guerra
El arribo de los detenidos fue recibido como uno de los primeros signos del fin del conflicto, que devastó Gaza por más de dos años. Entre los recién liberados había ancianos, mujeres y menores de edad. Todos vestían los mismos chándales grises del Servicio de Prisiones de Israel, la mayoría pálidos, desnutridos y exhaustos.
Al abrirse la puerta de uno de los autobuses, los voluntarios del Comité Internacional de la Cruz Roja cargaron en brazos a un preso inconsciente. Otros bajaban tambaleantes, sostenidos por familiares. Algunos niños trepaban sobre los hombros para divisar a los suyos entre la multitud.
Detenciones sin cargos y testimonios de abuso
Según la asociación de prisioneros Asra, 1.718 personas fueron liberadas en total, la mayoría detenidas sin cargos ni juicio bajo el sistema de “detención administrativa” israelí.
Entre ellas había cinco menores y dos mujeres, una de ellas Silham Abu Salem, de 71 años.
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La Comisión de Asuntos de los Detenidos y Exdetenidos denunció que muchos de los prisioneros presentaban “claros signos de tortura física y psicológica”, incluso momentos antes de su liberación.
Juma Said Hamdine, de 38 años, abrazó a su hijo entre lágrimas mientras describía los meses de cautiverio. “Pasé cuatro meses con las manos atadas y los ojos tapados. Dormíamos tres horas por noche y si alguien se dormía fuera de horario, lo golpeaban”, relató.
“Hoy nací de nuevo. Mi nuevo cumpleaños es el 13 de octubre de 2025”, añadió, con la voz quebrada.
El rostro de los ausentes
Entre los liberados no se encontraba Hussam Abu Safiya, director del hospital Kamal Adwan, considerado uno de los detenidos más valiosos por Israel. “Cuando iban a liberarnos, un oficial israelí le dijo: ‘Perdón, pero te quedas detenido’”, contó Islam Ahmed.
Su ausencia fue uno de los momentos más comentados de la jornada, recordando que el canje de rehenes aún deja a cientos de palestinos en prisión.
Un retorno que no borra las cicatrices
El canje de prisioneros, enmarcado en el acuerdo humanitario tras el alto el fuego, permitió el regreso de miles de gazatíes a sus comunidades, pero también expuso las secuelas físicas y emocionales de la detención. En las calles de Jan Yunis, la gente los llama “los sobrevivientes”.
Aunque vuelven a sus casas, muchos lo hacen sin trabajo, sin salud y sin justicia.