La crisis económica del veintinueve empujó a los Estados de América Latina a mirar hacia adentro, imponiéndose el modelo de sustitución por importaciones, dicho modelo responde al cambio de las relaciones económicas internacionales dándole prioridad a un modelo de desarrollo que tiene sus orígenes en la teoría de la dependencia.
Al cambiar la dinámica de las relaciones económicas, el Estado adquirió un papel distinto que se fundamentó principalmente en la regulación del libre comercio, con políticas fiscales por ejemplo de altos aranceles a la importación. El Estado asumió la dirección fiscal y administrativa de los países denotando un protagónico papel en políticas tributarias, fiscales y cambiarias.
El panorama económico en la década de los sesenta del siglo XX describía economías internas desiguales, con pronunciadas diferencias regionales en infraestructuras, transportes y vías. El modelo comenzó a fallar, en la medida que no lograba satisfacer las necesidades de la población, la devaluación de la moneda provocó la caída de las exportaciones y se redujeron los salarios y sueldos internos generando una crisis social y económica.
Fueron pocos los países que experimentaron crecimiento económico y aunque emergieron nuevos actores (como los sindicatos) que interactuaban en la toma de decisiones entre el Estado y los empresarios, no se logró superar la crisis y el modelo desgastado de desarrollo generó las condiciones necesarias para que el Estado fuera direccionado por una oleada de dictaduras que afectaron la gran mayoría de los países latinoamericanos. El Estado perdió su papel como articulador y se convirtió en dictador; las relaciones con la sociedad civil y algunos movimientos organizados se vieron totalmente afectadas dejando en desventaja a la democracia.
Luego de entradas las dictaduras, en la década de los ochenta se comenzaron a ver las primeras reflexiones sobre la re-articulación entre la sociedad civil y el Estado. Las principales discusiones se dieron en torno al énfasis del pensamiento de nuevos movimientos sociales y su relación con el proceso democratizador y descentralizador.
Las transiciones hacia la democracia en Latinoamérica han puesto en el camino la amenaza de los militares y la crisis económica. Es reconocible la década del ochenta y el periodo de la postguerra como una década perdida para el desarrollo económico de la región. Dicho crecimiento (económico) fue de naturaleza concentradora y excluyente, con tendencia a empeorar la distribución del ingreso y a reforzar la desigualdad social. Podríamos pensar que la crisis económica llegó acompañada de una serie de obstáculos a los que tuvo que enfrentarse la democratización.
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Economía en crisis y dictaduras
Lun, 09/01/2012 - 07:21
La crisis económica del veintinueve empujó a los Estados de América Latina a mirar hacia adentro, imponiéndose el modelo de sustitución por importaciones, dicho modelo responde al cambio de las r